El viaje que Tamara realizó en los últimos meses en un pequeño velero no hubiera sido posible hace unas décadas. Las condiciones climáticas y ambientales de la Tierra están cambiando rápidamente y el Ártico es precisamente uno de los lugares donde se pueden ver claramente las transformaciones derivadas del cambio climático.
Durante la conversación, Tamara mencionó que solo el 9 % de su ruta tenía hielo marino, a diferencia de hace unos 30 años, cuando se necesitaban rompehielos. “Pude navegar por regiones a las que no hubiera sido posible llegar con mi embarcación, a cada minuto veía diferencias en el paisaje en fotos de hace dos o tres años, con muchas menos regiones congeladas, un tiempo muy corto para tanto cambio”.
También observó la drástica reducción del hielo marino al comparar fotos satelitales de los últimos 10 a 20 años con la situación actual, un período corto en climatología, y cómo las condiciones del hielo en el Ártico han cambiado rápidamente, con cada año batiendo récords de inviernos más cálidos.
La exploradora vió de cerca las consecuencias de estos cambios en el clima ártico: “Animales como las ballenas y las águilas están cambiando sus patrones migratorios, permaneciendo más tiempo en el Ártico o anidando antes, y los osos polares están perdiendo su hábitat de hielo, lo que los acerca a las poblaciones humanas”, agrega.
Según la navegante, los osos polares aparecen cada vez más cerca de los pueblos, ya que además de perder espacio de hielo, también pierden fuentes de alimento. Asegura que los animales marinos también se están viendo afectados por el cambio climático, como la “mariposa de mar” (un tipo de caracol marino del grupo Thecosomata que vive en aguas frías), que es la base alimenticia de muchos otros animales, como ballenas, peces y aves.
“La mariposa de mar está teniendo dificultades para formar sus conchas debido a la acidificación del océano, que absorbe gran parte del dióxido de carbono de la atmósfera, lo que altera su pH y afecta a la capacidad de los organismos para formar conchas, lo que repercute en la pesca y las cadenas alimentarias, en una reacción en cadena”, explica Tamara.
Otro impacto importante del cambio climático en el Ártico, con consecuencias para todo el ecosistema oceánico, además del alarmante aumento del nivel del mar, es el deshielo del permafrost, suelo que permanece congelado durante muchos años y contiene grandes cantidades de carbono en materia orgánica congelada.
La navegante dijo que el deshielo del permafrost en el mar de Groenlandia y Canadá está desequilibrando las construcciones (muchas casas están construidas sobre el permafrost) y liberando gases y metales pesados atrapados durante miles de años bajo el hielo, lo que contamina el agua y las especies cercanas.
Además, el peligro del aumento del agua dulce fría en el océano altera la salinidad del mar y las corrientes marítimas, provocando tormentas aún más intensas y frecuentes, explica. “Algunos de los momentos más difíciles que pasé durante la travesía se debieron precisamente a fuertes tormentas y corrientes marinas que fueron mucho más intensas de lo previsto, lo que me obligó a buscar refugio más veces de lo que esperaba”, revela Tamara.
Tamara Klink comentó que la influencia de las percepciones externas sobre su capacidad para navegar sola ha cambiado, y que ahora se siente menos afectada por los comentarios de los demás que en sus primeras travesías marítimas, tal y como comentó en una entrevista para NatGeo en 2022.
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