Éxito de Gilberto Mora urge a blindar a las jóvenes promesas

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▲ Gilberto Mora (11) y Tahiel Jiménez son dos integrantes del Tricolor que han destacado en el Mundial Sub-20 que se lleva a cabo en Chile.Foto Afp

Karla Torrijos

 

Periódico La Jornada
Jueves 9 de octubre de 2025, p. a10

Una ocurrente petición de los aficionados hacia el técnico de la selección nacional, Javier Vasco Aguirre, más allá de ser una broma, esconde un temor enraizado en una realidad frecuente: jóvenes promesas del futbol que truncan sus incipientes carreras por los excesos y el descuidado de sus formadores.

“¡No dejes que (Gilberto) Mora pruebe el Barcardi!”, fue la solicitud que le hicieron al entrenador del Tricolor, quien ha llamado en sus últimas convocatorias al jugador de los Xolos de Tijuana de tan sólo 16 años y que ha brillado en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA que actualmente se disputa en Chile, donde ha marcado tres goles y ha contribuido con una asistencia; además, fue pieza clave para conseguir los empates ante rivales poderosos como Brasil y España.

Tras escuchar la petición, Aguirre soltó una carcajada y respondió: “Es buenísimo el Bacardi ¿cómo?”, mientras todos los presentes rieron.

“Si lo vi (el video donde se escucha la solicitud), la verdad me dio mucha risa, también la reacción del profe me causó risa, pero lo bueno que estoy enfocado en lo que quiero”, dijo a su vez Mora en declaraciones para TUDN al ser interrogado al respecto.

Aunque dicho comentario fue en tono jocoso, en realidad recuerda casos anteriores con otros talentos jóvenes del futbol mexicano, cuyas exitosas carreras fueron interrumpidas por indisciplinas relacionadas con las fiestas y el alcohol, como es el caso de Carlos Gullit Peña y Giovani dos Santos, quien fue integrante del Barcelona, don-de no pudo trascender, e incluso fue parte de las selecciones nacionales que ganaron el Mundial Sub-17 en Perú 2005 y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Ambos ex futbolistas fueron en su momento grandes promesas del balompié nacional, incluso se perfilaban para brillar en el extranjero y con la selección mexicana; sin embargo, los excesos los consumieron y acabaron arruinando sus carreras, con lo que engrosaron una larga lista de jugadores que nunca llegaron a ser lo que se esperaba de ellos.

“Es tan absorbente, tan excitante, tan intensa la vida del futbolista profesional que, literalmente, no le queda tiempo para otra cosa que no sea el entrenamiento de mañana y el partido que viene. Tiene asimismo tantas presiones de distinta índole, que vive protegiéndose, encerrado en un individualismo del que sale, a veces sólo para integrarse en el equipo en el que juega.

“La realidad social y política que lo rodea le queda cada vez más lejos. La fama y el dinero le quitan el suelo que pisa y lo depositan en una nube ilusoria de poder”, mencionó el ex jugador y entrenador argentino Ángel Cappa en un texto publicado en La Jornada en marzo de este año.

Ese poder que se consigue gracias al talento y buen desempeño, lamentablemente en muchas ocasiones deslumbra a los futbolistas, sobre todo a los más jóvenes y a quienes provienen de familias de escasos recursos, toda vez que comienzan a llegar la fama, el dinero, los buenos contratos, las fiestas, entre otras cosas.

A decir de Carlos Alberto Vázquez Villegas, sicólogo deportivo de la consultoría @entulimite, “es de vital importancia que los jugadores cuenten con una educación integral desde temprana edad. Cuando son pequeños, ésta debe venir por parte de sus familias, y más adelante, al ser integrantes de un equipo, debe ser por parte de los clubes, entrenadores y hasta los directivos. Se les deben inculcar valores, disciplina, respeto y hacer que siempre mantengan los pies en la tierra”.

Apuntó además que “al convertirse en jugadores profesionales, inevitablemente las tentaciones (alcohol, fiestas, lujos, entre otros) estarán cerca de ellos, por lo que es fundamental no permitir que esa motivación inicial, donde luchaban por cumplir sus sueños de trascender, se desvíe a la consecución únicamente de bienes materiales, no hay que dejar que el objetivo de seguir creciendo como atleta quede en segundo plano”.

Finalmente, señaló que como formadores “tanto la familia como los clubes y los entrenadores tienen la responsabilidad de guiar a los jóvenes, ellos no pueden perder sus valores, pues éstos los mantendrán a flote. Cuan-do llega la fama es muy fácil que uno pierda el piso, pero si tú te desempeñas en función de tus propios valores, sabrás alejarte de lo que no te conviene”.



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