Trump vuelve a insistir en controlar Groenlandia por razones estratégicas y económicas, lo que provoca un fuerte rechazo de Dinamarca y autoridades groenlandesas.
Luis Camarillo
El interés del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por adquirir Groenlandia dejó de ser una idea informal y se convirtió en un tema de política exterior, luego de que su administración diera pasos formales para insistir en el control de la isla, territorio autónomo del Reino de Dinamarca.
Esta semana, Trump nombró al gobernador de Luisiana, Jeff Landry, como enviado especial para Groenlandia, con la misión de impulsar su eventual integración a Estados Unidos. El exmandatario argumenta que el control de la isla es una “necesidad absoluta” para la seguridad nacional estadounidense, al señalar la creciente presencia de embarcaciones rusas y chinas en el Ártico.
Trump incluso aseguró que Groenlandia desea formar parte de Estados Unidos, afirmación que contradice encuestas recientes, las cuales indican que 85 por ciento de la población groenlandesa rechaza esa opción.
Intereses estratégicos y económicos
Además de su ubicación geopolítica, Groenlandia alberga la Base Espacial de Pituffik, pieza clave del sistema estadounidense de alerta temprana de misiles balísticos. A esto se suman las reservas de tierras raras del territorio, esenciales para la industria tecnológica y la transición energética, un sector dominado actualmente por China.
El deshielo del Ártico también ha abierto nuevas rutas marítimas, lo que incrementa el interés de Washington por ampliar su influencia en la región.
Rechazo de Dinamarca y Groenlandia
La propuesta generó una fuerte reacción del gobierno danés. La primera ministra Mette Frederiksen y el primer ministro de Groenlandia, Jens-Frederik Nielsen, emitieron un comunicado conjunto en el que subrayaron que “Groenlandia pertenece a los groenlandeses” y que su estatus no puede ser ignorado bajo argumentos de seguridad.
El ministro de Defensa de Dinamarca, Troels Lund Poulsen, calificó la retórica de Trump como una amenaza latente en la relación bilateral.
Por su parte, el eurodiputado danés Anders Vistisen recordó que Groenlandia ha sido parte del reino danés durante siglos y que no está a la venta, subrayando que cualquier intento de anexión contraviene el derecho internacional.
El gobierno danés reiteró que Groenlandia es un territorio autónomo con derecho a la autodeterminación y que la idea de “compra” o anexión carece de sustento legal.
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