Anélido endémico de México aporta molécula antibacteriana

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▲ Muestras de sanguijuelas recolectadas en el país en resguardo del Instituto de Biología de la UNAM.Foto Cristina Rodríguez

Eirinet Gómez

 

Periódico La Jornada
Martes 11 de noviembre de 2025, p. 6

Una bacteria hallada en una sanguijuela endémica de México podría ayudarnos a combatir la resistencia a los antibióticos, informó la investigadora Deyanira Pérez Morales, del Centro de Ciencias Genómicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuya sede se encuentra en Cuernavaca, Morelos.

“En las sanguijuelas encontramos una bacteria del género Chryseobacterium que produce compuestos con actividad antibacteriana. Lo interesante es que inhibe el crecimiento de Staphylococcus aureus, una bacteria patógena muy común en infecciones hospitalarias y que ya presenta resistencia a múltiples antibióticos”, apuntó.

En entrevista con La Jornada, Pérez Morales explicó que en la resistencia a los antimicrobianos “la pérdida de efectividad de medicamentos (antibióticos, antivirales, antifúngicos) para combatir infecciones” constituye un problema de salud pública relevante a nivel mundial.

Agregó que el uso excesivo e indebido de estos fármacos tanto en humanos como en animales ha provocado que los patógenos se vuelvan resistentes, y mencionó que es una situación grave porque nos estamos quedando sin opciones terapéuticas para tratar las enfermedades infecciosas.

“Ya se han reportado personas fallecidas porque estaban infectadas con bacterias resistentes a todos los antibióticos disponibles en el mercado”, advirtió.

Esta emergencia sanitaria la llevó a orientar su trabajo científico en la búsqueda en las sanguijuelas de nuevas moléculas con actividad antibacteriana. “Todos los animales vivimos en simbiosis con millones de bacterias en nuestro organismo, pero ellas son diferentes, tienen muy pocas especies en su microbiota”, explicó.

Bajo esa hipótesis, “sus bacterias podrían producir compuestos que impiden el crecimiento de otras”.

La investigadora recolectó ejemplares de Haementeria officinalis en la laguna del municipio de Coroneo, en Guanajuato. Una vez en el laboratorio, extrajo el contenido del buche, una parte del intestino, hizo la identificación de unas 40 especies de bacterias y después se enfocó en 10.

Posteriormente cultivó estas bacterias en medios específicos y las enfrentó con bacterias patógenas mediante un ensayo de inhibición (una prueba de laboratorio). Cuando una bacteria de la sanguijuela logra inhibir a una patógena, se forma un “halo de inhibición”, una zona visible donde la bacteria dañina no puede desarrollarse.

Para identificar las bacterias sacadas de las sanguijuelas, les extrajeron su ADN y amplificaron el gen 16S, una prueba que permite determinar a qué género pertenece cada una; así dieron con Chryseobacterium, que demostró actividad antibacteriana frente a Staphylococcus aureus, una bacteria que puede causar una gran variedad de enfermedades.

“Lo más interesante es que inhibió cepas clínicas de Staphylococcus aureus resistentes a meticilina”, resaltó la académica.

Dichas cepas están catalogadas por la Organización Mundial de la Salud como patógenos prioritarios para la investigación y desarrollo de nuevos antibióticos. “Es urgente encontrar nuevas moléculas que inhiban el crecimiento de estas cepas resistentes”, subrayó Pérez Morales, para quien este hallazgo es significativo porque retoma una práctica milenaria: “el uso medicinal de sanguijuelas en países como Egipto o Grecia” desde una perspectiva moderna.

“En este caso, hablamos de emplear un recurso natural de México, la sanguijuela endémica, en la que se ha identificado una molécula antibacteriana”, destacó.

A partir de este hallazgo, ahora Pérez Morales, junto con su alumna de maestría Brianda Hernández, trabaja en aislar su molécula para estudiar su citotoxicidad, primero en larvas de laboratorio y en un futuro en células humanas.

“Este paso es fundamental si queremos probarla como una nueva molécula para combatir enfermedades infecciosas en los humanos”, explicó la científica.

Un posible uso adicional, añadió, sería como desinfectante para ayudar a eliminar bacterias resistentes a antibióticos en superficies o en granjas donde también se han detectado patógenos duraderos.

“Si se confirma su efectividad y seguridad, esta molécula podría abrir una nueva ruta en la lucha contra la resistencia a antibióticos”, concluyó.

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