La ‘candonga’ de 100 y Boyeros se repliega ante la razia policial

ndh
By ndh
7 Min Read

La Habana/El mercado de 100 y Boyeros, uno de los pulmones comerciales más importantes de La Habana, amaneció este viernes con un aire extraño, como si hubiese quedado suspendido entre el bullicio habitual y un silencio impuesto. Tras el operativo policial ejecutado esta semana, el lugar sigue inmerso en una vigilancia que recuerda más a un retén militar que a un centro de compraventa donde miles de habaneros resuelven a diario desde un par de zapatos hasta un antibiótico imposible de hallar en las farmacias estatales.

A simple vista, lo primero que llama la atención son las tarimas vacías. Donde antes se alineaban puestos improvisados de medicamentos, cigarros, frascos de jarabes, pomadas antibióticas o blísteres de analgésicos, hoy solo queda el eco de lo que fue un comercio tan activo como informal. “Los policías y los inspectores están por todos lados”, cuenta un vendedor que tiene su puesto en la candonga desde hace más de cinco años. “Hoy 100 y Boyeros está flojo”, subraya.

Policías, agentes vestidos de civil y militares de verde olivo patrullan entre los pasillos estrechos, asomándose a cada kiosco, revisando documentos, interrogando a los vendedores. Un oficial toma nota en una libreta mientras su compañero examina unas cajas de zapatos deportivos. A unos metros, otro grupo detiene a un hombre que intenta marcharse apresuradamente con una mochila al hombro.

Lo primero que llama la atención son las tarimas vacías.
/ 14ymedio

El diario oficialista Tribuna de La Habana reportó este jueves que la redada policial en la feria incluyó la incautación de mercancías consideradas “de dudosa procedencia”. Diez personas fueron detenidas durante el operativo, “por hechos de comercialización ilegal” y se impusieron “cinco multas de entre 16.000 y 32.000 pesos a ciudadanos por venta ilegal de productos”. También “se controló la presencia en el lugar de menores asediantes y deambulantes”, añadió el periódico en alusión a los niños y adultos que piden limosnas en la zona. 

Entre lo decomisado, testigos comentan a 14ymedio que hubo desde medicamentos, pasando por insumos hospitalarios –como jeringuillas o equipos de presión arterial–, hasta artículos de ferretería, piezas para motos eléctricas y ropa importada. Por el momento, el mercado parece haberse replegado para esperar que los uniformados se marchen y las aguas del comercio vuelvan a tomar su nivel.

La ofensiva no es nueva, pero sí particularmente intensa. En diciembre, cuando el consumo aumenta y las carencias también, los operativos se multiplican. “Eso es porque es diciembre, y necesitan buscar para comer… a costilla de los que de verdad trabajamos”, dice en voz baja un vendedor que observa, desde el fondo de su kiosco, el ir y venir de los inspectores. 

Los policías avanzan de dos en dos, también asoman por aquí y por allá algún inspector estatal. Piden documentos, exigen licencias, revisan mercancías y deciden en segundos si alguien se va con una multa o, en el caso más grave, confiscan su mercancía. “Paran a la gente y le piden los papeles”, explica un cliente que se acercó este viernes para comprar un latiguillo para su inodoro. “Nunca había visto este mercado tan silencioso”, comenta.


“Paran a la gente y le piden los papeles”, explica un cliente.
/ 14ymedio

La tensión se percibe en los rostros. Un adolescente abraza una malla llena de pelotas de plástico mientras vigila a un policía que se acerca. Una mujer mayor camina con expresión dura frente al kiosco de helados Frozen, ahora casi sin cola. Los pasillos entre los puntos de venta están despejados, sí, pero no por eficiencia: están desiertos por miedo. Un par de sillas colocadas sobre un mostrador dan la idea de cierre, de que algunos comerciantes no volverán hasta que no se vaya la Policía.

El mercado de 100 y Boyeros no es un espacio cualquiera. Durante décadas se ha consolidado como una candonga vital para el funcionamiento económico de la capital. En sus predios confluyen pequeños comerciantes, cambistas informales, especuladores, mecánicos, barberos, madres desesperadas en busca de antibióticos y ancianos que revenden los productos que reciben por el mercado racionado.

Esta mezcla hace del lugar una zona de abastecimiento imprescindible: mercancías a menor precio que en los comercios estatales, variedad, rapidez y una red de proveedores que suple las carencias crónicas del sistema oficial.

Un par de sillas colocadas sobre un mostrador dan la idea de cierre, de que algunos comerciantes no volverán hasta que no se vaya la Policía.
Un par de sillas colocadas sobre un mostrador dan la idea de cierre, de que algunos comerciantes no volverán hasta que no se vaya la Policía.
/ 14ymedio

Pero también lo convierte en un objetivo del Estado, sobre todo tras el repunte del mercado informal del dólar y la explosión del negocio clandestino de medicamentos. En 100 y Boyeros circula más información económica real que en cualquier boletín del Ministerio de Economía: precios, devaluaciones, tipos de cambio, lo que entra al país y lo que escasea.

Su capacidad de renacer tras cada operativo, cada temporal, cada cierre forzoso, ha sido demostrada durante años. Pero este viernes parecía distinto: demasiados uniformados, demasiados puestos vacíos, demasiados ojos vigilantes. Aun así, bajo el puente, entre cajas de huevos y carretillas improvisadas, algunos vendedores resistían. “Esto volverá a llenarse –decía un joven mientras movía sacos de viandas–. Siempre pasa. Ellos vienen, hacen ruido, se van, y la vida sigue”.

Y quizás tenga razón. Porque si algo ha demostrado 100 y Boyeros es que, incluso bajo sitio, La Habana depende del trapicheo. No obstante, la razia policial de esta semana ha dejado como resultado un mercado amputado, a medias, donde compradores y vendedores se mueven con sigilo, donde ya no se grita “tengo cigarros”, donde cualquiera podría ser detenido por “actividad económica ilícita”.

DERECHOS DE AUTOR
Esta información pertenece a su autor original y se encuentra en el sitio https://www.14ymedio.com/cuba/mercado-sitio-candonga-100-boyeros_1_1121304.html

TAGGED:
Share This Article