Empresarios internacionales del mundo del vino se han dado cita esta semana en el Hotel Nacional de La Habana, para la XXII Feria del Vino que auspician las autoridades de la Isla. La presentación de los productos más recientes y costosos de las marcas españolas Torres y Juvé & Camps –protagonistas del intercambio– darán pie a que Cuba consolide sus negocios con otros gigantes licoreros de Europa, invitados al evento.
La delegación de la bodega Juvé & Camps presentó tres espumosos de lujo –Reserva Brut Essential Púrpura, Gran Reserva Brut Nature “Reserva de la Familia” y Gran Reserva Brut Gran Juvé & Camps– que serán vendidos próximamente en la Isla, aunque es poco probable que sus precios –que no especificaron– sean asequibles para la mayoría de los cubanos.
Según el medio especializado Excelencias Gourmet, también participan representantes de otras firmas españolas: Vallformosa, Grupo Freixenet, Roqueta Origen, Joan Sardá y Destilerías MG. Por la parte cubana asisten Havana Club International S.A. y varios vinicultores nacionales, además de la comercializadora Inversiones Pucara S.A.
Las autoridades anunciaron para el evento la utilización de al menos seis salones y tres restaurantes del hotel habanero, con vistas a encuentros de cata, maridaje, presentaciones y degustaciones
Las autoridades anunciaron para el evento la utilización de al menos seis salones y tres restaurantes del hotel habanero, con vistas a encuentros de cata, maridaje, presentaciones y degustaciones, aunque las conferencias y talleres se harán en el célebre salón 1930 o Compay Segundo. También se aprovechará el evento para inaugurar el bar Capablanca, dedicado al ajedrecista cubano, en la azotea del hotel.
A inicios de agosto, el diario OnCuba anunció que un grupo de bodegas italianas y mexicanas también habían mostrado interés en acudir al festival y esperaban por la aprobación final de la Cámara de Comercio de Cuba para formalizar su presencia. Sin embargo, las recientes notas sobre el evento no han hecho referencia a otras empresas además de las españolas y a la francesa Pernod Ricard, que administra –junto a una parte cubana– la empresa Havana Club.
Sin llegar a la altura del lujoso Festival del Habano, la costosa feria se lleva a cabo en un momento de crisis estructural del país, en el que uno de los sectores más afectados es el de la alimentación. No obstante, las autoridades cubanas no han escatimado en gastos para sorprender a sus invitados. Quesos, vinos, rones y puros de los mejores calibres, entre otras exquisiteces, se amontonan en las mesas del Hotel Nacional.
Este mismo miércoles, durante el programa Mesa Redonda, la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, anunciaba que al menos ocho productos de la canasta básica estarían afectados durante los próximos meses, todos alimentos. Ni siquiera las familias consideradas vulnerables, o los ancianos, embarazadas y lactantes están a salvo del hambre.
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