Probablemente hayas olvidado este dato, pero aquí estamos nosotros para traerte a la mente recuerdos que no necesitabas. En los 90, era habitual ver por la calle caca de perro blanca. Afortunadamente, hoy en día no vemos tanta caca de perro, así en general. Son muchísimos los humanos que han entendido la importancia de recoger las deposiciones de sus mascotas. Pero aún es habitual encontrarse algunas heces secas por ahí abandonadas. La diferencia con la década de 1990, o antes, es que ya no suelen ser de color blanco.
Esto, según explican en un artículo sobre este tema publicado en IFLScience, se debe a que la dieta de los perros ha cambiado muchísimo. En el pasado eran habituales los alimentos para mascotas basados mayormente en harinas. Algunas de estas harinas procedían de carne y otras de huesos molidos.
Dejando a un lado lo poco nutritivo que resulta todo esto, lo que nos atañe en lo concerniente a este tema es que los huesos tienen muchísimo calcio. Parte de ese calcio se absorbía en el organismo de los canes, sobre todo en el intestino delgado. Sin embargo, también había un sobrante que no podía absorberse y acababa eliminándose a través de las heces. Estas en principio tenían una apariencia normal, pero tras pasar un tiempo acababan convirtiéndose en caca de perro blanca.
¿Cómo se formaba esa caca de perro blanca?
La caca de perro blanca se formaba después de que las heces se expusieran al sol. Dicha exposición causaba la pérdida de agua, de manera que solo quedaría una especie de costra de calcio resultante de todo el mineral que no se había podido absorber. Y es que, lógicamente, el calcio es bueno para los huesos, la función muscular, la transmisión nerviosa, la coagulación sanguínea y mucho más. Sin embargo, en exceso puede ser tóxico, por lo que el organismo tiende a desechar lo que sobra.
No tiene nada que ver con las heces frescas
Si la caca de perro es blanca nada más producirse puede deberse a que el animal tiene problemas en el hígado o la vesícula biliar. La bilis es un líquido amarillo verdoso que se produce en el hígado y se almacena en la vesícula. Su función principal es participar en la descomposición de grasas y absorción de nutrientes en el intestino delgado. Por eso, debe desplazarse hasta este. En el proceso va cambiando de color, pasando de su característico amarillo verdoso al marrón. Esto ocurre porque se mezcla con la estercobilina, un compuesto derivado de la descomposición natural de los glóbulos rojos en el bazo y el hígado.
Por todo esto, si las heces se ven blancas o pálidas, puede deberse a un mal funcionamiento de los órganos citados, que impediría que adquieran su característico color marrón al mezclarse con la bilis y la estercobilina.
¿Por qué ya no vemos ese tipo de heces en las calles?
Puede que hoy en día haya aún algunos piensos con una cantidad excesiva de calcio. Incluso puede que haya perros que tomen demasiado en su dieta por otras vías o que tengan algún problema que les impida metabolizar adecuadamente. La caca de perro blanca no ha dejado de existir, podría ser que la sigamos viendo de vez en cuando, pero es muchísimo menos habitual.
Hoy en día se cuidan muchísimo más los ingredientes que se añaden a los alimentos para mascotas. Las verduras y la carne de calidad suelen ser sus ingredientes principales y las harinas, especialmente harinas de huesos, son mucho menos abundantes.
Por eso, dejando a un lado el hecho de que en general vemos menos heces caninas por las calles, la caca de perro blanca ya se ha convertido en algo anecdótico. Pero sí, por supuesto que hace años era muy habitual. Si eres millennial o de generaciones anteriores sabes perfectamente de lo que estamos hablando.
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