El huracán Ian, de cuyo paso por Cuba se cumple un año este mismo miércoles y que provocó seis muertos y cuantiosos daños materiales, sigue golpeando a la población de Pinar del Río, la más afectada por el ciclón. Desde el principio, el Gobierno se deshizo en promesas de reconstrucción de las más de 102.000 viviendas afectadas, pero doce meses después, solo ha podido reparar un 45%. En peor situación están los que sufrieron el derrumbe de su hogar, más de 12.000, de los que solamente se ha vuelto a levantar el 3%.
Luis Manuel, un pinareño de 48 años residente en el municipio de San Luis, dice haber “perdido la esperanza” de volver a levantar su casa. Desde hace un año, su familia vive en una improvisada estructura que levantaron donde antes tenían la cochiquera, según cuenta vía telefónica a 14ymedio. Con trozos de madera y lata crearon un espacio techado en el que duermen en la noche y hacen las tareas cotidianas.
“Aquí han entrado recursos pero todo está muy mal organizado”, lamenta Luis Manuel. “Todo está centralizado en un grupito de funcionarios que son los que deciden qué materiales le tocan a cada familia”, explica. “Son los que deben revisar cada caso y solo la firma de ellos te permite ir a los puntos de venta aunque el técnico de Vivienda ya haya revisado la situación de tu casa y haya dado el dictamen de lo que se necesita”.
El pinareño considera que todo el mecanismo ha estado marcado no solo por la lentitud y la falta de eficiencia sino también “por el amiguismo”. “Hay gente que tenía una afectación parcial y desde el primer día se le asignaron planchas de zinc, acero, vigas y arena, pero a nosotros, que se nos cayó todo, ha sido un goteo de recursos y todavía no hemos podido completar los materiales para levantar las paredes”.
“Nos dicen que no hay cemento, que los bloques llegaron contados y hay que priorizar los casos más graves, pero uno ve que no se avanza y que los que estamos peor seguimos igual de mal”
“Nos dicen que no hay cemento, que los bloques llegaron contados y hay que priorizar los casos más graves, pero uno ve que no se avanza y que los que estamos peor seguimos igual de mal”, cuestiona el hombre. La familia de Luis Manuel alcanzó un colchón donado por la Cruz Roja y ha recibido ayuda de manos de la Iglesia católica con “medicamentos y algo de ropa”.
En el municipio de La Coloma, en plena zona tabaquera, la situación es similar, según reporta la agencia española EFE. “Conducir por algunas zonas”, refieren este miércoles en una crónica, “es un salto en el tiempo. Como si apenas hubiesen pasado unas semanas desde que el huracán Ian azotase aquel área”.
La Presidencia de Cuba aseguró recientemente que pretendía rehabilitar al menos los “derrumbes totales y parciales de techo” para finales de este año. El huracán hizo mella asimismo en la principal actividad económica de la región: el cultivo de tabaco. De acuerdo con las cifras oficiales, un total de 11.554 casas de cura (secado) de hojas de tabaco se dañaron completa o parcialmente, en torno al 90% de las totales. Un año después, 3.816 (32%) ya se han reconstruido por completo y otras 1.180 (9,8%) están en proceso de construcción. Casi dos tercios no se han vuelto a levantar.
La ausencia de estas infraestructuras claves llevó a que se sembraran unas 6.000 hectáreas, poco más de la mitad de las inicialmente planificadas, con el consiguiente perjuicio económico para productores, fabricantes de tabaco y el Estado cubano.
Entre los testimonios recopilados por EFE en La Coloma, el descontento es patente. “Aquí no ha venido nadie. Nunca”, declaró a la agencia llorando José María Puentes, de 86 años, que perdió su casa. De igual manera se pronunció Juan Pablo Ferreiro, de 49: “Lo que puedo decir es que aquí no ha venido nadie. Hicieron un papelito (una planilla con las necesidades para su casa) y el papelito se volvió agua y sal”.
Y expresó que quisiera hablar con Miguel Díaz-Canel, “para decirle que se olvidó de Pinar del Río”. El mandatario, que en los días posteriores al paso de Ian visitó en varias ocasiones Pinar del Río, ha visitado La Coloma en más de una ocasión, pero, según los vecinos, no se ha detenido en las viviendas de la carretera que lleva a esta localidad.
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