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‘El problema de los 3 cuerpos’, crítica

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Había mucha expectación con El problema de los 3 cuerpos. La nueva serie de ciencia ficción de Netflix es una adaptación de la saga de novelas del escritor chino Liu Cixin. Una historia por la que el novelista ganó incluso el premio Hugo en el año 2015. Pero, mientras que el material original pone su foco en el papel de China en esos mundos ficticios, el nuevo proyecto ha querido expandir la historia a todo el planeta. El otro gran ingrediente a favor de la serie son sus creadores. David Benioff y D. B. Weiss, responsables de Juego de Tronos, han llevado a cabo la adaptación junto a Alexander Woo.

La trama de El problema de los 3 cuerpos es francamente fascinante y llena de misterios. Todo lo que se puede decir sobre ella sin destriparla por completo es lo siguiente. Una terrible decisión tomada por una astrofísica, Ye Wenjie, en la China de los años 60, llega a través del tiempo y el espacio hasta un grupo de jóvenes científicos del presente, los Cinco de Oxford. Estos se verán obligados a enfrentarse a una enorme amenaza para la humanidad.

El problema de los 3 cuerpos

Netflix acierta de lleno con su particular versión de El problema de los 3 cuerpos. Una serie de ciencia ficción muy ambiciosa y adictiva que hará las delicias de los fans del género y de los enigmas físicos y científicos. El reparto está entregadísimo y la sensación final es de que el proyecto apenas ha dado sus primeros pasos, pudiendo llegar a ser un prodigio atemporal. Merece mucho la pena darle una oportunidad.


























Puntuación: 4 de 5.

Hacer fácil lo difícil

Quienes hayan leído El problema de los 3 cuerpos sabrán que es tremendamente fácil fracasar al llevarlo a la pantalla. La historia es muy compleja y, además, está llena de cuestiones matemáticas y de astrofísica. Contar algo tan denso con imágenes es un reto mayúsculo. Pero Benioff y Weiss han recuperado su toque y han conseguido triunfar en tamaña gesta. Lo han logrado mediante la simplificación de algunos puntos básicos, pero sin caer tampoco en una esquematización excesiva ni redundante.

El problema de los 3 cuerposEl problema de los 3 cuerpos

El plan ha consistido en hacer la serie accesible para todo el mundo, al menos en su capa más superficial. Una vez que se pasa el nivel de brocha gorda, serán los fans de la ciencia ficción, de la física teórica, astrofísica y demás campos de conocimiento quienes disfruten como nadie de El problema de los tres cuerpos. Pero, al menos, esa primera barrera se ha solventado bien. Como también la de sacarla de China y expandirse con un reparto internacional y no solo del gigante asiático (y no solo con protagonistas masculinos). A partir de ahí será decisión personal si se quiere invertir en la paciencia necesaria para entrar en el mundo y los conflictos morales y científicos que se plantean.

Merece la pena dar ese salto de fe. Y para motivar la decisión, también se ha jugado mucho con el tono. La serie es, ante todo, un emocionante thriller lleno de personajes ambiciosos, oscuros secretos e inesperados giros dramáticos. No hay miedo en ningún momento de ponerse crudos ni existencialistas cuando toca. Los guiones no son los más brillantes (tampoco necesitan serlo), pero si la temática gusta será muy difícil no sentirse totalmente absorbido por El problema de los 3 cuerpos. El espectador que opte por abrazar las propuestas narrativas de la serie se dejará arrastrar con gusto por los terrenos que transita.

El problema de los 3 cuerposEl problema de los 3 cuerpos

Apuntar a las estrellas

El problema de los 3 cuerpos abarca, en las novelas, un período de millones de años. Y Netflix, por ahora, solo pone su foco en dos momentos “cercanos” en el tiempo. Por un lado, la China de la década de los años 60 y, por otro, el presente a nivel mundial. Por tanto, lo que se muestra en la serie no es más que el germen de algo que aspira a hacerse mucho más grande. Y eso se nota una barbaridad, especialmente a medida que sus episodios pasan y la trama coge ritmo mientras se va rizando y rizando.

A diferencia de otras historias de ciencia ficción en las que se plantean mundos imaginarios e increíbles avances tecnológicos, el punto de partida de El problema de los 3 cuerpos es muy distinto. Todo arranca en el mundo real que todos conocemos. Sí, hay algunas licencias en lo referido al desarrollo científico. Pero en esencia es un ambiente que nos es familiar. Y es en ese mundo donde se colocan los elementos extraordinarios. Por eso resulta tan interesante ver cómo actúan unos personajes que perfectamente podrías encontrarte en el bar o la biblioteca.

Es evidente que, según avanza la historia, hay un punto de no retorno. Esa realidad ya nunca se recuperará, pase lo que pase en la trama. Pero lo cierto es que, cuando la temporada termina, queda una sensación de que es en ese instante cuando la rueda ha empezado a moverse de verdad. Tal es la ambición de la serie que en sus ricos e interesantes ocho episodios apenas se ha rozado la superficie de algo que puede llegar a ser mucho más grande, una epopeya de dimensiones épicas. El potencial es enorme, solo queda confiar en que el público responda y Netflix lo aproveche.

El problema de los 3 cuerposEl problema de los 3 cuerpos

Una serie ejemplar

No puede celebrarse el buen hacer de El problema de los 3 cuerpos sin hablar de su reparto coral. No hay un solo protagonista, sino varios. Por un lado, están los Cinco de Oxford, interpretados por Eiza González, John Bradley, Alex Sharp, Jess Hong y Jovan Adepo. Luego está un dúo de detectives muy particulares con una dinámica divertidísima, a quienes dan vida Liam Cunningham y Benedict Wong. También forman pate del elenco principal nombres de la talla de Jonathan Pryce y Rosalind Chao. Sin olvidar a una Marlo Kelly como imperial secundaria robaescenas. Todos ellos, sin excepción, están absolutamente entregados a la causa.

Eso hace que todos te importen o te generen aversión, dependiendo del personaje. Y esa empatía es la que mueve a una serie en la que no hay un protagonista claro. Algo muy similar a lo que pasaba en Juego de Tronos. Sumado a un apartado visual muy atractivo, un diseño de producción cuidado y con unos efectos especiales correctos (aunque con aspectos puntuales mejorables), es imposible que El problema de los 3 cuerpos saliera mal.

En definitiva, Netflix ha dado con un nuevo diamante en bruto que, por ahora, está puliendo en la dirección correcta. El problema de los 3 cuerpos apunta a ser una serie de ciencia ficción muy de culto para los más fanáticos del género. Pero también se ha hecho un encomiable esfuerzo por abrir fronteras y ofrecer un entretenimiento más que digno al público general con un tono de thriller a todas luces interesante. Una propuesta fabulosa que sabe a genial introducción y deja con ganas de ver mucho más.

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