Los beneficios van más allá del peso. Varios estudios demostraron que las dietas vegetarianas que duran seis semanas o más pueden reducir la presión arterial, un factor clave para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Este efecto probablemente esté relacionado con la pérdida de peso y un mayor consumo de minerales como el potasio y el magnesio, que ayudan a reducir la presión arterial, afirma Luigi Fontana, experto en nutrición y envejecimiento saludable de la Universidad de Sídney.
Las dietas vegetarianas también suelen reducir el azúcar en sangre, lo que disminuye el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, según un estudio reciente de Fontana y sus colegas.
Otros estudios sobre vegetarianos observaron descensos en el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), el colesterol “malo” abundante en la carne y los productos lácteos, que obstruye los vasos sanguíneos y aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Un estudio con 11 pares de gemelos, dirigido por Landry y sus colegas de la Universidad de Stanford, reveló que quienes siguieron una dieta vegana vieron su colesterol LDL reducido a niveles óptimos por debajo de los 100 miligramos por decilitro después de cuatro semanas.
Aunque los participantes comenzaron con niveles relativamente saludables, la disminución fue notable.
Cambiar a una dieta basada en plantas no solo cambia lo que hay en tu plato, sino que puede alterar el ecosistema de bacterias que viven en tus intestinos. Los nuevos vegetarianos tienden a desarrollar más bacterias especializadas en cortar la fibra en alimentos de origen vegetal y menos bacterias que se dirigen a la carne, explica Verónica Witte, neurocientífica del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas de Alemania y el Centro Médico de la Universidad de Leipzig.
En un estudio de 2014 que utilizó muestras de heces para analizar las bacterias intestinales de las personas que cambiaron a una dieta basada en plantas, la composición de sus bacterias intestinales cambió, “incluso después de varios días”, asegura Witte.
Aunque los efectos precisos no son consistentes en los distintos estudios, algunos cambios podrían ser beneficiosos. Datos preliminares del estudio de gemelos de Stanford revelaron que la Bilophila wadsworthia , una bacteria intestinal que descompone proteínas específicas en productos animales y que se relacionó con la inflamación que provoca enfermedades, disminuyó en los gemelos que adoptaron una dieta vegana.
Al parecer, “la presencia de B. wadsworthia en la microbiota intestinal en grandes cantidades puede ser muy problemática, y una forma de eliminarla es adoptar una dieta vegana”, afirma el coautor Matthew Carter, microbiólogo de Stanford.
Los científicos también investigan los posibles beneficios de las bacterias que fermentan la fibra y los posibles efectos nocivos de las bacterias que procesan la carne.
Mientras tanto, Witte investiga si los cambios en las bacterias intestinales pueden afectar de alguna manera al cerebro e influir en los antojos de comida. Sin embargo, advierte que se necesita más investigación para demostrar realmente que estos procesos intervienen.
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