En febrero de 2022, en las escalinatas del Congreso de la Ciudad de México, aparecieron mujeres de todo el país con pancartas y letreros así: “Las mujeres NO somos máquinas de parir” y “Las niñas y niños NO son objetos de compra-venta” .
Esta fue la reacción de la corriente feminista abolicionista, ante el anuncio de que el Congreso capitalino pretendía regular la práctica de tener un hijo o hija, a través de una tercera persona que prestara o alquilara su vientre.
El debate en torno a la maternidad ha evolucionado dependiendo del clima político y de las nuevas corrientes feministas que van surgiendo.
La pregunta es si todavía: ¿Es la maternidad una definición de la feminidad? ¿Tener hijos hace a las mujeres cómplices del patriarcado? ¿Se puede separar la vida privada de la vida pública o se encuentran intrínsicamente ligadas?
Ser madre, el objetivo
La posibilidad de que una mujer o una pareja, esté dispuesta a pagar por tener un hijo o una hija en el vientre de una tercera, posibilidad que se da por el avance de las tecnologías de la reproducción se enfrenta a dos posturas: quienes están de acuerdo en poner reglas a la práctica -legal en Tabasco y Sinaloa- y quienes consideran que ello entraña violaciones a los derechos humanos de las mujeres, convirtiendo su útero en una vasija o legalizando la venta de bebés.
El debate en torno a la gestación subrogada, considera Rebeca Ramos del Grupo de Información en Reproducción Elegida GIRE, se ha dividido entre quienes consideran que es una práctica inherentemente deplorable y coercitiva y, por lo tanto, debe ser rechazada en todas sus formas, y quienes piensan que, si bien existen protecciones importantes a considerar para asegurar el consentimiento de las partes y evitar abusos, el respeto a los derechos humanos —en particular la agencia de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo— obliga a reconocerla y aceptarla.
La gestación subrogada o el alquiler de vientres, es un contrato a través del cual una mujer acepta gestar para una persona o pareja, en su cuerpo, que con intención de desarrollar la maternidad y la paternidad, y ello no les es posible biológica o naturalmente.
Muchas mujeres o parejas recurren a esta práctica, dentro y fuera de México, de acuerdo con expertas, se hace en el contexto de la valoración social que se da a la maternidad, como destino central para todas las mujeres. Sus deseos de ser madres, encuentran en esta posibilidad, una solución.
Para lograr la gestación se utilizan técnicas de reproducción asistida. Se puede usar los espermatozoides del futuro padre en el vientre de otra mujer, para lograr el embarazo.
En México hay escasa investigación de campo, y si existen iniciativas para regularla o prohibirla en el Congreso de la Unión, sin que haya, hasta ahora una definición legal. La primera investigación de campo, con entrevistas a mujeres, se hizo en el estado de Tabasco este 2024.
Las iniciativas en el Congreso se fundan en experiencias internacionales. La polémica tuvo momentos de agrios encuentros, sobre todo en enero de 2022, cuando el Congreso de la Ciudad de México intentó aprobar el alquiler de vientres.
Las opositoras a través de La Alianza de Redes Feministas Nacionales promovieron varias iniciativas para prohibir el alquiler de vientres en la Ley General de Salud y tipificar como trata de personas la maternidad subrogada porque se explota el cuerpo de las mujeres para gestar un bebé que será vendido a terceros.
Las llamadas abolicionistas consideran que alquiler de vientres es una forma patriarcal de expropiación del cuerpo de las mujeres a través de la cultura neoliberal y de la economía de mercado, que fomenta un negocio muy lucrativo.
Con investigación de campo 4 investigadoras del Colegio de Postgraduados que este año publicaron un extenso artículo denominado “Maternidad subrogada en comunidades rurales de Tabasco: análisis con perspectiva de género feminista”, financiado por Conacyt y presentado en el Colegio de Postgraduados, concluye en forma general, que se trata de un tema económico y social, que involucra los derechos humanos de las mujeres.
Las investigadoras son: Pilar Alberti, Keith López, Nélyda Solana-Villanueva y Silvia Pimentel Aguilar, análisis publicado por la Universidad Autónoma del Estado de México.
También dos instancias de la Gaceta UNAM y UNAM Global TV, realizaron una investigación para abordar este tema desde el punto de vista de la psicología, la medicina, la bioética, el derecho y los estudios de género.
Sin embargo en México no hay datos exactos sobre cuántas mujeres se han sometido a este proceso, ya que únicamente está regulado en dos entidades federativas. En 1997, Tabasco fue el primer estado en incorporar la figura de gestación por sustitución en su Código Civil y la reformó en 2016, Título octavo, capítulo VI bis.
En 2013, Sinaloa también permitió legalmente está práctica en su Código Familiar, Título octavo, capítulo V. Por otro lado, los estados que prohíben esta práctica de manera expresa son: San Luis Potosí, en el artículo 243 de su Código Familiar, y Querétaro, en el artículo 400 de su Código Civil.
Pese a que la legislación de Tabasco y Sinaloa permite que se lleven a cabo contratos, la regulación deficiente y ambigua deja desprotegidas a quienes son partícipes de ellos, lo que favorece los abusos.
Y aunque en algunos estados como Michoacán, Sonora, Coahuila, Zacatecas y Ciudad de México se ha intentado legislar sobre el tema, la mayoría del país continúa en un vacío legal, por lo que el asunto se discute en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En el caso de Tabasco, dicen la investigadoras del Colegio de Postgraduados los beneficios económicos del alquiler de vientres son importantes para las finanzas del estado y para las economías familiares de las mujeres rurales. Para ellas que alquilan sus vientres tener dinero para obtener mejores condiciones de vida es un objetivo tal como lo menciona Ana (una de las entrevistadas) : Con lo que gané, ya pusimos techo de concreto y cambiamos el piso. Todavía voy a fincar otro piso y voy a volver a hacer el proceso de gestación para lo que falte en la casa.
Independientemente, con regulación o sin ella, es posible que esta práctica se realice “en la clandestinidad”.
Pero el tema está en el aire: ¿Se debe permitir la práctica de la maternidad subrogada, o es otra forma de continuar con la opresión hacia la mujer? Una respuesta es que, no regulada, la maternidad subrogada sí perpetúa la opresión a la mujer, por lo que se debe legalizar y controlar. O no.
El dato
La gestación subrogada, o vientre de alquiler, se ha convertido en una industria que alcanzará en el mundo los 129,000 millones de dólares para 2032, según revela el informe Surrogacy Market 2023-2032.
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