Los músicos no sienten dolor como el resto de las personas

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By ndh
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La música no es un deporte, pero que los músicos pueden lesionarse con su trabajo es una realidad. De hecho, aunque no se lesionen, sus ensayos podrían ser muy dolorosos. Al fin y al cabo, se basan en repetir una y otra vez movimientos que no son naturales para el ser humano. El rasgueo de las cuerdas de una guitarra, los dedos entrecruzados sobre las teclas de un piano, la boquilla de una trompeta haciendo presión en los labios mientras que los dedos se mueven enérgicamente por sus pistones… ¿y qué decir de la postura del cuello de los violinistas? Todo podría producir mucho dolor, y a veces lo hace, pero no tanto como para que cesen en su empeño. Esto hizo a un equipo de científicos preguntarse si habría algo en su cerebro que esté reduciendo su percepción del dolor. 

Llevaron a cabo un estudio publicado en Pain y descrito recientemente por su autora principal, Anna M. Zamorano, en The Conversation. En él se analizaba el cerebro de un grupo de voluntarios, músicos y no músicos, después de causar dolor en su mano.

Observaron que, como ya sospechaban, los músicos soportan mejor el dolor. Pero no solo eso. Todo lo que normalmente desbarata el dolor en el cerebro seguía intacto en ellos. Comprobar esto no solo da solución a una incógnita. También ayuda a entender por qué algunas personas lidian mejor con el dolor que otras y da pistas para la búsqueda de alternativas a los analgésicos tradicionales.

El dolor es necesario, aunque no nos guste

El dolor es una señal de alerta para evitar que nos hagamos lesiones graves. Por ejemplo, si al poner la mano sobre un hierro al rojo vivo no sintiésemos dolor, no la moveríamos y acabaríamos sufriendo quemaduras graves. También nos alerta a veces de que algo es venenoso y, por supuesto, nos avisa de la presencia de muchas enfermedades.

Cuando sentimos dolor, se reduce la actividad en la corteza motora. Es decir, en el área del cerebro que controla los movimientos. De este modo, se evita que movamos demasiado los músculos dañados. Si lo hiciésemos, podrían no recuperarse adecuadamente. Pero esto ocurre en su justa medida, ya que si no los movemos en absoluto se dificulta también la recuperación y el dolor se puede hacer más intenso.

dolor de cuello
El dolor disminuye la actividad en la corteza motora. Crédito: Freepik

Algo que también se sabe es que el dolor afecta al mapa corporal del cerebro. Esta es una especie de guía que nos indica qué músculos mover en cada situación. Los autores de este estudio pensaron que la razón por la que los músicos parecen sentir menos dolor podría estar relacionada con estos mapas. Por eso, diseñaron un experimento muy interesante.

¿Qué descubrieron en este estudio sobre músicos?

Para la realización de este estudio se provocó deliberadamente dolor en la mano de un  grupo de voluntarios, de los cuales solo la mitad eran músicos. El dolor se causó a través de la inyección de una proteína que, al inyectarse directamente en los músculos, puede causar dolor durante varios días. Es un dolor neuropático totalmente reversible. Una vez pasado el dolor, no quedan secuelas.

Por otro lado, tanto antes como después de la inyección los voluntarios se sometieron a estimulación magnética transcraneal. Esta es una técnica con la que se mandan pequeños pulsos magnéticos para estimular distintas áreas del cerebro. Se está investigando mucho para tratar la depresión. Sin embargo, en ese caso se centraron en áreas relacionadas con la mano, para comprobar el mapa cerebral que rige los movimientos de la misma. Es decir, se comprobó cómo de intensa o deteriorada estaba la señal derivada de estimular las distintas neuronas implicadas en el movimiento de la mano.

Las personas que no tocan un instrumento tuvieron un gran cambio en el mapa cerebral de la mano desde el momento en que empezaron a sentir dolor en ella. En cambio, los músicos apenas experimentaron ninguna modificación. Su mapa cerebral seguía intacto y, por cierto, muy preciso. Además, cuando se les preguntó sobre sus niveles de dolor, estos parecían ser mucho más bajos que los del resto de participantes.

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Los movimientos repetitivos de los músicos pueden entrenar al cerebro para percibir de un modo diferente el color. Crédito: Freepik

Cuanto más ensayos, mejor

Algo que también llamó la atención es que el mapa cerebral permanecía más intacto cuanto más frecuentes e intensos eran los ensayos de los músicos. ¿Significa eso que basta con unos ensayos de piano para dejar de tomar ibuprofeno? Desgraciadamente no. Pero sí que parece que, con algunas actividades concretas, se puede entrenar al cerebro para sentir menos dolor. Esa es la parte más interesante de este estudio. El cerebro de los músicos se adapta para que el dolor no les deje sin ensayar. Si los imitamos, podríamos conseguir que el dolor no nos impida hacer otras muchas cosas más. 

DERECHOS DE AUTOR
Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://hipertextual.com/ciencia/musicos-menos-dolor/

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