Hallazgo extraordinario: descubren en Argentina un dinosaurio con restos de su última comida fosilizada

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By ndh
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En 2019Lucio Ibiricupaleontólogo del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología de Argentina, estaba explorando las rocas cretácicas de la provincia de Chubut, en el centro de la Patagonia, en busca de nuevos yacimientos fósiles. Durante la búsqueda, su colega Bruno Álvarez vio un pequeño fragmento de hueso que sobresalía de la roca. El lugar parecía prometedor, por lo que unos meses más tarde los investigadores regresaron para descubrir con cuidado lo que se escondía en su interior.

“En ese momento, nos dimos cuenta de que el descubrimiento era uno de los más importantes para el equipo“, recuerda Ibiricu. Los huesos del cráneo y los brazos no dejaban lugar a dudas de que el fósil pertenecía a un megaraptor, un enigmático grupo de dinosaurios depredadores que vivieron en la Asia, Australia y Sudamérica prehistóricas.

Estos dinosaurios han desconcertado a los paleontólogos desde que se nombró el género Megaraptor en 1998. Como su nombre indica, son más grandes que los llamados “raptores”, como el Velociraptor, del tamaño de un pavo. Estos dinosaurios tenían hocicos largos y bajos y brazos robustos con garras grandes e intimidantes. Los paleontólogos plantean la hipótesis de que eran parientes cercanos de los tiranosaurios, pero prosperaron en hábitats donde estos no estaban presentes. Hasta la fecha, la mayoría de las especies de megaraptores solo se conocen a partir de restos fragmentarios.

“Los megaraptores son un misterio principalmente porque la mayoría de sus fósiles están muy deteriorados”, afirma Lamanna. Los fósiles están “lo suficientemente completos como para mostrarnos que estos extraordinarios dinosaurios depredadores existieron, pero no lo suficientemente completos como para decirnos mucho sobre ellos”.

Si bien los primeros megaraptores datan de hace unos 132 millones de años, el Joaquinraptor fue uno de los últimos. Vivió hace entre 70 y 66 millones de años, al final del Cretácico, antes de la extinción provocada por un asteroide que puso fin al apogeo de los dinosaurios.

“El nuevo descubrimiento ofrece interesantes novedades sobre la supervivencia de los dinosaurios megaraptoridos hasta el final del Mesozoico”, celebra Fernando Novas, paleontólogo del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Novas descubrió anteriormente el megaraptor Maip macrothorax, también en Argentina, pero no formó parte del equipo que descubrió al Joaquinraptor. La nueva especie, señala, indica que los megaraptores eran numerosos y diversos en América del Sur hasta el final del Cretácico.

El Joaquinraptor era sin duda un superdepredador que cazaba en los bosques del interior del sur de Argentina. Pero, ¿realmente se estaba comiendo un cocodrilo justo antes de morir?

Es posible que el hueso del cocodrilo acabara entre las mandíbulas del megaraptor por casualidad. Pero si la corriente hubiera mezclado los restos de múltiples criaturas, el yacimiento fósil habría sido un caos. En cambio, los huesos del brazo del Joaquinraptor se encontraron parcialmente articulados, muy juntos y algunos aún conectados. La posición casi natural de estos huesos sugiere que la corriente de agua que enterró el fósil no era particularmente fuerte y, por lo tanto, es menos probable que haya arrastrado otros huesos de los alrededores.

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