▲ Netflix estrenó hace unos días un documental que analiza las biografías de ambos boxeadores.Foto @Canelo
Juan Manuel Vázquez
Periódico La Jornada
Martes 9 de septiembre de 2025, p. a12
Dice el axioma del boxeo que un buen peso pequeño nunca vencerá a un buen peso grande. A pesar de algunas sorpresas, la historia lo confirma al menos desde 1867 cuando las reglas del Marqués de Queensberry intentaron civilizar esta actividad para otorgarle la categoría de deporte en el sentido más tradicional.
Entonces, ¿es posible que el mejor peleador de los wélter derrote al mejor de los supermedianos? Terence Crawford, quien dominó la categoría de los superligeros, después los wélter y hoy es campeón superwélter, considera que aquel axioma no es una ley irrefutable. Con esa confianza en sí mismo, pretende destronar al mexicano Saúl Canelo Álvarez, monarca indiscutible en la categoría supermediana, el próximo 13 de septiembre en Las Vegas.
El combate intenta marcar un hito al ser la primera función de boxeo en su acepción clásica que será transmitida por Netflix, la mayor plataforma de entretenimiento por streaming. La anterior experiencia de la compañía fue una pelea que modificó las reglas de ese deporte, Jake Paul, un popular youtuber, enfrentó a Mike Tyson, una leyenda en retiro, y alcanzaron la descomunal cifra de 108 millones de cuentas conectadas de manera simultánea.
Para Canelo-Crawford las expectativa es rebasar ese récord, apoyados en la fórmula Netflix y producida por Dana White, el responsable del éxito de la UFC, la compañía que hizo de las artes marciales mixtas un fenómeno masivo y global. Antes de la pelea, la plataforma de streaming estrenó hace unos días la serie documental Cuenta atrás en la que se analizan las biografías de Canelo y Crawford, en la que se exponen sus ambiciones y debilidades como preámbulo para un combate que aspira a instalarse como un momento estelar en la memoria de este deporte.
Y la duda es inevitable. Crawford es un peleador superdotado, pero más pequeño que Canelo. ¿El rey de los wélter podrá demostrar que existen resquicios para hacer fallar la lógica en el axioma del boxeo?
El escritor deportivo Mark Kriegel se lo plantea en lo evidente: el peleador estadunidense tuvo que subir casi 10 kilos para enfrentar al mexicano: “Canelo es fornido y compacto; Crawford es más esbelto y ligero por naturaleza”.
Y enseguida, el escepticismo del analista de boxeo, Max Kellerman, responde: “no importa qué tan bueno seas, si subes de peso y peleas contra el mejor de esa categoría, al final perderás”.
Crawford no es ningún insensato y pretende darle la vuelta a esa encrucijada que cada tanto ofrece el boxeo. Y ahí están para inspirar la hazaña de Henry Amstrong como campeón en peso pluma que derrotó al campeón wélter en 1938; también se puede apelar a Sugar Ray Leonard, monarca wélter que subió 10 kilos para vencer al indiscutible de los medianos Marvin Hagler en 1987, o en fechas más recientes, en 2010, cuando Manny Pacquiao demolió al tijuanense Antonio Margarito cuya ventaja de estatura era de unos 13 centímetros.
Para alimentar el escepticismo, sólo hay que recordar a uno de los más grandes en México, al genial wélter José Ángel Mantequilla Nápoles avanzando de manera impotente e inútil ante el mediano Carlos Monzón en aquella locura en París de 1974.
El entrenador guatemalteco Esaú Diéguez será una pieza clave en la aventura de Crawford. Este joven que llegó indocumentado a Estados Unidos y que aprendió que el boxeo es un negocio cruel, ha trabajado cada detalle con Crawford y confía en lo que ha visto estas semanas en el gimnasio.
“Está más fuerte y mantiene la velocidad”, dice Diéguez en el documental; “está más fuerte y cada vez que sube de peso me alegra que mantiene la velocidad”.
En el gimnasio, Crawford obedece las instrucciones de sus entrenadores. Diéguez le exige velocidad y explosión, rapidez y fuerza, pues parece que ahí están depositadas las posibilidades de una victoria que sería inolvidable.
El puño de un peleador tarda sólo unas centésimas en estrellarse en su objetivo. Algunas mediciones calculan que el promedio de velocidad es de 11 metros por segundo.
De acuerdo con Boxing Science, un sitio especializado en la ciencia aplicada al boxeo, un golpe requiere mucha fuerza en poco tiempo. La razón por la que un peso pesado golpea más fuerte se debe a que si existe mayor masa que se pone en movimiento hay mayor impulso para la fuerza del impacto.
“Un puñetazo requiere mucha fuerza en poco tiempo. En boxeo se simplifica: si algo tiene el potencial de generar mucho impulso, suele ser grande, como un elefante o un tanque. O es ligero, pero tiene la capacidad de producir mucha velocidad, como un cohete”, explica Boxing Science.
De modo que la única salida es que Crawford se convierta en un cohete capaz de fulminar a un oponente más grande como Canelo. Todo se reduce a rapidez, a hacer que los puños del dominador de los wélter sean tan veloces como para provocar estragos en la musculosa masa del tapatío. Y también a la velocidad para tomar decisiones cuando el mexicano quiera hacer sentir su poder de supermediano.
“Los mejores libra por libra casi siempre son los que procesan más rápido, los que piensan más rápido. Crawford es así en este momento”, dice el analista estadunidense Max Kellerman.
Pero el laberinto de posibilidades nos devuelve al punto de partida, ¿qué sucederá cuando el mejor golpe veloz de Crawford impacte a un Canelo más pesado y qué pasará cuando el mayor impacto del tapatío consiga su objetivo? Puede vencer la lógica de la naturaleza o se abrirá un resquicio para la epopeya, la inspiración para que el negocio más cruel siga levantándonos de nuestros asientos.
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