“Mi Patrimonio No Se Vende”: la campaña que trae de vuelta la memoria prehispánica de México

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By ndh
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Día Internacional contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales: entre fronteras, museos y colecciones privadas, México libra una cruzada silenciosa por recuperar su pasado. Más de 13 mil piezas arqueológicas han sido repatriadas desde Estados Unidos, Europa y América Latina, gracias a la campaña “Mi Patrimonio No Se Vende”, impulsada por la Secretaría de Relaciones Exteriores y el INAH. Cada fragmento, figura o códice que vuelve al país es una victoria simbólica: el retorno de la memoria colectiva y de las raíces que, tras siglos de despojo, se reencuentran con su tierra.

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Escucha este especial con la producción de Alberto Palomino.

 Laura Velarde

 

Entre fronteras, museos y colecciones privadas, México ha emprendido en los últimos años una cruzada silenciosa por recuperar su pasado. Hasta 2025, más de 13 mil piezas arqueológicas han regresado al país, testigos de civilizaciones expresadas en piedra, barro y obsidiana, y que durante décadas estuvieron dispersas por el mundo.

 

La campaña “Mi Patrimonio No Se Vende”, impulsada por el gobierno mexicano a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha consolidado la recuperación de objetos prehispánicos provenientes de Estados Unidos, Alemania, los Países Bajos, Suiza, Italia y Francia.

 

A través de estas acciones, el esfuerzo conjunto ha permitido traer piezas tan pequeñas como un panel maya con más de mil años de antigüedad que data del periodo Clásico hasta el Monumento 9 de Chalcatzingo, conocido como el “Monstruo del Inframundo”, cuyo regreso al estado de Morelos fue, para la comunidad, el retorno de una parte fundamental de su identidad e historia.

 

Mensaje de la Sra. Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO

 

Para Ana Bertha Miramontes, restauradora que participó en el rescate de la pieza, este tipo de procesos no solo fortalecen la protección del patrimonio, sino también su respaldo legal:

 

“Pues en la parte legal también se va generando una serie de eh antecedentes a los que se puede recurrir y se progresa, digamos, para que cada vez tengamos más elementos para recuperar piezas o para proteger las piezas que están en el territorio mexicano.
Pero cuando hay cuando hay piezas que fueron extraídas que no tienen como tal su acta de nacimiento, pues hay una serie de expedientes que la pueden ir construyendo y que pueden servir como elementos legales, pues para demostrar que ese patrimonio es de México y que puede regresar a su lugar de origen, ¿no?”

 

Rescate ante el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales

 

La cruzada de rescate de bienes, que se intensificó hace tres años, ha recorrido varios países con la participación de diversas autoridades.

 

Diciembre de 2022

 

Los Países Bajos devolvieron 223 piezas arqueológicas prehispánicas, provenientes del Altiplano central, la costa del Golfo y el sureste mexicano. Figurillas, vasijas y amuletos que habían sido extraídos sin permiso, y que ahora forman parte del acervo nacional.

 

Noviembre de 2023:

 

Alemania restituyó 75 piezas arqueológicas, en su mayoría pertenecientes a la cultura huasteca con esta acción, el número de objetos recuperados durante esa administración superó las 13 422 piezas.

 

Agosto de 2023:

 

Estados Unidos entregó 281 piezas arqueológicas, decomisadas entre 2016 y 2021 por las autoridades de aduanas (CBP y HSI). Entre ellas, había estatuillas olmecas, puntas de proyectil, flautas de piedra y amuletos zoomorfos. En San Diego, dos coleccionistas privados devolvieron voluntariamente 65 artefactos en mayo del mismo año, un gesto que demuestra que la conciencia sobre el tráfico de bienes culturales comienza a permear más allá de las instituciones.

 

2024:

 

Un total de treinta piezas arqueológicas fueron repatriadas desde Los Ángeles, con la participación del consulado mexicano. Figuras mayas y mixtecas, collares y vasos ceremoniales regresaron a su tierra de origen, cerrando un ciclo de despojo que inició hace más de un siglo.

 

CSI del arte: el combate contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales

 

Piezas arqueológicas

 

Cada repatriación es una victoria simbólica. No se trata solo de barro o piedra, sino de memoria colectiva, de raíces que se reencuentran con su suelo. Estas piezas son fragmentos del relato que define a México y a sus pueblos originarios, así lo explica Ana Bertha:

 

“¿Por qué es tan importante recuperarlas y por qué se puede ver como un hecho heroico? Es porque este tipo de bienes arqueológicos son únicos, guardan, digamos, en una proporción una serie de elementos pues que nos están hablando de lo que creían de esa cosmogonía de los pueblos prehispánicos, especialmente en la Ciudad de México, pues de la Gran Tenochtitlan. Estos elementos son elementos identitarios”.

