Béisbol5: la revolución silenciosa del deporte cubano

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No nació en estadios ni bajo reflectores. Nació en la calle, en el juego popular de las cuatro esquinas, en la creatividad de un pueblo que siempre encontró en la pelota una forma de expresión. Y hoy, convertido en disciplina internacional, ese mismo espíritu sostiene a un deporte que exige respeto, comprensión y respaldo.

Así lo defiende con argumentos y conocimiento su principal arquitecto en Cuba, el jefe técnico nacional Eros Bernal, una de las voces más autorizadas para hablar del fenómeno.

“El Béisbol5 es un deporte en toda la extensión de la palabra”, reiteró Bernal en exclusiva para Prensa Latina, al explicar que reúne todos los componentes técnico-metodológicos de una disciplina de alto rendimiento.

Golpear, correr, fildear, lanzar —aunque sin bate— demandan precisión, velocidad mental, coordinación extrema y una preparación física que no admite improvisaciones.

“No es un juego recreativo; es un deporte colectivo con altos requerimientos y un nivel de exigencia comparable al de cualquier modalidad de alto rendimiento”, subrayó.

El entrenador también ha sido claro al explicar por qué muchos aún lo miran con ligereza. La cercanía con el béisbol tradicional y el arraigo cultural del juego de barrio llevan a confundir su esencia.

Pero, como insiste Bernal, el Béisbol5 no es una variante improvisada: es una disciplina reconocida oficialmente por la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC), con reglamentos propios, estructura competitiva y un camino internacional definido.

Ese camino ha tenido a Cuba como pionera. No por casualidad la WBSC eligió a La Habana para sus primeros talleres internacionales en 2019.

Tampoco es casual que el país acapare todos los títulos mundiales puestos en juego, ni que el equipo juvenil haya sido elegido este mes como el Mejor Deporte del Año en Latinoamérica en la sexagésima primera Encuesta Deportiva de Prensa Latina. Son resultados que hablan de un proceso serio, sostenido y profundamente humano.

Bernal suele insistir en que el mayor valor del Béisbol5 está en su esencia: “Nació de un juego popular, pero hoy es una disciplina con identidad propia, que exige estudio, planificación y ciencia del entrenamiento”.

Por eso defiende que se le mire con la misma seriedad que a cualquier otro deporte consolidado, porque detrás de cada título hay horas de preparación, análisis, correcciones y una entrega total de atletas y entrenadores.

El Béisbol5, además, conecta pasado y futuro. Recupera la memoria de las calles y la transforma en una propuesta moderna, inclusiva y universal. No es por gusto que más de 100 países lo practiquen ya, ni que unos setenta compitan activamente en el ranking mundial. Tampoco que Cuba, donde todo comenzó, siga marcando el paso.

Por eso, más que pedir reconocimiento, este deporte exige comprensión. Comprender que su grandeza no está solo en las medallas —cuatro de oro mundiales— sino en lo que representa: la capacidad de reinventarse sin perder identidad. Como bien resume Bernal, el Béisbol5 no llegó para ocupar un espacio ajeno, sino para crear el suyo propio.

Y en ese espacio, nacido de la calle y elevado al escenario internacional, late una verdad innegable: el Béisbol5 es Cuba jugando su propio futuro.

arc/blc

Con información de PRENSA LATINA https://www.prensa-latina.cu/2025/12/25/beisbol5-la-revolucion-silenciosa-del-deporte-cubano/

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