¿Google ocultó sus avances en IA para favorecer a su buscador?

Desde hace varias semanas, Google afronta el juicio antimonopolio más importante de su historia. El Departamento de Justicia de Estados Unidos encabeza este proceso, donde busca demostrar que los de Mountain View incurrieron en prácticas anticompetitivas para tener dominio prácticamente absoluto de las búsquedas web.

Y el caso es lo suficientemente notorio como para arrojar luz sobre detalles que en condiciones normales el común de la gente no conocería. El más notorio, sin dudas, es cuánto le paga Google a Apple para mantenerse como el buscador predeterminado en Safari. Pero no es el único.

De hecho, esta semana el Departamento de Justicia arrojó una de las acusaciones más fuertes contra los californianos, y pasó prácticamente desapercibida. De acuerdo con las autoridades, Google ocultó sus avances en materia de inteligencia artificial generativa para no perjudicar el monopolio que ejerce a través de su motor de búsqueda.

Que Google lleva años dedicándole tiempo y recursos al desarrollo de modelos de inteligencia artificial, no es novedad. Lo mismo aplica sobre el hecho de que la compañía optó por incorporar esa tecnología de forma paulatina tanto en su buscador como en sus demás productos. Uno de los ejemplos más claros es el de LaMDA. Dicho modelo se presentó en 2021, pero pasó rápidamente al olvido. Y recién se volvió a hablar sobre él cuando un ingeniero provocó revuelo al asegurar que se había vuelto consciente.

EE. UU. cree que Google intentó lastrar sus avances en IA generativa

También es evidente que este año los de Sundar Pichai han redoblado esfuerzos para implementar y promocionar herramientas basadas en IA. Tanto en el evento I/O de mediados de mayo, como en la reciente presentación del Pixel 8/8 Pro y el Pixel Watch 2, las palabras “inteligencia artificial” se repitieron hasta el hartazgo.

Es sobre este punto donde el Departamento de Justicia quiere jugar sus fichas más fuertes. El organismo sostiene que, de no ser por la irrupción de OpenAI con ChatGPT y el impulso de Microsoft por aprovechar esa tecnología, muchos de los adelantos vinculados con IA que Google ha presentado este año —llámense Bard, PaLM 2, o como sea— aún no habrían visto la luz.

El lanzamiento de ChatGPT a fines de 2022 provocó un verdadero furor y puso a la inteligencia artificial generativa en el centro de la escena. Microsoft no dejó pasar la oportunidad de darle varios miles de millones de dólares a OpenAI para integrar la tecnología en sus productos, comenzando con el buscador Bing. Y Google no tuvo más opción que salir a responderle de la mano de Bard y otros varios anuncios.

Según el DOJ, Google tenía los medios económicos y los avances técnicos necesarios como para lanzar mucho antes sus herramientas basadas en IA generativa. No obstante, consideró que no fue hasta que la competencia golpeó primero en el mercado que los de Mountain View se decidieron a hacer públicos sus esfuerzos en la materia.

Las autoridades creen que, si hubiera dependido de Google, todos los avances vistos en los últimos 10 meses no habrían salido a la luz. O al menos no con semejante celeridad. Y aquí es donde reside parte importante del argumento detrás del juicio antimonopolio contra los californianos.

Desde Mountain View se defienden

La táctica del Departamento de Justicia de Estados Unidos no es nueva. Como bien indica Fortune, ya utilizó una muy similar en la demanda que en 1982 terminó con el monopolio que ejercía AT&T sobre el sistema telefónico estadounidense. Bajo la misma premisa, si ahora se comprueba que se lastró a propósito el desarrollo de tecnologías que resultarían beneficiosas para el público, la historia podría complicarse rápidamente para Google.

Claro que los de Mountain View no están dejando este punto librado al azar. Días atrás testificó Prabhakar Raghavan, el líder del equipo a cargo del buscador de Google. El ejecutivo aseveró que no entorpecieron el desarrollo de la IA generativa para mantener el monopolio de su buscador. Por el contrario, que optaron por tomar pasos lentos, pero firmes, en su abordaje.

“Sentíamos que todavía no era responsable presentar esa tecnología a los usuarios debido a preocupaciones sobre su factibilidad y toxicidad. La mantuvimos tras bambalinas, pero la fuimos desarrollando gradualmente”, explicó.

Es evidente que esta discusión forma parte de un debate mucho más amplio y que no tendrá resolución en lo inmediato. Se espera que un veredicto en el juicio antimonopolio contra Google no llegue hasta bien entrado 2024.