El éxito de Jalisco en la Olimpiada Nacional no es obra de la suerte ni tampoco algo que se haya conseguido de la noche a la mañana. Aunque la delegación auriazul siempre ha estado dentro de los primeros lugares desde que se creó esta justa deportiva para impulsar y fomentar el deporte mexicano en 1996, el poderío y dominio que han ejercido los deportistas jaliscienses ha sido respaldado por años de esfuerzo e inversiones gubernamentales y privadas.
Jalisco se caracteriza por ser el Estado más competitivo del país y cuna de grandes atletas. Además, la entidad es el principal semillero para formar a las delegaciones mexicanas que participan en Juegos Olímpicos, Juegos Panamericanos o Campeonatos Mundiales de diferentes disciplinas.
Sin embargo, la Selección jalisciense no siempre fue el rival a vencer. Cuando se creó la primera Olimpiada Nacional bajo el nombre de Olimpiada Juvenil hace casi 30 años, a Jalisco le tocó tratar de abatir el talento y destreza de los atletas del entonces llamado Distrito Federal, ya que a lo largo de las tres o cuatro primeras ediciones, los capitalinos fueron quienes figuraron como el ejemplo a seguir para el resto del país.
La Olimpiada Nacional surgió con la esperanza de crear talentos deportivos y una auténtica escuela de jóvenes atletas para fortalecer el deporte en México. En 1996, Jalisco compitió con 800 atletas que ayudaron para que el Estado culminara en cuarto lugar tras obtener 115 medallas que estuvieron repartidas en 39 de oro, 36 de plata y 40 de bronce.
Para 1998, nació la Olimpiada Infantil que se presentaba con el mismo propósito que la Olimpiada Juvenil, pero con la diferencia que estaba destinada a deportistas de menor edad para forjar el carácter competitivo prematuramente. Ahí, Jalisco mandó una delegación de 400 atletas con la singularidad de que se les repartió 100 pesos de viáticos a cada uno para cubrir parte de sus necesidades a lo largo de la justa, comenzando el incentivo y remuneración por su esfuerzo y compromiso.
Finalmente, la selección auriazul terminó hasta el octavo lugar con 50 preseas (11 oros, 15 platas y 24 bronces). La primera Olimpiada Infantil contó con apenas 24 disciplinas en las que, en su mayoría, Jalisco no era considerado como potencia -como el frontón y la halterofilia- por lo que, a pesar de quedar fuera de los primeros lugares, una publicación de EL INFORMADOR del 3 de junio de 1998, aseguraba que para el Code fue importante reconocer el trabajo de los infantiles y saber cómo atacar nuevas experiencias.
El inicio de un legado
Con el comienzo de un nuevo milenio, a los atletas jaliscienses se les presentó otra oportunidad de seguir mejorando para alcanzar el tan ansiado primer lugar que se les había negado en anteriores ediciones. Entre 1997 y 1999, contabilizando tanto la Olimpiada Juvenil e Infantil, la delegación auriazul había quedado muy cerca de proclamarse como campeona; sin embargo, tuvo que conformarse con las segundas y terceras posiciones.
Para Carlos Andrade, quien fungía como director del Consejo del Deporte de Jalisco en el 2000, el objetivo era claro: conseguir ese histórico e inédito campeonato en la Olimpiada Nacional. Sobre todo, porque el Estado fue sede de la segunda etapa de competencias y Andrade reconocía que Jalisco estaba mejor preparado tanto con los atletas como en las instalaciones deportivas.
Con la firme visión de llevar a Jalisco a probar las mieles de la victoria, los deportistas dieron muestra de su tenacidad y compromiso para convertir al Estado en ganador y no defraudaron. Respondiendo a las expectativas, Jalisco ganó su primer título de la Olimpiada Nacional, luego de afianzarse en la cima del medallero con 161 oros, 132 platas y 188 bronces, que totalizaron 481 preseas.