 

Son elementos donde las diferentes sociedades se podían leer a sí mismas si se encontraban. Cuando estas piezas son extraídas de manera ilícita, se está cortando un vínculo cultural. En un contexto global donde los museos comienzan a cuestionar el origen de sus colecciones, México se posiciona como un referente en la defensa del patrimonio cultural. Su lucha no es solo legal, sino ética: la de un país que exige que su historia regrese a casa.

 

Cada fragmento, figura y códice recuperado cuenta una historia de pérdida y reencuentro. Son objetos arrancados de templos, zonas arqueológicas o comunidades; piezas que cruzaron fronteras ocultas en cargamentos o subastadas como simples antigüedades. Hoy, tras años de investigación y diplomacia, muchos de ellos vuelven al lugar donde nacieron. Así lo explica Elizabeth Andión Bañuelos, especialista en asuntos culturales de la Oficina de Diplomacia Pública de la Embajada de Estados Unidos en México:

 

“Nos da a todos, yo creo, los que trabajamos en nuestra oficina de diplomacia pública mucho orgullo y satisfacción, poder y hasta honor, ¿no? Ser parte de este proceso a veces hasta parece película de detectives y de policías cuando estás viendo el robo y regresa y es como CSI del arte. Pero creo que nos llena a todos de satisfacción porque es una son historias muy bonitas que hablan sobre la relación México-Estados Unidos, sobre colaboración que se lleva a cabo entre varias organizaciones, instituciones y el gobierno de Estados Unidos, entonces es un es un ejemplo noble, digamos, de la relación bilateral.”

 

El Monstruo se alza como símbolo de la memoria

 

Tráfico Ilícito de Bienes Culturales

 

Entre los casos más emblemáticos destaca el del Monstruo de Chalcatzingo, una escultura olmeca monumental tallada hace más de 2,500 años. Robada en los años sesenta del sitio arqueológico de Chalcatzingo, Morelos, fue fragmentada para poder ser transportada clandestinamente fuera del país.

 

“Cuando regresó el monstruo a su comunidad, cuando pudimos ir a visitar el sitio que ya está en el sitio arqueológico, eh cuando lo ves es inmenso, es impresionante. Entonces, dices, esta pieza, ¿cómo se la pudieron robar? Y entonces, nos enseñaron en la parte de atrás cómo la habían partido, hasta sientes que se te hace un hoyito en la panza y en el corazón, que dices, ¿Cómo puede ser que hayan hecho esto? Pero bueno, regresó y nos platicaba la directora del museo que se hizo una gran fiesta para recibir al monstruo, ¿no? Podría estar en el Museo de Antropología o expuesto en cualquier otro lado, pero creo que se ha hecho el esfuerzo para que realmente regresen a su lugar de origen. Su recuperación tomó años de trabajo conjunto entre autoridades mexicanas y estadounidenses. Hoy, de nuevo en su sitio original, el Monstruo se alza como símbolo de la memoria, el territorio y la justicia histórica”.

 

Otro caso reciente es el de la imagen sacra de Santa Rosa de Lima, sustraída de una iglesia en Hidalgo y localizada años después en Estados Unidos. Su repatriación tomó una década, y actualmente está siendo restaurada por el INAH para regresar a su parroquia.

 

 

México también ha impulsado programas de capacitación dirigidos a la Guardia Nacional, autoridades locales y comunidades religiosas, para prevenir el tráfico de bienes culturales y fortalecer la custodia comunitaria.

 

“La intención es que poco a poco se haga un efecto domino mucho más amplio, ¿no? Entonces nuestro esfuerzo es más allá sin ser expertos en cómo hacer todo el proceso de repatriación y de prevención de robos y es crear conciencia, pero también para que estemos un poquito más al tanto y que no nada más sean nada más los expertos los que estén parte del proceso, sino también las comunidades que al final ellos son los que digamos que el primer filtro o el primer nivel de custodia de su propio patrimonio”.

 

Desde figurillas teotihuacanas hasta retablos coloniales, documentos virreinales y esculturas olmecas, cada objeto recuperado representa una restitución de identidad para las comunidades originarias. En los pueblos que las reciben, las comunidades organizan procesiones, rituales y celebraciones. Saben que no solo se vuelve un objeto, sino un pedazo de su alma colectiva.

 

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