A diferencia de 2022, los alemanes ya no tienen miedo de pasar frío en invierno por no recibir gas de Rusia para la calefacción. Moscú canceló por completo el suministro del grupo Gazprom a Alemania a finales de 2022, y eso generó temores en la población.
Alemania está bien preparada para la temporada invernal
Un sondeo reveló que, actualmente, solo un 14 por ciento de la población piensa que podrían surgir inconvenientes en el próximo invierno boreal. Por el otro lado, un 64 por ciento de los alemanes cree que pasará el invierno sin mayores problemas, a pesar de que la situación aún es difícil. Un 18 por ciento dice estar convencido de que Alemania vivirá un invierno sin dificultad alguna. Un cuatro por ciento no tomó posición al respecto. Es decir, que “cuatro de cada cinco encuestados consideran que Alemania está bien preparada para el invierno”, señaló la Asociación Alemana de Energía e Industrias del Agua (BDEW), que encargó la realización del sondeo.
“Gracias a la labor conjunta de la industria energética y la política en el tema de la seguridad del abastecimiento del último año, hoy podemos mirar con relativo optimismo hacia el próximo invierno en lo que respecta al suministro”, explica Kerstin Andreae, presidenta de la junta ejecutiva de BDEW.
El presidente de la Agencia Federal de Redes (BNetzA), Klaus Müller, explica en el sitio web de ese organismo: “La situación inicial al comienzo de la temporada de calefacción es claramente mejor que la del año pasado”. Los depósitos de gas alcanzaron el 100 por ciento de su capacidad el 5 de noviembre. Las importaciones y el ahorro de gas son estables. Sin embargo, dos de los seis nuevos escenarios para el invierno 2023/2024 presentan factores que podrían ser motivo de preocupación.
Un invierno crudo es el mayor riesgo
La Agencia Federal de Redes estima que el peligro de escasez de suministro de gas en un invierno “normalmente” frío es “entretanto mínimo”. Pero el panorama podría ser problemático si las temperaturas fueran extremadamente bajas. Por eso, los cálculos actuales se limitan a inviernos con fases marcadamente frías y temperaturas de hasta 13 grados centígrados bajo cero, como en el invierno de 2012, cuando hubo “dos fases de frío en diciembre y una fase de frío intenso en febrero”.
Otra premisa se refiere a que, debido al frío, el ahorro de gas en Alemania solo será de un 10 por ciento del consumo promedio desde 2018 hasta 2021. Además, se prevé la posibilidad de que Rusia frene el tránsito de gas hacia Europa a través de Ucrania a partir de noviembre de 2023, de modo que Alemania, que cuenta con la mayor capacidad de almacenamiento en la Unión Europea, aumentará sus exportaciones a Austria y el sur europeo. Además, se estima se podrá importar menos gas licuado (GNL) de las terminales en Bélgica y Holanda, porque, cuanto menores sean las temperaturas, el uso propio en esos países se incrementará.
Reducir consumo en industria y hogares
Klaus Müller, el jefe de la Agencia Federal de Redes, apela a la población de Alemania a ahorrar gas al calefaccionar, tal como se hizo el invierno pasado. “Nadie debe pasar frío”, dijo Müller, “pero, al mismo tiempo, pedimos a la gente que siga teniendo en cuenta cómo se puede ahorrar en el consumo”. Eso representa también ahorrar dinero contante y sonante. Según Müller, “el ahorro entre octubre de 2022 y septiembre de 2023 redujo los costos de un hogar promedio en 440 euros”.
En resumen: Alemania podría enfrentarse a una escasez de gas -y solo en febrero- si se dan las siguientes condiciones. Primero: si el invierno es particularmente frío. Segundo: si los hogares y la industria no reducen en absoluto su consumo en comparación con la media de cuatro años antes de la crisis energética (hasta la fecha, el consumo total de gas es cada mes menor que entonces, en algunos casos considerablemente menor, según la BNetzA). Tercero: si Rusia detiene el tránsito de gas a través de Ucrania ya en noviembre de 2023 (aunque hasta el momento no hay indicios de ello). Cuarto: si el sudeste de Europa se abastece intensamente de los depósitos de gas alemanes (aunque esta región también cuenta con otras fuentes y rutas). Quinto: si las importaciones a través de las terminales de as natural licuado (GNL) en Bélgica y los Países Bajos disminuyen significativamente.
Tampoco puede descartarse que todos o la mayoría de estos factores se presenten al mismo tiempo, pero eso se considera poco probable. Es de resaltar que en ningún caso se toma en cuenta una escasez concreta de gas en el mercado mundial. La BNetzA parte firmemente de que los productores mundiales de GNL estarán en condiciones, incluso en un invierno especialmente crudo en Europa, de abastecer la creciente demanda.
(cp/ers)
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