Silencio en extinción: los últimos lugares del planeta que aún conservan su paisaje sonoro natural

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By ndh
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En lugar de silencio total, la tranquilidad natural se define como los sonidos de la naturaleza sin ruido humano. El objetivo del QPI es certificar unos 50 Parques Urbanos Silenciosos en todo el mundo, además de los Parques Silenciosos Naturales.

En 2024, el QPI reconoció a la Reserva Natural de NambiRand, en Windhoek (Namibia), como el primer Parque Natural Silencioso de África, subrayando el compromiso de la reserva de 200 000 hectáreas con la conservación de su entorno natural prístino y el fomento de un santuario tranquilo para humanos y animales.

La organización está estudiando la posibilidad de crear parques urbanos tranquilos en ciudades como Nueva York, Nueva Orleans, París y Brisbane (Australia).

Aunque no quedan lugares naturalmente silenciosos en la Tierra (según Hempton, el ruido producido por los humanos, normalmente en forma de transporte, por carretera, ferrocarril, avión y barco, impregna todos los rincones del planeta), QPI utiliza distintos niveles de quietud para certificar sus parques naturales y urbanos silenciosos.

Tras la certificación de un parque se realizan estudios acústicos periódicos para garantizar que cumple las normas de QPI.

Los sonidos naturales, por supuesto, registran un aumento de decibelios (imagínate el golpeteo del oleaje en una playa o un coro de ranas cantando), pero el objetivo, explica Ulf Bohman, director ejecutivo de Urban Quiet Parks, es que el ruido de fondo no supere los 45 decibelios. Es como una charla de biblioteca.

Los efectos de la contaminación acústica en los seres humanos han sido ampliamente estudiados y se les atribuyen problemas de salud que van desde el estrés y los trastornos del sueño hasta la hipertensión y las cardiopatías.

Los lugares con tranquilidad natural también son importantes para los animales, destaca Jesse Barber, profesor del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Estatal de Boise.

“Se sabe que el ruido causado por los humanos interfiere en la capacidad de los animales para oír sonidos importantes, como el canto de los pájaros, y altera fundamentalmente el lugar donde viven los animales y su aptitud reproductiva”, señala.

“Incluso los parques nacionales de Estados Unidos sufren una importante exposición al ruido a niveles que se sabe que afectan a la vida salvaje”, dice Barber. En un estudio de reducción del ruido realizado en el Monumento Nacional de Muir Woods (California), en el que se instó a los visitantes a bajar el volumen en una zona del parque, el resultado fue un aumento del número de aves cerca de los senderos.

Según Les Blomberg, fundador y director ejecutivo de Noise Pollution Clearinghouse, una organización sin ánimo de lucro que ha trazado un mapa de los últimos lugares de tranquilidad natural que quedan en el territorio continental de Estados Unidos, las zonas con mayor potencial para vivir experiencias tranquilas son las que tienen menos tráfico aéreo y están más alejadas de otros ruidos del transporte.

Las investigaciones de la organización indican que lugares como el Boundary Waters Canoe Area, en el norte de Minnesota, y el Bob Marshall Wilderness Complex, en el oeste de Montana, (ambos en Estados Unidos) figuran entre las últimas zonas de tranquilidad natural que quedan en el país. Los estados más septentrionales de Estados Unidos suelen tener más espacios de tranquilidad natural, comenta Blomberg.

Hempton señala el Parque Nacional de Haleakalā, en Maui (cuyo cráter considera el lugar más tranquilo de la Tierra), el Parque Nacional de los Glaciares y el Parque Nacional de Big Bend entre los parques estadounidenses que han emprendido la certificación inicial como Wilderness Quiet Parks con QPI.

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