De no haberse controlado, el agotamiento de la capa de ozono hubiese tenido diversas consecuencias. Se estima que, como efecto de una sobreexposición a la radiación UV-B (un tipo de radiación solar), el riesgo de cánceres de piel hubiese aumentado sustancialmente en todo el mundo, al igual que las enfermedades oculares como las cataratas.
Además, hubiese perjudicado el equilibrio de los ecosistemas y dañado a plantas, animales y microbios; la producción de alimentos se hubiese visto resentida; el intercambio de dióxido de carbono entre la atmósfera y la biosfera se hubiese visto afectado; y habría dañado materiales naturales y sintéticos, completa la Secretaría del Ozono del PNUMA.
El Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono se conmemora anualmente el 16 de septiembre como iniciativa de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La efeméride fue instituida en 1994 y recuerda la firma del Protocolo de Montreal, que se produjo el 16 de septiembre de 1987. En 2025, el tema de la efeméride reconoce cómo estos tratados han demostrado el concepto de pasar “de la ciencia a la acción global”.
En un mensaje con motivo de este Día Internacional, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, fue contundente sobre el éxito de los trabajos globales para enfrentar el problema: “Este logro nos recuerda que cuando las naciones hacen caso a las advertencias de la ciencia, el progreso es posible”.
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