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el hombre más viejo de la Tierra Media

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Si algo ha distinguido a los primeros episodios de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder, es su giro hacia lo tenebroso. Mucho más, cuando la historia se vuelve un enfrentamiento — psicológico y real — contra la oscuridad. Esta tónica continúa en el cuarto capítulo, que lleva a la serie con rapidez hacia su mitad de temporada y deja claro, que el tono de la entrega no hará más que volverse más tenebroso. 

Tal y como se había planeado en el episodio tres, Galadriel (Morfydd Clark) y Elrond (Robert Aramayo), parten en una pequeña compañía hacia Eregion. El objetivo es doble. Por un lado, comprobar que todo esté bien en el reino de los herreros de los elfos. Al otro extremo, explorar qué tanto efecto pudo tener la perniciosa presencia de Sauron (Charlie Vickers), al momento de la forja de los tres Anillos de Poder élficos. Como se recordará, ya las joyas mágicas se encuentran en manos de Círdan (Ben Daniels), El Gran Rey Gil-galad (Benjamin Walker) y la propia Galadriel. 

Juntos, los misteriosos objetos lograron sanar el mal que aquejaba a los hijos de Valinor y demostrar su poder. Pero el hecho que Sauron colaborara en su forja, hace que el prodigio parezca empañado de oscuridad. Por lo que ir en busca de Celebrimbor (Charles Edwards), se vuelve prioridad. Pero el recorrido pronto está lleno de problemas, incluyendo el puente caído que podría conducirles a la región de manera directa. En un intento de alcanzar el lugar, Elrond decide dar un rodeo hacia el Sur. Solo para que el anillo que Galadriel lleva, le muestre lo que acecha entre las sombras del territorio. Pero por ahora, el futuro señor de Rivendell solo tiene un objetivo, cumplir sus órdenes, por lo que la ignora. 

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El miedo se hace más peligroso en la Tierra Media

Al otro extremo del territorio, Rhûn se ha convertido en un páramo desolado debido al poder que El Extraño (Daniel Weyman) desató de manera incontrolable. Por supuesto, logró repeler a los secuaces del Mago Oscuro de la región (Ciarán Hinds), pero también, la tormenta de arena que invocó llevó por los aires a Nori (Markella Kavenagh) y Poppy (Megan Richards). Por lo que ahora, la búsqueda es doble. El istar sin nombre, sabe que hay una fuerza del mal actuando en la región y que, además, le busca activamente.

Pero en medio de su desesperada huida, termina por toparse con un viejo conocido de los libros de J.R.R. Tolkien, que, hasta ahora, no había sido incluido en ninguna de sus adaptaciones. Se trata de Tom Bombadil (Rory Kinnear), uno de los personajes más queridos y enigmáticos de los relatos del británico. La criatura más antigua de la Tierra Media, es, también, la más sabía y además, la única de todas en Arda, en la que el poder del Sauron no tiene ninguna influencia. Para la ocasión, la serie de Prime Video le muestra muy parecido a tal y como se le describe en los libros.

Con un atuendo estrafalario, la misteriosa y solitaria figura — la serie no ha incluido por ahora a su esposa, Baya de Oro— se comunica a través de acertijos y medias verdades. Por lo que la conversación entre este y el Extraño, resulta desconcertante. Mucho más, cuando en medio de un diálogo cada vez menos comprensible, el istar sin nombre se enfrenta a lo que parece ser una pareja de Ents (con las voces de Jim Broadbent y Olivia Williams), los recordados árboles parlantes de la saga. Con todo, la secuencia tiene algo de apresurada y torpe. Particularmente, cuando es notorio, se trata de una presentación muy rápida, sin interés de profundizar en los personajes.

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