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Amor y matemáticas una sátira de quienes valoran sólo lo material

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▲ Fotograma de la cinta Amor y matemáticas, que protagonizan los actores Diana Bovio y Roberto Quijano.

Juan José Olivares

 

Periódico La Jornada
Domingo 14 de abril de 2024, p. 6

Tras haber pasado por los escenarios y el reconocimiento, Billy, ex cantante juvenil, está estancado en su vida: no tiene otra ocupación más que cuidar de su hijo y al perro de su mujer. Pero el encuentro con una ex fan le hará crear uno de los monólogos internos más importantes de su vida.

Se trata del conflicto central de Amor y matemáticas, quinta película de la veracruzana Claudia Sainte-Luce, quien entrega una divertida historia ambientada en Monterrey con guion de la regiomontana Adriana Pelusi. “Es una comedia sarcástica con toques de cinismo que retrata el estilo de vida de un determinado estrato social donde los elementos materiales y el ‘éxito’ son los que determinan el grado de logro”, anotá Sainte-Luce.

Tras estrenarse en festivales de Toronto, La Habana, Gotemburgo y Guadalajara, llega a salas nacionales.

No es la típica comedia del pastelazo, del chiste cualquiera, es muy ácida. La risa viene de la incomodidad, dijo, por Zoom, Roberto Quijano, quien encarna a Billy.

Es un cantante frustrado que no pudo seguir adelante con su carrera porque no era lo suficientemente guapo ni talentoso, ni exitoso, nunca fue suficiente, apunta Sainte-Luce, quien asegura que en la vida hay una competencia constante para salir adelante, para tener el llamado éxito, que, para unos, se manifiesta en estatus social, familiar y bienes materiales.

El largometraje, comenta la guionista, surge de una necesidad de hablar de temas del Monterrey de (la zona de clase alta) Cumbres, que es como una civilización aparte. Además de hablar de personajes con pasiones locas. Los clubes de fans siempre me han gustado, porque la pasión que tienen por los artistas y las cosas que llegan a hacer por éstos es incomprensible pero maravilloso. Pelusi comenzó a escribir este texto justo cuando Sainte-Luce hacía su premiada Los insólitos peces gato.

Reconoce que a los que somos de acá, cuando dices que quieres seguir una profesión artística y no una carrera como de administrador de empresas, te ven raro. Un poco de esas pasiones sale la película que está llena de historietas; de cosas que me han pasado o a gente cercana.

Sainte-Luce, nacida en Veracruz en 1982 y egresada de artes visuales en la Universidad de Guadalajara, asegura que las comedias románticas que le gustan son aquellas que están más cerca de la realidad; los finales no son perfectos, porque la perfección en la vida se encuentra en su misma imperfección. El personaje de Billy es único, sus carencias, que parecerían de lo más sencillas, nos permiten hacer una reflexión. Lo interesante de narrar este tipo de personajes es que, aunque avancen, siempre vuelven a un lugar muy cercano de su punto de partida. Esta es la primera película que dirijo y donde no he tenido nada que ver con el guion, y quería probar cómo era entrar a un universo ajeno.

Dice admirar el trabajo de Pelusi, a la que sumó a todo el proceso de preproducción: “sus aportes hicieron crecer a la película: en el casting, el scouting, etcétera. La parte clave fue utilizar los elementos de comedia que había en los diálogos, construyéndose de forma orgánica con los actores, ensayando con ellos las distintas situaciones, para que los interpretaran desde lo que esos seres son y sienten. La comedia crecía entre menos juicios emitimos sobre ella”.

Amor y matemáticas, escrita con el humor único de Adriana, abunda la cineasta y exhibe a una población que tiene mayor influencia estadunidense y aspiran a una vida llena de supuestas comodidades.

En la reunión virtual, Claudia comenta que “en todo el país están estos fraccionamientos en los que todas las casas son iguales y la gente tiene los mismos carros. Necesitaba pensar cómo filmar eso. La historia es vista desde los ojos del protagonista, pero a los 60 años rememorando lo que pudo ser. Imaginé (hacer secuencias) con paneos (cuando la cámara gira de izquierda a derecha o viceversa) como cuando lees cómics. Ésta, por nombrarla pachequez mía, me la siguió el fotógrafo (Carlos Correa) con el que planeamos cada escena con ese ritmo”.

Adriana revira: no es un guion de Claudia pero es como si lo fuera. Es la persona que más lo conocía después que mí. Ella encontró en la cinta su propio universo.

Claudia confiesa que, en cada película, es aventarme al abismo. Ese miedo e inseguridad de arrojarse es lo que me interesa. Abordar al guion de alguien más siendo de lo más respetuoso, es como ponerse ropa ajena. No hubo proceso de rescritura porque era un texto muy trabajado; lo que hicimos fue afinar detalles.

Diana Bovio, quien hace el papel de la ex fan Mónica Villarreal, comparte que el proceso de encontrar a los personajes “fue especial. Claudia nos ayudó a salirnos de nuestros lugares comunes de actuación, de vicios, y nos llevó a un sitio de soltura y libertad, a crear el personaje dentro de nosotros… Los hicimos nuestros. Nos hizo vivir el personaje y gozarlo. Fue una clase magistral”.

Nos sacó de nuestra zona de confort, agrega Roberto, quien se dice haber hecho el mejor proyecto como actor.

La edición del filme corrió a cargo de Julian Sarmiento. La música de Dan Zlotnik y Camilo Froideval. El diseño de producción de Los Morán. El vestuario de Monique Vilfort. El diseño sonoro de Sergio Diaz y la mezcla de sonido de Vincent Arnardi.

Se exhibe en salas comerciales bajo el sello de distribución de Neverlanding.

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