A partir de esa histórica edición ya no hubo quién pudiera destronar a Jalisco. En 2001 superaron su propio récord para lograr el bicampeonato, luego de ganar 541 medallas repartidas en 190 de oro, 160 de plata y 191 de bronce; mientras que, en 2002, cuando la Olimpiada Nacional se fusionó en una sola, Jalisco refrendó su poderío con el tricampeonato al obtener 512 medallas que se dividieron en 210 oros, 146 platas y 156 bronces.
Desde que Jalisco tomó la corona en la Olimpiada Nacional en cada edición ha dejado una vara muy alta. Como en 2009, cuando rebasó por primera vez la barrera de los 300 oros, tras llegar a 332; o cuando en 2012, cruzó por primera vez el total de mil medallas con mil 006 para convertirse en un Estado imposible de alcanzar.
Estos números se han alcanzando porque se han integrado más disciplinas al calendario de competencia y porque Jalisco ha estado renovándose constantemente en sus instalaciones deportivas, creando mejores y más estrategias en la captación de talento y trabajando más que el resto de las entidades.

Cuna de medallistas olímpicos
El dominio de Jalisco no sólo se ha limitado a las Olimpiadas Nacionales, ya que también se ha reflejado en los éxitos que México ha cosechado en Juegos Olímpicos.
Uno de los deportes más fuertes para nuestra entidad son los saltos acuáticos, y como muestra de ello están Germán Sánchez, Iván García, Alejandra Orozco y Laura Sánchez, cuatro clavadistas que lograron subirse al podio en Londres 2012.
Además de ellos, también se encuentran atletas como Paola Espinosa y Gabriela Agúndez, quienes, a pesar de no haber nacido en algún municipio de Jalisco, también fueron entrenadas bajo el manto del Code. En el caso de Agúndez, ella representa al Estado desde 2019, cuando llegó a ser entrenada por Iván Bautista, preparador en Jefe de la Escuela de Clavados del CODE Jalisco desde hace 20 años.
Bautista ha sido el encargado de llevar a los clavadistas jaliscienses a los grandes escenarios y, ahora con la misión de seguir preparando a jóvenes promesas, atletas como Suri, Mía y Lía Cueva, Kenny Zamudio, Gabriel Vázquez e Ian Nava se preparan para seguir los pasos de sus predecesores.
“Entre las principales diferencias de la generación que ya fue medallista y la actual, es que probablemente no tengan el mismo talento para la misma prueba. Anteriormente, fueron tres talentosos en plataforma, ahora está el dominio en el trampolín hablando de las gemelas Cueva o Gabriel Vázquez. Otra de las diferencias es que hay más y mejor infraestructura, ya que actualmente los atletas pueden entrenar en el Centro Acuático Metropolitano o en el Code Alcalde”, señaló Bautista Vargas.
“También, antes la Olimpiada Nacional era la que recogía y guiaba la búsqueda de resultado. Ahora no, con esta administración de saber que atletas jaliscienses ya fueron medallistas olímpicos, se está buscando el título con iniciativa propia, para después conseguir un lugar en Juegos Olímpicos y ganar la medalla como parte de la identidad de este sistema que ha construido Jalisco”, añadió el laureado entrenador.
Además del apoyo y difusión que se recibe por parte del Gobierno del Estado para crear jóvenes competitivos, Bautista también asegura que el atleta jalisciense se forja bajo la ideología de querer trascender, por lo que le otorga una distinción respecto a los demás deportistas del país.
“Los atletas de Jalisco tienen garra y traen un chip de trascender. Esa filosofía también ha sido causada por logros que han tenido atletas a corta edad, como Ale Orozco a los 15 años, e igual Iván García y Germán Sánchez a los 18 años, cuando se subieron al podio en Londres. Ahora, están las gemelas Cueva que ya también tienen un buen recorrido apenas a sus 14 años”, señaló.
“En otras disciplinas también esa mentalidad y ambición, que va de la mano con todo el contexto que envuelve al deporte jalisciense. En el aspecto social, en que los directivos, los entrenadores, la familia, no se quieren alejar de ese estatus que te brinda ser ganador. Todos queremos trascender, no solo en la Olimpiada Nacional, sino ya en Juegos Olímpicos, esa es la meta para Jalisco, ganar la medalla olímpica”, culminó el profesor.
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