Recibir un diagnóstico de cáncer nunca es algo que se tome a la ligera. En ese momento, cada decisión sobre la alimentación o la incorporación de tratamientos alternativos debe ser comunicada y supervisada por el médico tratante. La nutrición juega un papel determinante, no solo durante el proceso de tratamiento, sino también en la etapa de recuperación posterior.
En este contexto, la suplementación puede convertirse en una herramienta poderosa. Los antioxidantes como la vitamina C, el resveratrol, L- Glutathione, el ácido alfa lipoico, el selenio o el cobre, ayudan a reducir la inflamación y proteger las células del daño oxidativo. Sin embargo, es importante conocer cuáles son los más adecuados y en qué cantidad consumirlos, ya que las megadosis o el uso prolongado de un solo tipo pueden ser perjudiciales.
La inflamación crónica se ha relacionado con la aparición de diversas enfermedades, incluyendo ciertos tipos de cáncer. Por eso, mantener niveles óptimos de vitamina D y ácidos grasos omega-3 es esencial, puesto que ambos poseen un fuerte efecto antiinflamatorio. Además, una alimentación rica en fibra o el uso de suplementos de fibra alimentaria contribuyen a la salud intestinal y ayudan a prevenir cánceres como el de colon o el colorrectal.
Durante la etapa de recuperación, algunos tratamientos oncológicos pueden afectar la densidad ósea. En estos casos, suplementar con calcio, fósforo y vitamina D, siempre bajo el visto bueno del médico, ayuda a fortalecer los huesos. Los probióticos y la glutamina también resultan fundamentales, ya que favorecen la regeneración de la microbiota intestinal y mejoran la absorción de nutrientes, especialmente cuando el tratamiento ha sido intenso o ha provocado pérdida de peso.
Estudios recientes incluso sugieren que el omega-3 puede apoyar la recuperación del peso corporal en personas que han pasado por tratamientos agresivos, gracias a su capacidad para reducir la inflamación, mejorar el apetito y favorecer la regulación metabólica.
En resumen, tanto los antioxidantes como los probióticos, el omega-3, la glutamina y las vitaminas liposolubles son aliados importantes, pero deben emplearse con criterio. La orientación de un profesional en nutrición oncológica es esencial para diseñar un plan personalizado que promueva la recuperación, minimice los efectos secundarios y fortalezca el bienestar general del paciente.
Esta información pertenece a su respectivo autor y ha sido recopilada del sitio web: https://www.teletica.com/contenido-patrocinado/nutricion-y-suplementacion-dos-herramientas-poderosas-en-la-recuperacion-tras-el-cancer_395655
 
					
 
			 
                                
                              
		 
		 
		 
		 
		