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cuando las cosas salen realmente mal en Internet

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El contexto de Internet, no es fácil de contar. Algo que han comprobado varios directores, tanto de la ficción como en el ámbito documental. De experimentos relacionados con el cine de terror como Eliminado y Host, a relatos reales como The Great Hack. Lo cierto es que narrar la historia de los cambios vertiginosos que el mundo online trajo a nuestra época, debe pasar por asumir la transformación de sus diferentes escenarios. En particular, cuando esos cambios, suelen ser impredecibles y parte de un crecimiento vertiginoso difícil de reconstruir paso a paso.

Un punto que La red antisocial: De los memes al caos, demuestra desde sus primeros minutos. El documental, que intenta — sin lograrlo del todo — contar la evolución de la plataforma 4chan, es desordenado. Eso, debido a la misma incapacidad de ordenar la información a disposición. A saber: como lo que comenzó como un lugar de encuentro entre internautas afines, se volvió un centro de planes conspirativos y de discurso de odio.

La producción de Giorgio Angelini y Arthur Jones, no pasa por alto que un evento semejante, tiene que ver directamente con la naturaleza cambiante de Internet. De modo, que explora en primer lugar cómo la posibilidad de información inmediata, comunicación directa y el anonimato, creó un escenario idóneo para un nuevo de relaciones humanas.

La red antisocial: De los memes al caos

El documental trata de contar de manera ordenada – sin lograrlo – como la plataforma 4chan se convirtió de lugar de encuentro a centro del discurso de odio.


























Puntuación: 3.5 de 5.

De hecho, el documental dedica tiempo y esfuerzo, en dejar claro que la evolución de 4chan a centro de todo tipo de conspiraciones e incluso insurrección, se debió de una serie de accidentes. Por lo que el largometraje, incluye en la historia todo lo que permite amplificar el sentido del cambio. Lo que abarca, claro está, el primer meme popularizado por las diferentes comunidades. El Rickrolling (el conocido meme de Rick Astley)que se volvió una parte esencial para comprender la popularidad de la plataforma, se muestra como un fenómeno espontáneo. Pero a la vez, el primer paso hacia una popularidad que, inevitablemente, terminaría jugando en su contra. 

De un inicio prometedor a ser una trampa

La primera parte de La red antisocial: De los memes al caos, cuenta cómo 4chan fue el primer intento, más o menos rudimentario, de un espacio de encuentro social a gran escala. Pero a diferencia de otras redes sociales, esta era más directa, en apariencia privada y también, con un escenario peligroso que permitía el intercambio de datos de cualquier índole.

De ser un problema real en Japón — el documental muestra lo suficiente del tema para contextualizar — 4chan tuvo una versión en apariencia más controlada en Norteamérica. Particularmente cuando la figura de Christopher Poole — bajo el seudónimo Moot, en su propio sitio web — se volvió central para comprender la popularidad del fenómeno.

Las razones eran obvias y el documental se limita a conectarlas entre sí. De modo, que muestra como 4chan basó su poder e importancia, en crear grupos de usuarios que se sentían libres para hacer casi cualquier cosa. Con reglas referidas a la experiencia de uso, más que a un nivel ético de la información disponible, la plataforma pronto adquirió una enorme acogida.

La complicada libertad de Internet

La red antisocial: De los memes al caos narra esa evolución con entrevistas anónimas, ediciones de videos de la página y metraje de las primeras celebraciones entre participantes. El resultado es la sensación que la plataforma tenía un propósito bastante simple, al convertirse en canal de la cultura de Internet. Sin embargo, la presión por extender su influencia fuera de Internet, produjo consecuencias insospechadas. 

El segundo tramo del documental, explora justo en eso. Gradualmente, los grupos, equipos y usuarios convertidos centros de opinión, se volvieron cada vez más numerosos. También, más cerrados y concentrados en todo tipo de paranoias modernas. El argumento se vuelve más oscuro, al contar la llegada del Pizzagate, QAnon y las proezas de filtración de información de Anonymous.

Lo más interesante, es que la trama, logra conducir todos los datos que muestra, a una conclusión obvia antes de mostrarlo en pantalla. El ecosistema de 4chan, daba un tipo de libertad total que empujó a que sus usuarios quisieran ser reconocidos. Un dilema que terminó en insurrección y un plan a gran escala que, finalmente, acabó con la plataforma. 

‘La red antisocial: De los memes al caos’, pudo ser mucho más

Con todo, a pesar de su calidad, el documental decae en interés al volverse tímido en acusaciones. Por lo que evitar señalar culpables sobre todo tipo de eventos en los que 4chan tuvo repercusión. Lo que incluye, por supuesto, la serie de publicaciones anónimas que llevaron — en apariencia — al ataque contra el Capitolio estadounidense en octubre de 2017. Antes que eso, los directores optan por narrar todo lo ocurrido como las consecuencias a largo plazo que ocasionó las pocas restricciones de la plataforma. 

Lo que, también, hace incómodo el ritmo visual que toma la producción. Formado esencialmente por ediciones muy rápidas de grabaciones de material en web, llegado a un punto la narración se hace confusa. Y aunque al final, la recapitulación de lo contado  está bien planteada, el largometraje parece un poco a la deriva. Lo que resta impacto a su argumento — tan lleno de aparentes lecciones sobre Internet y sus pocos límites — y la forma de explorar en el tema. 

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