Noticias de Hoy
Los mejores medios en uno solo

Nuevo desfile de toreros sin hambre, ahora ante reses de Palma del Río

124

Leonardo Páez

 

Periódico La Jornada
Lunes 9 de septiembre de 2024, p. a39

¿Será deliberada falta de voluntad o sólo impotencia de subdesarrollo taurino?

¿Cómo empezar un intento de crónica sobre un evento en el que no ocurrió prácticamente nada, o lo ocurrido fue de una intrascendencia total?

Tú no haces crónica, tú editorializas, observó un conocido al salir de la plaza. Hay razón, pero no mucha, pues en una corrida o en una novillada siempre tiene que pasar algo especial, diferente, perturbador, y si lo único que aparece es el tedio, el desalmado aburrimiento a cargo de los actores –toros y toreros–, la crónica se debilita al tener que narrar versiones del bostezo o pormenorizar gestos de hastío.

Si a ello se añaden los elevados precios de las bebidas y la peregrinación de vendedores de palomitas, pizzas, alitas de pollo y otras delicatessen, más los gritos más o menos ocurrentes y las mentadas de la gente de sol, inventarse emociones y dramáticas acciones se vuelve cuento chino, adicional impostura.

Bueno, está bien, pero sobre aviso no hay engaño. Partieron plaza tres jóvenes de Aguascalientes, cantera inagotable de toreros buenos, regulares y malos: Emilio Ricaud, de 23 años, que tan buena impresión causó el domingo anterior ante un magnífico astado de Campo Hermoso y que sustituía a Ángel Gabriel, que debió ser operado de un hombro; Jaime Navarrete, de 20 años, y Mario Rangel, de 21.

Los tres pasaron –de noche– por la Academia Taurina Municipal de Aguascalientes y mostraron, al unísono, un abanico de dudas, ineptitudes, carencias y, lo más grave en un novillero, falta total de hambre, de entrega frente a una novillada que si bien no fue un despliegue de transmisión, cumplió en varas y permitió estar y realizar el toreo de salón con toro que tanto gusta hoy día.

Los aficionados se preguntaban dónde se quedó el Emilio Ricaud de hace ocho días, que con decisión y temple estructuró una maciza faena malograda con el acero.

Ayer volvió a escuchar un aviso en cada toro, pero anduvo precavido, desconcertado y sin decir. Devolvió la buena impresión de la vez anterior.

Jaime Navarrete, con el mejor lote, permitió ver las bondades de su primero, pobre de cabeza, al que Fernando García dejó un espléndido cuarteo esperando mucho y cuadrando en la cara. Navarrete logró templados muletazos por ambos lados en tanditas de tres y repitió color con su segundo. Le sonaron un aviso en cada astado.

No hizo la diferencia Mario Rangel, que apenas aprovechó la clara embestida, incluso con son, de su primero, y dejó ir, por falta de mando y colocación a su segundo, en el que escuchó dos avisos.

DERECHOS DE AUTOR
Este contenido pertenece a su autor original y fue recopilado de la página:
https://www.jornada.com.mx/2024/09/09/espectaculos/a39n1esp?partner=rss