Considerando su tamaño, la Amazonia representaría aproximadamente la mitad de esa cantidad. Esto significaría que genera alrededor del 16% del oxígeno producido en tierra, explica Malhi.
Ese porcentaje se reduce al 9 por ciento cuando se tiene en cuenta el oxígeno producido por el fitoplancton en el océano. (El científico climático Jonathan Foley, que dirige el Proyecto Drawdown, una organización sin fines de lucro que investiga soluciones al cambio climático, llegó a una estimación más conservadora del 6 por ciento).
Pero esa no es toda la historia. Los árboles no solo exhalan oxígeno, sino que también lo consumen mediante un proceso conocido como respiración celular, donde convierten los azúcares que acumulan durante el día en energía, utilizando el oxígeno para impulsar el proceso. Durante la noche, cuando no hay sol para la fotosíntesis, absorben oxígeno netamente.
El equipo de investigación de Malhi estima que los árboles inhalan poco más de la mitad del oxígeno que producen de esta manera. El resto probablemente lo consumen los innumerables microbios que viven en la Amazonia, que inhalan oxígeno para descomponer la materia orgánica muerta del bosque.
“El efecto neto [de oxígeno] del Amazonas, o en realidad de cualquier otro bioma, es aproximadamente cero”, asegura.
Debido a este equilibrio entre la producción y el consumo de oxígeno, los ecosistemas modernos apenas modifican los niveles de oxígeno en la atmósfera.
El oxígeno que respiramos es el legado del fitoplancton en el océano que durante miles de millones de años acumuló oxígeno de manera constante que hace que la atmósfera sea respirable, explica Scott Denning, científico atmosférico de la Universidad Estatal de Colorado.
Este oxígeno solo pudo acumularse porque el plancton quedó atrapado en el fondo del océano antes de descomponerse. De lo contrario, su descomposición por otros microbios habría agotado ese oxígeno.
Los procesos que determinan la cantidad promedio de oxígeno que se encuentra en la atmósfera ocurren en vastas escalas de tiempo geológicas y no están realmente influenciados por la fotosíntesis que está ocurriendo ahora, explica Denning en un artículo en The Conversation.
Sin embargo, el mito del 20 por ciento estuvo circulando durante décadas, aunque no está claro dónde se originó.
Malhi y Coe estiman que esto se debe al hecho de que la Amazonia contribuye con alrededor del 20 por ciento del oxígeno producido por la fotosíntesis en la tierra, lo que puede haber llegado erróneamente al conocimiento público como “el 20 por ciento del oxígeno en la atmósfera“.
Obviamente, nada de esto quiere decir que la Amazonia no sea importante. En su estado prístino, contribuye significativamente a la extracción de toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera. Coe la compara no con un par de pulmones, sino con un aire acondicionado gigante que enfría el planeta.
De hecho, la Amazonia es una de las herramientas más poderosas de la naturaleza para mitigar el cambio climático, junto con otros bosques tropicales de África central y Asia que, como la Amazonia en los últimos años, también fueron vulnerables a los incendios.
La Amazonia también juega un papel importante en la estabilización de los ciclos de lluvia en América del Sur y es un hogar crucial para los grupos que viven en ella, incluidos los pueblos indígenas, así como innumerables especies animales y vegetales.
“Muy poca gente habla de biodiversidad, pero la Amazonia es el ecosistema terrestre con mayor biodiversidad, y el cambio climático y la deforestación están poniendo en riesgo esa riqueza”, indica el científico climático Carlos Nobre, del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de São Paulo.
Por su importancia para el mundo, la Amazonia bien podría ser un par de pulmones metafóricos. Esta analogía pudo haber sido útil para impulsar la acción contra la deforestación. Pero para la mayoría de los investigadores, no tiene mucho sentido, sobre todo porque los pulmones inhalan oxígeno en lugar de exhalarlo.
“Si la gente quiere relacionarlo con una parte fundamental de su cuerpo que mantiene la estabilidad, la vida y el bienestar, simbólicamente, se puede hacer algún tipo de asociación”, explica Nobre. “Pero físicamente hablando, [la selva amazónica] no es realmente el pulmón del mundo, no”.
Este artículo se publicó originalmente el 28 de agosto de 2019. Se actualizó el 19 de agosto de 2025.
DERECHOS DE AUTOR
Esta información pertenece a su autor original y fue recopilada del sitio https://www.nationalgeographicla.com/medio-ambiente/2025/11/el-mito-del-pulmon-del-planeta-por-que-la-amazonia-no-produce-el-oxigeno-que-creiamos
