¿La clave para vivir 100 años? Tener ADN de cazadores-recolectores

Las personas centenarias han llamado la atención de la ciencia durante mucho tiempo. Sobre todo, en los países en los que hay una gran concentración de estos individuos que cumplen los 100 años, a menudo con una salud de hierro. Uno de esos países, por ejemplo, es Japón. España tampoco se queda muy atrás. De hecho, hasta hace poco, teníamos a la mujer más longeva del mundo, María Branyas. Pero otro país que no se menciona tanto en el que también hay una gran concentración de centenarios es Italia. Por eso, recientemente un equipo de científicos de la Universidad de Bolonia ha querido estudiar el ADN de 333 centenarios, analizándolo desde una perspectiva muy interesante. La prehistórica.

Básicamente, querían ver de quiénes descienden los centenarios. Los humanos aún albergamos restos de ADN de muchos pedazos de nuestra historia evolutiva. Incluso tenemos genes de ascendencia neandertal o denisovana, siendo ambos homínidos anteriores al Homo sapiens.

Estos científicos analizaron los ADN de 103 genomas, procedentes de un total de 20.000 años de genética europea. Y lo cierto es que sí encontraron un patrón al compararlo con el ADN de los centenarios de la actualidad. Tienen mucho de cazadores-recolectores.

¿Quiénes eran esos cazadores-recolectores?

En general, el ADN italiano tiene más o menos la misma ascendencia prehistórica que el de otras poblaciones del sur de Europa, como España. Desde pastores de la Edad de Bronce de las estepas póntico-caspias hasta agricultores neolíticos de Oriente Medio, pasando por los cazadores-recolectores de Europa Occidental (WHG) del Mesolítico. Este último grupo sustituyó a las poblaciones humanas europeas más antiguas tras el Último Máximo Glacial, ocurrido hace unos 20.000 años. En Italia, su representación mejor conservada es la de un esqueleto de 14.000 años hallado en Villabruna, en el norte del país.

Se trata de los últimos humanos que basaron su modo de vida en la caza y la recolección, ya que, poco a poco, al final del Mesolítico se fueron sentando las bases culturales que dieron inicio al Neolítico. Aún no eran totalmente sedentarios. Sin embargo, las mejoras climáticas después de las últimas glaciaciones les permitieron asentarse mucho más. Se desplazaban, pero ya no tanto. Por eso, en Europa se concentraron mayormente en las áreas cercanas a las costas mediterráneas y atlánticas. En el interior ya no era tan fácil encontrarlos. Por eso no es raro que estén muy emparentados con los italianos de hoy en día. Lo curioso es lo que se vio en este estudio.

¿Cómo se estudiaron los centenarios italianos?

Para el estudio se tomaron muestras de ADN de 333 centenarios y 690 personas sanas menores de 100 años. Todos ellos eran italianos. El objetivo era comparar su material genético con las muestras de ADN prehistórico que vimos al principio.

Cuando lo hicieron, comprobaron que el ADN de los cazadores-recolectores estaba muy presente en las muestras de las personas centenarias. Podríamos pensar que era así simplemente por ser italianas, pero en los otros 690 individuos, aunque había cierta representación, la presencia era muchísimo menor. 

Entonces, ¿ese es el truco para pasar de los 100 años?

Estos científicos no saben por qué el ADN de los cazadores-recolectores puede hacer que una persona llegue a ser más longeva. Lo que sí tienen claro es que no es la única causa. Al fin y al cabo, las personas centenarias llegan a serlo por muchos motivos. La dieta mediterránea también influye mucho. En el caso de María Branyas, por ejemplo, se comprobó que consumía muchísimo yogur, demostrando los beneficios contra el envejecimiento de los probióticos. Pero eso tampoco es todo. De hecho, ella también tenía muchísimos factores de protección genéticos. 

Por otro lado, se ha visto que las personas que suelen pasar de los 100 años normalmente han sido muy sociales. Interaccionar con otras personas tiene un gran poder antienvejecimiento, especialmente a nivel mental. Y eso sigue sin ser todo.

Los centenarios responden a un cóctel de factores protectores controlables y no controlables. No podemos controlar nuestros genes, pero sí cómo cuidamos el cuerpo en el que se encuentran. Al final, no hay un truco definitivo para llegar a cumplir un siglo. Pero, desde luego, parece que tener mucho ADN de cazadores-recolectores puede facilitar un poco la misión.