Muchos científicos a lo largo de la historia se han preguntado por qué las mujeres viven más que los hombres. Es un hecho, por muy distinta que sea la esperanza de vida en distintas partes del mundo, la de las mujeres suele ser más elevada que la de los hombres. Esto se mantiene también si retrocedemos en el tiempo. Por mucho que la mortalidad en personas jóvenes fuese mucho mayor que ahora, siempre morían más hombres que mujeres jóvenes. Incluso en otros primates, como los gorilas, las hembras suelen vivir más que los machos. Existen muchas hipótesis sobre por qué ocurre todo esto, muchas de ellas con gran coherencia. Sin embargo, hasta ahora no se había llevado a cabo ningún gran estudio destinado a analizar esta cuestión desde un punto de vista evolutivo.
Justamente el hecho de que otros primates, y también otros mamíferos, sigan este mismo patrón llevó a un equipo internacional de científicos a estudiar por qué las mujeres viven más que los hombres con su atención centrada en nuestra historia evolutiva. Por eso, estudiaron otras especies, unas más emparentadas con nosotros que otras. Sobre todo se centraron en especies de mamíferos y aves y la realidad es que esa forma de salirse un poco de la caja les ayudó a tomar perspectiva y entender mejor a qué puede deberse todo esto.
Comprobaron que, desde un punto de vista evolutivo, algunas de las hipótesis existentes hasta el momento ganan aún más sentido. Además, dieron con otras que también podrían explicarlo todo. Y es que, en el fondo, lo más probable es que no se deba un solo factor, sino una combinación de varios.
¿Qué se sabe hasta ahora sobre por qué las mujeres viven más que los hombres?
Principalmente hay tres hipótesis sobre por qué las mujeres viven más que los hombres. En primer lugar, muchos científicos apuestan por una cuestión cromosómica. Tanto hombres como mujeres tienen los mismos cromosomas salvo por un par, conocidos como cromosomas sexuales. Los cromosomas sexuales masculinos son XY y los femeninos XX. Es decir, las mujeres tienen dos cromosomas X y los hombres uno X y uno Y. Lógicamente, en todo momento estamos hablando de hombres y mujeres cis.
Muchos genes esenciales para la supervivencia están en el cromosoma X. Si en una mujer hay mutaciones en uno de esos genes en uno de sus cromosomas X, puede que aún tenga la opción sin mutar en el otro cromosoma X. Podría suplir esa carencia. En cambio, en los hombres no hay otro cromosoma X para compensar esos problemas. Es el motivo por el que la mayoría de enfermedades ligadas al cromosoma X son más frecuentes en hombres. Por ejemplo, ocurre con el daltonismo. Hay muchos más hombres daltónicos porque para que una mujer lo sea debe heredar dos cromosomas X con el gen en cuestión mutado. La probabilidad es mucho más baja. Hay casos, por supuesto, pero es menos frecuente. En este caso, simplemente se confunden los colores. No es algo grave. Pero también puede haber consecuencias más graves que disminuyan la esperanza de vida masculina.

¿Cuáles son el resto de hipótesis?
Existe la hipótesis de que las mujeres viven más que los hombres porque tienen menos testosterona. Esta hormona, mucho más abundante en hombres, suele estar muy relacionada con la impulsividad. A veces las conductas impulsivas son peligrosas. No hay más que ver la gran cantidad de vídeos de YouTube que, a modo de humor, se titulan como “por qué los hombres viven menos”. En ellos, normalmente, salen hombres cometiendo imprudencias que acaban en accidente. Pero eso no es todo. También se ha visto que la testosterona puede afectar negativamente al sistema inmunitario. Por eso en algunos casos los hombres se ven más afectados por ciertas infecciones.
Todo esto se vio también en el siglo XIX con un estudio muy curioso en el que un científico coreano, Han-Nam Park, analizó los registros de la Corte Imperial de la Dinastía Chosun. Sobre todo se centró en comparar la esperanza de vida de 81 eunucos con la de otros hombres de la corte. Así, vio que los eunucos vivieron una media de alrededor de 70 años, mientras que la del resto de hombres estaba en torno a los 50. Incluso hubo tres eunucos que superaron los 100 años. Dado que los eunucos no tienen testículos, sería muy probable que la baja testosterona tuviese que ver.
Para terminar, históricamente los hábitos masculinos suelen ser más nocivos que los femeninos. Fuman más, beben más alcohol, van menos al médico… Eso podría explicar por qué las mujeres viven más que los hombres, aunque la realidad es que son hábitos que están cambiando bastante, mientras que las diferencias en la esperanza de vida se mantienen.


¿Qué tiene que ver la evolución en todo esto?
Para intentar dar una explicación evolutiva a por qué las mujeres viven más que los hombres, los autores del estudio que se acaba de publicar analizaron más de 1.000 registros de aves y mamíferos de distintas especies.
Observaron datos interesantes que confirman algunas hipótesis de las mencionadas anteriormente. Por ejemplo, la de las diferencias cromosómicas. Vieron que, si bien en los mamíferos suelen vivir más las hembras, con las aves suele ocurrir lo contrario. Pero también vieron que, mientras que el resto de mamíferos tienen los cromosomas sexuales distribuidos como en los humanos, en la mayoría de aves son los machos los que tienen dos iguales y las hembras las que tienen uno de cada. Por eso ocurre lo contrario.
Esto cuadraría a la perfección con la hipótesis de la protección de la doble X. Eso sí, también vieron que hay algunas especies en las que no se mantiene este patrón, por lo que claramente hay más factores implicados.
¿Y cuáles podrían ser esos factores?
Ellos creen, observando estos animales, que uno de esos factores puede ser la necesidad de apareamiento. En las especies polígamas en las que es importante ser un macho elegible, los machos suelen tener una esperanza de vida bastante menor que la de las hembras. Los autores creen que puede deberse a que el tamaño más grande o el plumaje colorido aumentan la mortalidad. Podría ser, por ejemplo, porque para mantener esa fachada se quita energía a procesos importantes para la supervivencia. En aves monógamas, en cambio, no existe tanta diferencia, por lo que todo cuadra.
Como también cuadra el hecho de la crianza. En las especies en las que las crías pasan más tiempo con sus madres la esperanza de vida de las hembras es mayor. Deben mantenerse sanas más tiempo para poder cuidar a su descendencia.


El zoológico no tiene mucho que ver
Estos científicos compararon también animales de zoológico con ejemplares de sus mismas especies criados en libertad. Observaron que, si bien el zoológico disminuye un poco la brecha de género en la esperanza de vida, la diferencia es mínima. Por lo tanto, estamos más bien ante una cuestión evolutiva que ambiental. Y, como tal, podría estar afectando a los seres humanos. Puede que hoy en día nuestras necesidades no sean tan viscerales como las de nuestros antepasados, pero la evolución es así de caprichosa.
Lo que está claro es que, posiblemente, todas las hipótesis tengan un poco de verdad. Hay muchos motivos por los que las mujeres suelen vivir más que los hombres. Algunos irán cambiando poco a poco, pero otros posiblemente se mantengan con el tiempo. Sea como sea, ojalá la esperanza de vida aumente aún mucho más para todos y, sobre todo, en todo el mundo.
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