La Habana/El huracán Melissa salió del territorio cubano desde la mañana del miércoles, pero en el oriente de Cuba todavía hay zonas anegadas, carreteras y puentes colapsados, comunicaciones inestables y apagones, mientras las autoridades anuncian la “fase recuperativa” en Santiago de Cuba y Granma. Sin embargo, los municipios granmenses de Río Cauto y Cauto Cristo continúan en la fase de Alarma ciclónica.
El Consejo de Defensa Provincial de Granma, en coordinación con efectivos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), activó este sábado un operativo de emergencia ante la crítica situación generada por las intensas inundaciones en las comunidades de Grito de Yara y Río Cauto. La orden es evacuar de manera masiva a los habitantes de las zonas más afectadas, donde el nivel del agua continúa aumentando y amenaza con aislar por completo varios asentamientos rurales. Las autoridades han calificado la situación como de “alto riesgo”, advirtiendo que “se tornará más difícil a medida que pasen los días” si las lluvias persisten y los embalses siguen desbordándose.
Para ejecutar la compleja logística de evacuación, se desplegó un dispositivo combinado del Ejército con operaciones terrestres, fluviales y aéreas. Unidades anfibias se encargan de acceder a las áreas más comprometidas, rescatar a las personas y trasladarlas hasta puntos seguros en la carretera principal, desde donde serán conducidas a albergues temporales.
De forma paralela, helicópteros militares realizan misiones de rescate y salvamento desde el aire, concentrándose en las viviendas totalmente rodeadas por el agua. El Consejo de Defensa pidió a la población colaborar activamente con las operaciones, desplazarse de inmediato hacia las zonas altas previamente señaladas, hacer señales visibles para ser localizados con rapidez y acatar sin demora las órdenes de evacuación, cuyo plazo vence en el transcurso del día.
En la provincia se reportaron afectaciones en 1.431 viviendas de Guisa, Campechuela, Bayamo, Cauto Cristo, Bartolomé Masó, Manzanillo, Jiguaní, Buey Arriba y Río Cauto. De ellas, 23 sufrieron derrumbes totales y 137 parciales, mientras que 593 viviendas perdieron completamente el techo y 678 registraron daños menores. Las autoridades aclararon que se trata de cifras preliminares y que el número real de inmuebles afectados podría superar los 10.000, sobre todo por el deterioro de los techos. Al mismo tiempo, se informó del rescate de casi 3.000 personas en operaciones realizadas en varios municipios, con 413 intervenciones de emergencia que continúan contrarreloj en las zonas más bajas e incomunicadas.
En las redes sociales se ha difundido la súplica de la hija de un operador que quedó atrapado en el embalse Cauto del Paso, luego de 72 horas sin tener noticias del trabajador estatal. La funcionaria del municipio dijo a la joven que su padre era “un héroe” por decidir quedarse cuando fueron a rescatar al grupo de personas que lo acompañaban. Pero en Bayamo, el jefe de las subestaciones le confirmó que el hombre “no cabía en el helicóptero”. La joven pide que “no jueguen con las emociones” de una familia desesperada y exige una información precisa sobre su padre.
Por otra parte, el tren de Guamo se convirtió en una escena más del caos que el huracán Melissa ha dejado en el oriente cubano. Las imágenes y testimonios narran una mezcla de improvisación, heroísmo y descontrol institucional. La locomotora 52554, con más de 2.600 pasajeros que huían de las inundaciones, partió rumbo a zonas seguras sin garantías reales de seguridad ferroviaria.
A menos de un kilómetro de la estación, el agua socavó la vía y el tren se separó en dos, dejando nueve vagones varados. Aunque el Ministerio del Transporte se apresuró en aclarar que “no hubo descarrilamiento”, lo ocurrido muestra la fragilidad de un sistema de infraestructura deteriorado y la falta de protocolos eficaces para mover a miles de personas en plena emergencia.
/ CMKX Radio Bayamo
Con cochemotores y chalupas privadas, fueron evacuados unos 80 pasajeros, entre ellos niños y ancianos, mientras otros eran trasladados en ómnibus hacia Colombia, en la provincia de Las Tunas. Las autoridades destacaron el “control” y la “entrega” del operativo, pero evitaron responder por qué se permitió que un tren repleto de personas circulara por una vía ya inundada. La historia del “tren que pudo más que las aguas”, como la titularon los medios oficiales, termina, en realidad, revelando improvisación y suerte, más que organización y reducción de riesgos.
La vialidad es otro frente abierto. La carretera Santiago-Granma exhibe “graves afectaciones” por desbordes de ríos y socavones, un cuello de botella que complica la llegada de ayuda y el traslado de evacuados.
Aunque la emisora CMKX Radio Bayamo presentó la historia del “perrito de Río Cauto” –abandonado durante la evacuación– como una crónica “emotiva”, el hecho ha generado una oleada de indignación dentro y fuera de Cuba. El relato revela que, mientras el discurso oficial exalta la sensibilidad y el heroísmo, ni los evacuados ni las autoridades presentes intervinieron para salvar al animal, que quedó a merced de la crecida del río.
La imagen del perro solo, mirando hacia el cielo, fue asumida por organizaciones como Bienestar Animal Cuba (BAC-Habana) como símbolo del abandono institucional y humano en medio del desastre. Lo que CMKX describe con lirismo, muchos cubanos lo leen como una metáfora del país mismo: un territorio donde los más vulnerables –personas o animales– son los primeros en ser dejados atrás.
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