La Habana/La “patana Asticar”, ubicada en los muelles de Astilleros del Caribe, en La Habana, está en construcción desde al menos el inicio de este año. Una foto satelital de marzo, compartida con este diario por el experto de la Universidad de Texas Jorge Piñón, muestra la progresiva construcción de las chimeneas.
Mencionada solo un par de veces por las autoridades de la Unión Eléctrica, la central –que a diferencia de las patanas turcas no es flotante, sino que está en tierra– sigue siendo un misterio. Enclavada en un muelle del astillero estatal que pertenece al Grupo Empresarial Gemar, del Ministerio del Transporte, se desconoce de dónde llegaron los motores, qué capacidad de generación puedan tener y cuánto desembolsó La Habana –si es que no se trata de un donativo– para adquirirlos.
No obstante, queda claro que la Asticar sigue todavía en construcción. Hasta ahora solo tiene seis chimeneas visibles, numeradas del 4 al 9 en la punta, lo que sugiere que faltan al menos tres más. En fotos tomadas por 14ymedio, se notan en efecto otros tres andamiajes similares a los que sostienen a las chimeneas justo al costado, lo que indica que las torres 1, 2 y 3 siguen en construcción.
Sobre el origen de la “patana”, ubicada a escasa distancia de donde solía estar la turca Suheyla Sultan, que se fue en agosto y, con ella, los 240 megavatios (MW) que producía. Piñón aventura varias hipótesis. Viendo la fecha de construcción de las chimeneas, los motores podrían haber llegado a bordo de la central flotante Cankuthan Bey, de Karpowership, en diciembre de 2024.
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Según informó la UNE entonces, la Cankuthan Bey llegó a La Habana el domingo 8 de diciembre “para hacer trabajos de puesta en marcha de sus unidades y, una vez concluidos” se fue de Cuba el pasado septiembre.
Otra teoría es que las unidades de generación de la Asticar –o al menos parte de ellas– hayan llegado a bordo del buque de carga pesada OK, el pasado mayo, aunque la imagen satelital, que muestra las chimeneas a medio construir, sugiere que el emplazamiento de la “patana” empezó meses antes.
En cuanto al origen, todo apunta a que las chimeneas son turcas, aunque podría tratarse también de una donación de las tantas hechas por China a Cuba en los últimos meses, o incluso a un tercer socio que el régimen se niega a revelar. En el primero de los casos, apunta Piñón, cada uno de los nueve motores, similares a los de las centrales flotantes, tendría una capacidad de 15 o 20 MW, lo que daría un total de generación de 135 o 180 MW.
La mención a la “patana Asticar” a inicios de esta semana en un reporte de avería de la Empresa Eléctrica habanera da a entender además que ya la “patana” podría estar funcionando a media capacidad, mientras terminan de instalar los motores y las chimeneas correspondientes.
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El secretismo con el que actúan las autoridades se ha reflejado también en los acuerdos firmados con la compañía turca Karpowership (Karadeniz Holding) desde la llegada de la primera patana, en 2019. Nunca se supo el costo para Cuba, aunque ya en agosto de 2023 se estimaba que la factura se elevaba a más de 100 millones de dólares. Ante la incapacidad de La Habana de pagar ese monto, los turcos retiraron poco a poco sus patanas –de las ocho que hubo, solo queda una, en Regla– y consiguieron una compensación. Aunque se trata otra vez de un acuerdo secreto, se sabe que a la naviera turca Karen Caribbean Shipyard se le otorgó una concesión portuaria en una parte de los muelles de la estatal Astilleros del Caribe (Asticar), donde están precisamente instalando los nuevos motores para producir energía.
El silencio en torno a esta central y su instalación no encaja con las ansias de las autoridades de mostrar a toda costa que en el país “se trabaja” para disminuir las horas de apagones. El mejor ejemplo es la entrega de paneles solares y generadores industriales chinos, que la prensa oficial ha anunciado en cada ocasión con bombo y platillo asegurando que cada MW extra que llegue al SEN alivia la carga de las sobreexplotadas termoeléctricas de la Isla.
No obstante, ni la fotovoltaica con sus miles de paneles instalados ni los generadores chinos han sido capaces de paliar el enorme déficit que vive la Isla a diario. La falta de corriente se ha normalizado en el país a tal punto que los 1.570 MW de déficit pronosticado para este domingo por la UNE parecen un alivio frente a los 1.840 que se registraron el pasado martes.
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