Ahora que llega la temporada de virus respiratorios al hemisferio norte, sería maravilloso disponer de un test de gripe en casa que no requiriese el típico hisopo. A muchas personas les resulta bastante molesto y, además, requiere mucha parafernalia. El casette de plástico en el que se deposita la muestra, el tampón con el que debe mezclarse y el hisopo, por supuesto. Y eso no es lo peor. Lo más grave es que estos test no detectan la enfermedad en su fase presintomática. Por eso, un equipo de científicos alemanes han inventado una alternativa que supera todos estos hándicaps, pues consiste en algo tan simple como masticar chicle.
Esto es muy positivo, en primer lugar, porque es fácil y nada molesto. Además, los resultados aparecen con poca carga viral, por lo que podrían obtenerse antes de que empiecen los síntomas. Y lo mejor: solo se necesita el chicle. Nada de parafernalias.
De momento, los resultados han sido muy buenos en pruebas de laboratorio, pero habrá que probar este test de la gripe en ensayos clínicos. El problema es que aún queda bastante tiempo para que estos puedan llevarse a cabo, por lo que te queda una buena temporada de hisopados. No es agradable, pero reconforta saber que hay alternativas en el horizonte.
¿Cómo funciona el chicle que actúa como un test de la gripe?
Este test de gripe funciona de una forma muy sencilla. Consiste en un sensor con dos componentes. Por un lado, un sustrato de la neuraminidasa y, por otro, una molécula conocida como timol. Ambos elementos están unidos entre sí por un enlace glucosídico. Ahora bien, ¿qué quiere decir todo esto? Vayamos paso a paso.
La neuraminidasa es una enzima presente en el virus de la gripe, que se encarga de romper algunos enlaces en las células del huésped para llevar a cabo la infección. Un sustrato es un componente que debe unirse a las enzimas para que funcionen adecuadamente. Una vez que se produce la unión, similar a la de una llave en una cerradura, comienza a llevarse a cabo la reacción química en la que está especializada la enzima. En este caso, dicha reacción es la ruptura de los enlaces glucosídicos. Justamente los enlaces por los que se ha unido el sustrato al timol.
Por todo esto, si el sensor se introduce unido a un chicle en la boca de alguien que no tiene gripe, ambos componentes permanecerán unidos. No hay nada que los separe. En cambio, si el sensor se encuentra con el virus, la neuraminidasa viral se unirá al sustrato y se romperá el enlace glucosídico, dejando libre el timol. ¿Y qué es el timol? Pues básicamente la sustancia responsable del sabor típico del tomillo. Si se libera, el timol llega a los receptores del sabor de la boca, de manera que la persona que mastica el chicle pueda percibir el sabor a tomillo. Con sabor a tomillo hay gripe, sin él, no.

¿Cómo han sido las primeras pruebas?
Las primeras pruebas de este test de gripe se han llevado a cabo en muestras de saliva procedente de personas con gripe o sin ella. El sensor liberó correctamente el timol siempre que hubo presencia de gripe, aproximadamente en unos 30 minutos. Lo hizo incluso cuando había una carga viral baja. Por eso, cabría esperar que lo hiciese incluso en periodos presintomáticos. La gripe ya es contagiosa antes de que aparezcan los primeros síntomas, por lo que esto sería muy útil.
Ahora queda probar el chicle directamente en personas, para ver qué tal perciben el sabor a tomillo. Si eso funciona, estaríamos ante el test de gripe más original de la historia. Pero habrá que esperar al menos dos años. Es una pena, porque suena de lo más interesante.
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