Nobel de Medicina, a descubridores del papel de células “guardianas del cuerpo”
▲ Los científicos Fred Ramsdell, Shimon Sakaguchi y Mary E. Brunkow (de izquierda a derecha) fueron galardonados ayer.Foto Ap
Eirinet Gómez
Periódico La Jornada
Martes 7 de octubre de 2025, p. 6
El Premio Nobel de Medicina 2025 fue otorgado ayer a los estadunidenses Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell, así como al japonés Shimon Sakaguchi, por descubrir el papel de las células T reguladoras (Treg), llamadas “guardianas del cuerpo”, que mantienen en equilibrio al sistema inmunitario para que defienda al cuerpo de infecciones sin destruir sus propios tejidos.
“Este premio trata sobre un nuevo mecanismo que mantiene nuestro sistema inmunitario equilibrado, para conservar sus aspectos positivos y evitar los negativos. Es muy emocionante”, mencionó Rickard Sandberg, profesor de genética molecular y miembro del comité Nobel.
En entrevista con La Jornada, Martín Gustavo Pedraza Alva, investigador del departamento de medicina molecular y bioprocesos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó que la inmunología ha sido clave para el entendimiento de las bases moleculares de diversas enfermedades y para desarrollar terapias actuales contra el cáncer y otras enfermedades autoinmunes.
“Los hallazgos de Brunkow, Ramsdell y Sakaguchi, que datan desde hace dos décadas, han impactado en el quehacer científico en México”, expresó. Entre los ejemplos, señaló al equipo liderado por María Gloria Soldevila Melgarejo, investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, que estudia terapias para regular el sistema inmunitario y evitar el rechazo en trasplantes de riñón.
El también integrante de la Sociedad Mexicana de Inmunología agregó que asimismo se investigan las células T reguladoras en el contexto del covid-19, para entender su papel en el desarrollo o control de la enfermedad y cómo podrían ayudar a enfrentar futuras pandemias. “Porque si conocemos esto, tendríamos un arma más para modular la respuesta contra agentes infecciosos”, añadió.
Para Pedraza Alva, el hecho de que el comité del Premio Nobel haya premiado en 2024 y en 2025 investigaciones de ciencia básica, significa que “seguir invirtiendo en ésta es el futuro en cualquier país, ya que eventualmente se traducirá en beneficios para la salud humana”.
En 2018, el Premio Nobel de Medicina fue otorgado a los inmunólogos James P. Allison y Tasuku Honjo, por el desarrollo de una revolucionaria terapia contra el cáncer: la inmunoterapia.
Sistema inmunitario poderoso, pero riesgoso
En una entrevista al sitio oficial del galardón, Sandberg explicó que “el sistema inmunitario debe ser capaz de combatir cualquier microbio, incluso aquellos a los que nunca hemos estado expuestos o que se camuflan imitando las células humanas, sin atacar nuestros propios tejidos y órganos”.
Señaló que cuando ataca a las propias células y tejidos, se originan enfermedades como la diabetes tipo 1, la esclerosis múltiple o la artritis reumatoide. “Nuestro sistema inmunitario es extremadamente poderoso, pero si se descontrola, puede volverse contra nosotros”, señaló Sandberg.
Entonces, ¿cómo sabe el sistema inmunitario qué atacar y qué proteger?, ¿por qué no ataca nuestro cuerpo con más frecuencia? Durante mucho tiempo los científicos pensaron que la tolerancia inmunitaria central –un proceso en el timo, donde las células T potencialmente dañinas son eliminadas– era suficiente para proteger al cuerpo. Sin embargo, algunas células peligrosas logran escapar.
Los ganadores del Nobel 2025 identificaron cómo estas células que se escaparon son controladas por las células T reguladoras.
El comité del galardón mencionó que todo comenzó en 1995, cuando Sakaguchi observó que al extirpar el timo a ratones recién nacidos, su sistema inmunitario se volvía hiperactivo y causaba enfermedades autoinmunes; pero, al inyectar células T de ratones sanos, la enfermedad se prevenía.
En ese estudio, Sakaguchi identificó que esas células eran las que portaban la proteína CD25 en su superficie y las llamó células T reguladoras (Treg).
Por separado, Brunkow y Ramsdell investigaban una cepa de ratones scurfy, que desarrollaban graves enfermedades autoinmunes. Tras un complejo mapeo genético, descubrieron la mutación responsable en un gen hasta entonces desconocido, al que llamaron Foxp3. También demostraron que mutaciones en ese mismo gen causan en humanos la enfermedad rara IPEX, caracterizada por reacciones autoinmunes severas.
El trabajo de los científicos Sakaguchi, Brunkow y Ramsdell demostró que el gen Foxp3 es esencial para el desarrollo y función de las células T reguladoras, manteniendo el equilibrio del sistema inmunitario y evitando daños al propio cuerpo.
Aplicaciones clínicas
Este hallazgo abre posibilidades para modular la actividad de las células T reguladoras, ya sea aumentar o disminuir su función en trastornos autoinmunes, reducir el rechazo en trasplantes de órganos, o combatir el cáncer.
“Hay más de 200 ensayos clínicos en curso, así que es un campo con mucha actividad, aunque aún queda un largo camino por recorrer”, añadió Sandberg.
En el momento en el que son galardonados, Brunkow está adscrita al Instituto de Biología de Sistemas, en Seattle; Ramsdell es asesor científico en Sonoma Biotherapeutics, en San Francisco y Sakaguchi es profesor distinguido del Centro de Investigación Fronteriza en Inmunología de la Universidad de Osaka, Japón.
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