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Admiración y asombro ante la grandeza del universo en el Ángel de la Independencia

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Admiración y asombro ante la grandeza del universo en el Ángel de la Independencia

Daniel López Aguilar

 

Periódico La Jornada
Martes 9 de abril de 2024, p. 6

El Ángel de la Independencia se convirtió ayer en el epicentro de un acto singular, pues no se realizó una celebración deportiva ni una manifestación política, sino el encuentro de cientos de visitantes ávidos de presenciar un fenómeno histórico para los apasionados de la astronomía: un eclipse solar total.

Desde las 10 de la mañana, los espectadores comenzaron a reunirse en el monumento, ubicado en el centro de la capital mexicana, para intercambiar sonrisas y comentarios entusiastas, además de la emoción de contemplar cómo la Luna cubrió por completo al Sol.

Fue a las 12:14 horas cuando ocurrió el punto máximo de apreciación –en 74.74 por ciento de oscurecimiento de la superficie solar– mientras los presentes de todas las edades se esforzaban por capturar la magia del eclipse en sus dispositivos electrónicos.

Soy afortunada por haber presenciado dos eclipses: el de 1991 y el de ahorita, aunque la verdad me decepcionó un poco que el cielo no se oscureciera por completo, explicó Irene Macías, de 65 años, a La Jornada.

En tanto, Carlos Pérez estuvo acompañado de su esposa y sus tres hijos: Xime, Rebe y Carlitos, quien calificó la experiencia como chila. No traíamos los lentes especiales, pero aquí compramos unos por 20 pesitos.

Su papá comentó: venimos a ver a mi suegra, aunque nosotros vivimos en Ensenada, Baja California; aprovechamos para venir al Ángel porque es el lugar ideal para celebrar cualquier cosa, y no nada más las victorias de la Selección Nacional de Futbol. También nos pudimos sentar y no estamos tan engentados.

▲ Visitantes alrededor de la Columna de la Independencia en la Ciudad de México.Foto Alfredo Domínguez

José Alberto Morgado, recién egresado de la carrera de derecho y originario de Veracruz, aprovechó la ocasión para pasear a sus perritos y observar en ellos algún cambio en su comportamiento.

Tengo 25 años y desde que estudié la universidad me vine a vivir a México. Tengo tres lomitos y vivo a unas cuadras de aquí, por eso los traje, porque también me daba curiosidad ver si el eclipse influía en ellos, pero como los rayos de sol se siguieron filtrando, no hubo reacción alguna.

Familia y amigos

Para los novios Alfredo Rivera y Mayra García, también estudiantes de la Preparatoria 2 de la Universidad Nacional Autónoma de México, el eclipse no fue tan espectacular. La verdad es que se ve chida la sombra de la Luna, pero el ambiente se ve normal.

Poco después de las 13 horas, un silencio reverencial descendió sobre la multitud. Era como si todos estuvieran conectados por el mismo asombro y admiración ante la grandeza del universo.

Ya no creo llegar a ver otro eclipse, pero me conformo con haber visto el de 1991. Lo disfruté mucho en aquella ocasión en compañía de mi familia, señaló Gloria Murguía, de 81 años.

“Dios nos regala estos momentos –añadió– y lo más maravilloso es poderlos compartir con la familia o los seres queridos. No más imagínese, hace 33 años estaba con mi esposo y mis cinco hijos. Ahora soy viuda y prácticamente vivo sola porque todos están casados y trabajando, pero pude venir con mis amiguitas. Así valió la pena”, concluyó.

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