Eirinet Gómez
Periódico La Jornada
Martes 30 de diciembre de 2025, p. 7
El anuncio de la construcción de Coatlicue, que será la supercompu-tadora pública mexicana más poderosa de América Latina, con una inversión pública de 6 mil millones de pesos y un plazo de fabricación de 24 meses a partir de enero 2026, abre una expectativa positiva para la comunidad científica del país.
“Es una gran noticia escuchar que se destinarán recursos significativos en cómputo de alto rendimiento. Llevábamos varios años sin inversión en este rubro”, afirmó a La Jornada Isidoro Gitler, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional.
El anuncio llega como “oxígeno” en un contexto marcado por rezagos acumulados en la infraestructura nacional de supercómputo: los centros existentes tienen una capacidad limitada, con equipos que no han sido renovados desde antes de la pandemia y que resultan insuficientes frente a la demanda científica y al auge de la inteligencia artificial.
A esto se suman las desigualdades regionales, ya que zonas como el sur del país tienen acceso limitado a esta tecnología; la falta de colaboración e intercambio de recursos entre los centros, y la ausencia de una articulación integral para aprovechar de forma eficiente la infraestructura disponible.
Gitler señaló que la mayor parte de los sitios de supercómputo en el país “tienen equipos que ya dieron en años lo que tenían que dar, con tecnología envejecida, y en muchos de éstos ni siquiera es fácil conseguir refacciones o mantenerlos funcionando en óptimas condiciones.
“Desde la Red Mexicana de Supercómputo ya habíamos señalado que era necesario que México adquiriera plataformas con otras capacidades computacionales que las existentes. Por eso, que llegue una noticia como la que tenemos ahora es muy relevante”, reiteró.
Mayor colaboración
En entrevista por separado, Lukas Nellen Filla, del Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México, da la bienvenida a Coatlicue porque considera que fortalecerá los centros de supercómputo que existen en el país, y así podrían revertirse las carencias de infraestructura.
Pero, sobre todo, lo consideró una oportunidad para incrementar la colaboración entre los centros y compartir los recursos con los que cuentan. “Necesitamos fortalecer las colaboraciones entre los grupos de expertos. Tenemos una comunidad que funciona bien, pero podría ser más grande”, resaltó.
En un contexto marcado por el crecimiento acelerado de la inteligencia artificial y la simulación avanzada, que aumenta la demanda del uso de supercómputo, Nellen Filla mencionó que la infraestructura actual es insuficiente. “Los investigadores buscan colaboraciones internacionales en Brasil, Ecuador, Estados Unidos o en Europa para tener acceso a supercomputadoras”, apuntó.
Agregó que el reto va más allá de abrir más centros y se debe fortalecer los existentes mediante personal técnico especializado, así como una red de interconexión robusta. Destacó la necesidad de articular una estrategia nacional con énfasis en la colaboración y el uso eficiente de la infraestructura.
Para el investigador es importante invertir en supercómputo en México porque hacerlo fortalecerá los sectores público y académico del país. “A veces creemos que una inversión en este rubro es cara, pero no vemos lo caro que sale no hacerlo”.
En tanto, Isidoro Gitler consideró que la puesta en marcha en tiempo y forma de Coatlicue tendrá repercusiones científicas, tecnológicas, económicas y sociales. “No habrá un solo ámbito de nuestra sociedad que no sea impactado por la importancia de tener estas tecnologías en el país”.
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