La designación del exsenador y exembajador Armando Benedetti como jefe del despacho del Gobierno del presidente Gustavo Petro, ha supuesto un nuevo cimbronazo en la administración colombiana, pues su figura, rodeada de escándalos, no goza del consenso dentro del gabinete.
El sismo ha sido de tal magnitud que esta mañana, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo Bustos, le solicitó la renuncia a todos los miembros del gabinete, al considerar que, tal como está, la instancia es “insostenible”.
Periodista de profesión, dispone de una dilatada trayectoria política que comenzó a finales de la década de 1990, cuando ganó su primera elección como concejal en Bogotá por el Partido Liberal. Tras una breve pausa, emprendió una carrera parlamentaria como miembro de la Cámara de Representantes y luego como senador, período que coincidió con su paso a las filas del Partido de la U, ligado al uribismo. Fue tanto presidente de la Cámara Alta como de su formación política. De allí dio otro salto para fungir como jefe de campaña de Petro en la contienda de 2022.
Tras la llegada de Petro a la presidencia, fue designado embajador de Colombia en Venezuela y jugó un papel destacado tanto en el restablecimiento de las relaciones bilaterales con Caracas, como en la devolución de la productora de fertilizantes Monómeros al Estado venezolano.
La lucrativa empresa estuvo más de tres años bajo control de agentes al mando del exdiputado opositor venezolano Juan Guaidó, con respaldo del Gobierno colombiano, encabezado entonces por Iván Duque.

Benedetti se vio forzado a renunciar a esa posición tras el escándalo ‘Niñeragate‘, que protagonizó junto a la hoy canciller, Laura Sarabia. No obstante, poco tiempo después se le nombró como embajador ante el Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), posición a la que declinó para regresar a la Casa de Nariño en calidad de asesor, pese a los reclamos de un sector de la izquierda colombiana.
Los señalamientos y los escándalos
Actualmente, la Corte Suprema de Justicia de Colombia tiene abiertos cinco procesos judiciales contra Benedetti por presuntos delitos en los que habría estado implicado mientras sirvió como senador.
Según se lee en un comunicado publicado por la Fiscalía en julio de 2023, las primeras cuatro pesquisas se refieren a “enriquecimiento ilícito de funcionario público”, “financiamiento de campañas electorales con fuentes prohibidas”, “delitos contra mecanismos de participación democrática” e “interés indebido en el uso de contratos”.
En junio de 2024 se sumó otra causa por corrupción, en la que también figuraron los nombres de los excongresistas Tatiana Cabello y Efraín Torres Monsalvo.


Empero, el caso con más resonancia mediática fue el llamado ‘Niñeragate’. En particular, el ahora miembro del gabinete le dijo a la revista Semana que tenía pruebas de que Sarabia, para entonces jefa del despacho presidencial –quien fue su asistente cuando era senador–, había interceptado el teléfono celular de su niñera, Marelbys Meza, luego de haber descubierto que le habían sustraído unos 7.000 dólares de su casa.
También deslizó que la campaña de Petro había recibido financiamiento ilícito, lo que motivó una investigación contra el mandatario en las instancias electorales, que todavía no ha concluido
La situación empeoró cuando Semana difundió unos audios en los que, aparentemente, Benedetti amenazaba a Sarabia, se quejaba de su posición dentro del Gobierno y afirmaba que si decía lo que sabía “todos” se hundirían junto con él.
La decisión del mandatario fue que ambos se apartaran de sus funciones para facilitar las investigaciones, si bien en un lapso relativamente breve ambos regresaron a la gestión con otros cargos. Sarabia pasó a ser la directora del Departamento para la Prosperidad Social y la jefa del Departamento Administrativo de la Presidencia (DAPRE), mientras que Benedetti recaló en Europa, para tomar posesión del cargo de embajador ante la FAO.


En julio de 2024, el político barranquillero volvió a los titulares por un caso de presunta agresión contra su esposa, Adelina Guerrero Covo, que habría tenido lugar en Madrid. La prensa local aseguró que el 30 de julio de ese año, Benedetti agredió verbalmente a Guerrero, al punto de que la Policía compareció en el apartamento que compartían.
Él negó el señalamiento. “Lo que se ha dicho sobre una supuesta agresión no es cierto y no se ajusta al hecho en España. La verdad se demostrará en el tribunal español. En este momento me encuentro en medio de un proceso de divorcio que responde a la esfera privada y familiar y, por el bien de mis hijos, seré prudente”, escribió en su cuenta de X.
Pese a su desmentido, su supuesta agresión fue repudiada por la Cancillería, que adujo haber sido notificada del incidente por la Embajada de España en Bogotá. Asimismo, se adelantó que el caso se remitiría a la Oficina de Control Interno Disciplinario.
La guinda del pastel
Este último caso sirvió como base para que, desde el feminismo, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, y la vicepresidenta Francia Márquez, cuestionaran la inclusión de Benedetti en un alto cargo de tanta responsabilidad, en el contexto del primer consejo de ministros transmitido conjuntamente a través de plataformas virtuales y medios de comunicación.


Frente a estos señalamientos, Petro no retrocedió y divulgó por qué, pese a sus polémicas y escándalos, optó por mantener cerca a Benedetti, a quien tenía sentado a la izquierda durante el desarrollo del controvertido consejo de ministros.
“¿Cuál es el caso de Benedetti? Cuando yo hice los debates del paramilitarismo en el Senado, del Congreso en general siendo militante del Polo Democrático […], el primer congresista que se paró a defenderme en medio de la época paramilitar, de la gobernanza paramilitar y de un Congreso entregado al paramilitarismo fue Benedetti“, defendió el mandatario.


Para responder a las críticas que se le hicieron desde el feminismo, aseveró que “el preso necesita segunda opción, cualquiera sea su delito” y destacó el respaldo parlamentario que ofreciera Benedetti a iniciativas como la eutanasia y otros “derechos de última generación”, a pesar de su adscripción a un partido de línea conservadora.
“Cada ser humano tiene algo que vale. Aunque él no lo cree y no se ha dado cuenta, tiene un toque de Jaime Beiman [contratista local], que es la magia. No es lo mismo un cachaco [bogotano] haciendo política que un costeño haciendo política”, completó.
Todavía no está seguro si tras la reconfiguración del gabinete, Benedetti mantendrá su posición. Lo que sí ha quedado claro es que, aún con sus defectos y a pesar de las diferencias ideológicas que median entre ambos, Petro lo considera un aliado invaluable de larga data.
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