Sismos, pandemias y cine: la fuerza invisible de Estudios Churubusco tras 80 años

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Relatos de resiliencia en Estudios Churubusco: desde el sismo de 2017 hasta la pandemia de COVID-19, el personal clave ha enfrentado emergencias, protegido equipos y salvaguardado producciones, demostrando que detrás de cada película está la dedicación de quienes mantienen viva la magia del cine mexicano.

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Escucha este especial de Laura Velarde con la producción de Alberto Palomino.

 Laura Velarde

Los Estudios Churubusco, corazón del cine mexicano y sede de grandes producciones internacionales, no solo han sido escenario de historias en pantalla, sino también testigos de relatos de resiliencia y entrega entre quienes mantienen su funcionamiento. José Juan Jiménez y Abraham Díaz, con más de tres décadas de experiencia en el taller eléctrico y la coordinación de foros, comparten vivencias que muestran la fortaleza humana frente a la adversidad.

 

“Habíamos terminado de hacer el simulacro”; luego, tembló

 

Aquella madrugada, los foros vibraban violentamente, los muros internos se movían y un tanque de agua estuvo a punto de estallar. Abraham Díaz y José Juan Jiménez lo recuerdan así.

 

Él apenas podía reaccionar. Era plena madrugada y estaba ocurriendo el sismo de septiembre de 2017, que sacudió la Ciudad de México.

 

El equipo eléctrico se convirtió en el primer escudo frente al desastre. Las plantas de emergencia arrancaron de inmediato, evitando apagones y riesgos mayores. José Juan y Abraham describen cómo durante toda la noche tuvieron que coordinarse con la Comisión Federal de Electricidad para estabilizar líneas subterráneas dañadas por el temblor.

 

“Se derrumbaron los muros internos y muros externos. Habíamos terminado de hacer el simulacro. Todo este piso de adocreto empezó a sacar harto polvo, pero harto polvo. Y le digo al arquitecto, a los ingenieros, ‘vean los muros. Se van a caer y que empiezan a caerse de los muros.’ La gente bien espantada, mucha gente se desmayaba por lo intenso del temblor, ¿verdad?

Pero lo que sí checamos es que el tanque amarillo que tenemos como fuente de alimentación de agua, la brida de la tubería de 8 pulgadas es la que se dañó y estaba a punto de reventar. Nos salvamos y había filmaciones, no pasaron mayores, no, ni un accidente, puro susto, no más que el susto. El tanque haciendo como una ola tremenda, tantos kilos de acero, pero moviéndose como plástico. No, estuvo muy feo. Yo creo que por eso se nos afectó la presión.”

 

 

Enfrentando cortocircuitos y explosiones menores provocadas por la infraestructura afectada. Gracias a la experiencia, el trabajo en equipo y la rapidez de reacción, lograron restablecer la energía y proteger los equipos y sets de grabación, salvaguardando el patrimonio de la cinematografía nacional.

 

“Y cuando echaron los fusibles de prueba una explosión, pero de esas buenas. Ellos empezaron a hacer sus maniobras, cambiaron los fusibles y cuando ya restablecieron, explotó la fase uno y la dos junto con el operador en la parte de arriba en la canastilla.

Entonces, pensamos que ya había pasado un accidente mayor, pero no, gracias a Dios, el compañero ya de repente, después del flamazo, salió asomadito, así, dice, ‘¿Qué pasó?’ Toda la noche se estuvo trabajando hasta que como a las 7 de la mañana ya se hicieron pruebas y se restableció, pero explotó. Estaba el arquitecto, José Juan, Silvino, yo, y sí, tuvimos que echarnos un cafecito con un pan duro.”

 

Ante el COVID, no se podían cerrar totalmente los estudios

 

La pandemia de COVID-19 trajo un desafío distinto: la amenaza invisible de un virus que puso en riesgo a compañeros y familias. La pérdida de colegas y la necesidad de mantener operaciones en medio de turnos reducidos y estrictos protocolos sanitarios marcaron un tiempo de tensión y miedo. La disciplina, la solidaridad y la capacidad de adaptación fueron clave para que los estudios continuaran funcionando sin convertirse en un foco de contagio. Así lo recuerdan Abraham y José Juan.

 

“Muy difícil, muy triste. Aquí la empresa nos dio todo el equipo y nos dio un rol de trabajo porque no veníamos normal, veníamos ahora sí que una vez a la semana, hizo grupos. Sí, seguía trabajando la gente, hubo que tenían compromisos de grabación y todo eso, entonces no se podían cerrar totalmente los estudios; entraba las ambulancias con las burbujas que le llamaban. Se ha sacado una o dos con burbujas.

Entonces los muchachos, lo que es de Dios estaban en el allí y le digo, ‘No, sálganse, porque se ve mal.’ Y gracias a Dios, aquí estoy todavía en los estudios Churubusco que nos ha dado mucho y que vivimos la pandemia con los estudios Churubusco, trabajando un día sí, un día no, o una vez a la semana. Se necesita eso, se inundó los equipos de neumáticos, o se quedó sin luz acá, necesitamos que vengan, no hay agua. En el metro no había gente. Pero aquí estuvimos. Y sí, aquí estamos todavía, aquí estamos.”

 

 

Jessica del Río, coordinadora de foros con 22 años de experiencia, también recuerda la frustración de ver cómo un proyecto que había llenado de ilusión los estudios no pudo realizarse por la pandemia. Se trataba de una producción para Amazon que ocuparía casi todos los foros: en el Foro 3, una pirámide monumental cubría todo el espacio, y en el Foro 4, canoas y decorados llenaban el set. El proyecto estuvo a punto de iniciar, pero la situación sanitaria obligó a cancelarlo, dejando un vacío en el equipo que lo había preparado con tanto entusiasmo.

 

“Con lo de la pandemia les dio, pues, el pavor de continuar y ya estaban a nada de hacer pre light. En el foro tres tenían una pirámide impresionante, o sea, y cubría todo el foro es esa pirámide y en el foro cuatro tenían unas canoas.

Las canoas también, o sea, ahí metieron canoas, vestuario y el ver cómo entraron para, sí, literal, destruir esa pirámide, miré, yo desde afuera me asomaba y yo decía, ‘No.’ O sea, no puede ser que ni siquiera se haya podido llevar a cabo este proyecto.”

 

Para Jessica, cada producción que llega a Estudios Churubusco forma parte de la familia: no son solo películas, series o comerciales, sino momentos que construyen la historia del cine mexicano y de la misma institución. La pérdida de proyectos como este refuerza el compromiso de quienes trabajan día a día para mantener viva la magia del cine, frente a cualquier crisis.

 

Estos relatos muestran que la verdadera estrella de Estudios Churubusco no siempre está frente a cámara. Es la resiliencia, la vocación y el trabajo silencioso de quienes sostienen la infraestructura vital, asegurando que la “fábrica de sueños” siga funcionando, pase lo que pase.

 

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