Regreso a la Luna: los retos que enfrentan los astronautas de Artemis II | National Geographic

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By ndh
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“Artemis II nos permitirá obtener algunos de los primeros datos biológicos humanos sobre la radiación del espacio profundo”, celebra Lisa Carnell, directora de la División de Ciencias Biológicas y Físicas de la NASA. “Es la primera vez que se pueden obtener datos sobre personas sanas y comprender realmente lo que ocurre en un entorno con radiación”.

Además de los astronautas, la NASA también está equipando Artemis II con AVATAR (A Virtual Astronaut Tissue Analog Response), unos chips de tejido humano en 3D del tamaño de una memoria USB fabricados especialmente para este fin. “Se trata de una mini réplica de un órgano humano”, explica Carnell.

Estos chips de tejido humano contienen cultivos celulares que se han cultivado especialmente para modelar la estructura y la función de partes específicas de los órganos humanos. Pueden latir como un corazón o respirar como los pulmones. “Y los vamos a enviar con la tripulación para ver qué sucede en un entorno con radiación”, explica Carnell. En concreto, Artemis II volará con AVATAR de médula ósea, que es extremadamente sensible a la exposición a la radiación.

Una vez que comprendan cómo responderá cada astronauta a las rigurosas condiciones de los viajes espaciales, Carnell y su equipo podrán crear lo que ella denomina un “kit médico personalizado” para cada astronauta, con el fin de ayudarles a contrarrestar los efectos de la radiación. Esta es solo una de las formas en que Artemis II allanará el camino para la exploración de Marte.

¿Pero cuál es el gran atractivo de Artemis II? Observar la superficie lunar, por supuesto.

La tripulación podrá ver partes de la Luna que los humanos no han visto antes; hasta el 60 % de la vista de la cara oculta puede ser única, apunta Wiseman. En comparación con las misiones Apolo, esta tripulación también verá una vista más alejada de la Luna, ya que su órbita será mucho más alta.

Sin embargo, solo tendrán tres horas para realizar observaciones lunares. Pero la responsable científica lunar de Artemis II, Kelsey Evans Young, y su compañero científico Noah Petro están preparando tantas observaciones científicas como pueden en ese breve tiempo.

Petro ha trabajado en el Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), además de su papel en el equipo científico de Artemis. Lanzado en 2009, el LRO lleva más de una década tomando imágenes de la superficie de la Luna y cartografiando toda su superficie. Pero, aun así, afirma que observar la Luna de cerca con los ojos humanos podría proporcionarnos importantes conocimientos científicos.

El ojo humano puede ver sutiles variaciones de color y textura que no son necesariamente evidentes en la cámara, y eso es precisamente lo que Petro espera que observen los astronautas. “Cada astronauta percibe la Luna de forma diferente. Cada globo ocular humano es diferente”, dice Petro. “Tenemos cuatro tripulantes que participarán en Artemis II. Cada uno de ellos puede detectar el color de forma diferente”.

Los científicos no esperan que los astronautas de Artemis II hagan ningún descubrimiento importante. En cambio, esperan utilizar los conocimientos sobre cómo perciben los astronautas los colores en la Luna para ayudar a orientar a los futuros exploradores

“Al llevar a la Luna ojos humanos bien entrenados, tenemos la oportunidad de ver cosas que se nos han escapado”, aclara Petro. “Ningún científico planetario debería pensar jamás que tenemos un conocimiento completo y sólido de la superficie de cualquier planeta solo porque la hayamos cartografiado [con robots]. Tenemos los datos, pero son los humanos los que deben interpretarlos”.

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