En el barrio cubano de Pueblo Griffo el agua entra una sola vez al mes
Cienfuegos/Han pasado tres semanas desde que la prensa oficial celebró que el agua corre con menos dificultades en Cienfuegos, gracias a la “ejecución de significativas inversiones”, pero los vecinos de la Perla del Sur no perciben ningún cambio en un problema que se extiende desde el centro hasta la periferia, obligándolos a buscar soluciones por medios propios.
En el exterior de una cuartería situada en la calle 35, una pipa proporciona agua a los residentes. “Llevábamos más de 15 días sin poder limpiar nuestras casas. Apenas podíamos hacer las cosas mínimas correspondientes a la higiene y al consumo. Con mucho esfuerzo, entre todos conseguimos reunir veinte mil pesos, para que este carro nos trajera unos cuantos litros de agua hasta aquí”, explica Mercedes, una cienfueguera de 49 años, quien dice estar viviendo la peor etapa de su vida, en este aspecto.
“Yo no sé qué hacen con el dinero de los famosos planes inversionistas que, supuestamente, renovarían la red de acueducto y alcantarillado. Tan pronto te dicen que hay recursos como que no los hay. Todo es una mentira y el pueblo es quien paga los platos rotos, en este caso, la falta de agua”, se queja. Mercedes agrega que ni siquiera se puede acceder con facilidad a tanques plásticos o metálicos para garantizar el almacenaje, pues sus precios en el mercado informal suben continuamente, de manera desmedida.
Algunos tienen que pasar la escoba entre el borde de la acera y la vía pública. De lo contrario, el agua se acumula y la fetidez resulta insoportable
En contraste con la carencia de agua para el consumo humano, aparecen nuevos salideros esparcidos por la ciudad, que terminan convirtiéndose en pequeños charcos o lagunas con notable pudrición. Mercedes explica cómo su hermana, residente en la calle 54, a una cuadra del Parque Martí, tiene que pasar la escoba entre el borde de la acera y la vía pública. De lo contrario, el agua se acumula y la fetidez resulta insoportable.
Otros cienfuegueros más afortunados han puesto “ladrones de agua” para llenar sus tanques dispuestos en las azoteas de las casas. “En este barrio nunca faltaba el agua, pero en los últimos tiempos sólo la recibimos una vez cada 15 días, aproximadamente. No me quedó más remedio que comprar dos tanques prefabricados. Tuve que gastar cuarenta mil pesos para tener esa tranquilidad”, comenta Amaury, residente en Pastorita.
“No queda más alternativa que resolver a como dé lugar. Un amigo mío tuvo que vender herramientas de carpintería para comprarse una turbina. Ahora puede subir el líquido hasta un tercer piso. La situación suya es peor, porque donde él vive, en Pueblo Griffo, el agua entra una sola vez al mes”, concluye. Según cuentan varios cienfuegueros a 14ymedio, en determinados sitios, como La Juanita, las personas han salido a las calles para protestar, unas quejas que son aplacadas desde el gobierno con el envío un carro cisterna para calmar los ánimos, sin dar una solución definitiva al asunto.
Como ocurre en otros lugares donde el agua ha estado llegando con dificultades, como en La Habana, la calidad representa un problema añadido. “El agua que entra del acueducto no hay quien se la tome. Es tanto el nivel de impureza que no es suficiente con filtrarla. Hay que hervirla para poderla consumir”, afirma Damaris sin temor a equivocarse. Ella vive en la calle San Carlos y, generalmente, tiene que darse una escapadita del trabajo para llenar los depósitos, pues a su hogar entra el agua un breve tiempo, solo en horario del mediodía.
“El agua que entra del acueducto no hay quien se la tome. Es tanto el nivel de impureza que no es suficiente con filtrarla. Hay que hervirla para poderla consumir”
“Soy auxiliar de limpieza en una institución estatal. Me paso la vida recolectando agua para mantener limpio mi centro laboral y mi casa”, asegura Damaris, quien se mudó para una calle céntrica pensando que allí no tendría dificultades con los recursos hídricos. Sin embargo, en algunos momentos del mes ha llegado a recibir agua potable apenas tres veces a la semana. “Los que no podemos comprar un tanque grande o una turbina estamos en riesgo permanente. Tenemos que ahorrar eso también”, lamenta.
Las autoridades reconocieron este martes que más de 600.000 personas en el país sufren afectaciones con el abasto de agua. Según una nota publicada por Granma, el número de personas que carecen de un acceso adecuado al agua en Cuba se ha ido incrementando hasta alcanzar el 7%. En noviembre del año pasado, el régimen reconoció que habían 450.000 personas afectadas en todo el país y para abril el número ya rondaba los 500.000. El pasado abril, la prensa oficial explicó que, con datos de finales de 2022, 5.689.476 de cubanos no tenían “acceso digno al agua”, esto es, la mitad de la población.
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