Good Boy. Confía en su instinto
▲ Fotograma de la película Good Boy. Confía en su instinto, del realizador estadunidense Ben Leonberg
D
iscreto, sensible, emotivo e inteligente son algunas de las características de un filme de bajísimo presupuesto y metraje reducido (73 minutos) que contó con una eficaz y cautelosa campaña publicitaria que arrancó meses antes de su estreno a través de las redes. Ahí, se promocionaba un relato de horror en apariencia, centrado en un perro que capta presencias sobrenaturales en una vieja cabaña familiar enclavada en una zona boscosa a las afueras de Nueva York, donde su joven dueño lo ha llevado consigo para alejarse del mundanal ruido y los males que lo aquejan.
Lo que inicia a todas luces como una cinta de terror independiente, se trastoca de a poco en una original y conmovedora historia de horror real: una enfermedad terminal que va minando la salud física y mental de Todd (Shane Jensen), dueño de Indy, un retriever de Nueva Escocia, el gran protagonista de Good Boy. Confía en su instinto ( Good Boy, EU, 2025) dirigida por el debutante Ben Leonberg, quien filmó a lo largo de tres años a su propio perro toller en un rodaje de 400 días para capturar las mejores tomas de su mascota. Ello, en una película que resulta fascinante al ser narrada desde la perspectiva del propio perro y que evitó utilizar efectos generados por computadora.
Good Boy. Confía en su instinto, remite a múltiples situaciones donde queda claro que el temor y la incertidumbre resultan inseparables del hombre. Es decir, el miedo como el sentimiento que se refleja con mayor fuerza e impacto anímico: las sombras en el clóset o en los sótanos abandonados, los pasillos oscuros, los ruidos extraños o el rechinar de puertas, las presencias amenazantes, el pavor que representa una noche lóbrega cuyos rayos presagian tormentas, las apariciones fantasmagóricas y las siluetas humanas o casi…Sin embargo, lo atractivo de la cinta es la vuelta de tuerca que propone, ya que todo eso es llevado a terrenos de los instintos animales incluyendo las entidades invisibles que rodean a su dueño y que resultan reales y conflictivas para Indy.
No son casuales las referencias cinematográficas que abundan en el filme de Ben Leonberg: el sesgo taxidermista de Psicosis y Masacre en cadena, la televisión encendida de manera permanente y con estática entresacada de Poltergeist, la inquietante espesura del bosque como en cualquier filme del primer Wes Craven o George A. Romero, la granja “embrujada” o maligna como en El despertar del diablo, La cabaña del terror o El proyecto de la bruja de Blair o los filmes de “metraje encontrado” como en ésta última, Actividad paranormal y más, e incluso las propias películas de horror serie B o Z que Todd observa en la televisión y que su abuelo veía.
Lo curioso es que esas referencias se vuelcan hacia la personalidad y la perspectiva del bello retriever de Nueva Escocia Indy. Escenas notables como los sueños fantasmales y angustiantes que el perro tiene así como las presencias que sólo él observa. De ahí que Vera (Arielle Friedman), la hermana de Todd, sólo sea una voz o un cuerpo sin rostro y el propio dueño del perro es mostrado prácticamente en escenarios oscuros o borrosos en la mayoría de las escenas para dar prioridad al enfoque visual de Indy, incapacitado para expresar verbalmente y advertirle sus temores a su dueño enfermo.
Justo en ello radica lo más profundo y sutil de Good Boy. Confía en su instinto: el amor y la lealtad que el protagonista guarda para su dueño hasta que comprende que todas aquellas entidades malignas y tenebrosas son el resultado de una enfermedad hereditaria quizá, que va destruyendo a Todd y que él capta como elementos siniestros y horrendos como alegoría de ese padecimiento que destruye aquello que más ama de manera incondicional. Es ese el mayor mensaje de un relato sencillo pero hondo y conmovedor como la hermosa expresión de Indy adulto y cachorro, presentado bajo el barniz de una película de horror cualquiera.
Good Boy. Confía en su instinto se exhibe en complejos de Cinépolis y Cinemex.
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