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El género se escucha en fiestas, serenatas bohemias y hasta en salas de conciertos

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El género se escucha en fiestas, serenatas bohemias y hasta en salas de conciertos

▲ Un trío en una cantina de la Ciudad de México.Foto Afp

Reyes Martínez Torrijos

 

Periódico La Jornada
Miércoles 6 de diciembre de 2023, p. 9

El bolero, incluido desde este martes en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, es una práctica cultural que desde la década de 1880 ha permitido a las comunidades dialogar y confrontar saberes que hacen única la expresión patrimonial, y afianza los lazos entre México y Cuba, que presentaron en conjunto la candidatura a la Unesco.

La iniciativa Bolero: identidad, emoción y poesía hechas canción fue anunciada el 31 de marzo de 2022 y se reiteró en la edición 30 de la Feria Internacional del Libro de La Habana, como una constatación de los vínculos entre los pueblos de ambas naciones que armonizan en este género musical a pesar de sus singularidades, difundió este diario en abril del año pasado.

En 2019 el bolero fue reconocido en México como patrimonio cultural nacional y dos años después Cuba replicó esta distinción en su propio inventario cultural.

Los impulsores de la vigencia del bolero en ambos países vecinos se reunieron en la propuesta de reconocerlo como patrimonio mundial con la certeza de que Cuba es iniciador del género en la región y que en México adquirió una personalidad particular y gran importancia cultural después de llegar a este país hace un siglo.

Según el expediente de la candidatura, entregado a la Unesco, el bolero se “constituye en una amalgama cultural, con elementos del lenguaje utilizado en la poesía europea, fusionados con el ritmo africano de los esclavos que fueron traídos para trabajar en los campos de azúcar y tabaco, añadiendo a todo ello la sensibilidad de los pueblos de América.

Como elemento de identidad para amplios sectores de las sociedades cubana y mexicana, especialmente en las zonas urbanas, refleja las formas en que estos pueblos han venido expresando emociones y sentimientos desde hace más de 100 años. El cambio en la forma de expresar el amor, el dolor, la nostalgia o el desamor puede apreciarse a través de sus letras. El bolero se nutre de la vida cotidiana.

El texto de la iniciativa reconoce que el género musical incorpora el respeto a los derechos humanos; promueve la convivencia armónica entre comunidades, grupos o individuos. Es una práctica cultural en la que, desde su génesis, los miembros de la comunidad han participado en el desarrollo de los procesos creativos y en su práctica sin importar edad, color de piel, pueblo indígena, género o nivel sociocultural.

El bolero, historia de amor en 32 compases, es un género que se ejecuta y disfruta con solistas, tríos, orquestas de todo tipo o mariachi. Se acompaña con piano, percusiones y alientos, aunque la guitarra es de gran importancia, sobre todo el tradicional requinto.

Es una práctica popular que se escucha en el contexto familiar, en fiestas, serenatas, bohemias o peñas; también en salas de conciertos, restaurantes, bares, parques y plazas. El gusto por escucharlo e interpretarlo se transmite de generación en generación, de padres y abuelos a hijos y nietos, gracias a la práctica cotidiana, a la tradición oral y por imitación. El contenido de sus canciones alude a la vida diaria, al amor. Es un reflejo del imaginario afectivo (La Jornada, 26/4/22).

A pesar de ser importante en varias comunidades, en México el bolero se encuentra en riesgo por su confusión con la balada romántica y otras expresiones musicales, así como el desconocimiento de los compositores y la tendencia a considerarlo parte del pasado.

Otros peligros para su permanencia son el enfoque comercial de algunos medios, el debilitamiento de la transmisión intergeneracional con la muerte de los portadores viejos y la pérdida de saberes e instrumentos.

Silvia Olvera, quien representa a la parte de nuestro país en la iniciativa, destacó hace unos meses que el bolero es un patrimonio que nos une y nos ha hecho crear juntos. Encierra valores intrínsecos al ser humano. Es un género que despierta emociones. Encierra lo que somos. Con la Unesco o sin ésta, lo seguiremos practicando… Queremos que sea un elemento cultural dignificante que nos permita vernos en un espejo.

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