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Baglietto y Vitale muestran en todo lo alto la felicidad de hacer música en familia

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Baglietto y Vitale muestran en todo lo alto la felicidad de hacer música en familia

Príncipe de manicomio, Era de abril y Contigo en la distancia fueron algunas de las piezas que interpretaron.Foto Juan José Olivares

Juan José Olivares

 

Periódico La Jornada
Viernes 10 de mayo de 2024, p. 8

El dueto de Juan Carlos Baglietto, voz y guitarra reconocidas en el rock argentino, y Lito Vitale, pianista y arreglista multifacético de esa generación, son un clásico en Argentina.

Es decir, ambos son reconocidos con su grupo desde hace décadas por seguidores de toda esfera en el Cono Sur. Tienen 33 años tocando juntos y, en un nuevo foro en la zona de Polanco, ofrecieron la noche del miércoles su segundo concierto en nuestro país. El primero fue en Puebla un día antes.

El llamado Central Granada se dilató tanto con las rolas de estos señorones de la música que, a algunos presentes se les hizo como si hubiesen presenciado un concierto como para un estadio. La razón: la potencia de sus ejecuciones y la libertad y optimismo que transmitieron en cada una de las piezas que interpretaron.

Postales del alma

Baglietto y Vitale fueron como dos pibes dibujando pinceladas para un cuadro que al final se llamaría felicidad, la cual se respiró en el lugar, pleno de argentinos que, seguramente tuvieron un pedacito de nostalgia con el pop, el rock, el folclor, la trova rosarina (emergida de Rosario, de donde es Baglietto) y el tango. Sí, ese género que a decir de Juan Carlos detestaban cuando eran chamacos porque los ligaba a sus viejos (sus papás), pero que después los enamoró de su raíz a su sentimiento. El par ofreció un segmento de este género del cual, por cierto, en 2000 le hizo ganar el Grammy Latino a mejor álbum de tango por Postales del alma.

Baglietto (1955) y Vitale (1961) empezaron su proyecto en 1991, que derivó en principio en el álbum Postales de este lado del mundo, con canciones de compositores clásicos de tango como Carlos Gardel.

Este par se describe como un equipo que se encuentra, se comparte y busca siempre disfrutarse; intenta que el paso del tiempo los acerque cada vez más y que sus conciertos y álbumes sean necesarios, profundos y contundentes.

Y esa profundidad y contundencia se percibió el miércoles, pero más, su gusto por agradar al respetable, los coloca, en el pedestal de los músicos a los que se les rinde pleitesía, como la que se notó en el recinto de la colonia Granada, testigo de su primer avistamiento en México, que siempre recibe con amor a propuestas tan honestas y claras como la de ellos.

Para muchos de sus paisanos, seguidores de cepa, que son residentes de la Ciudad de México, fue una noche que con canciones como Príncipe del manicomio, Era de abril, La vida es una moneda, Mirta de regreso y otras, tuvieron un pedacito de su terruño y un espacio de catarsis para gritar una más y no jodemos más; en alusión de los encore que les solicitaron.

Sus clásicos de rock, pop, folclor y tango son para gente buena, si así se pudiera describir el contexto de sus piezas.

En compañía de Julián Baglietto, en el bajo de cinco cuerdas, y Jano Vitale, en la batería eléctrica y guitarra, hicieron la cena familiar en la que invitaron a todos a degustar de buena música.

De verdad que Baglietto y Vitale sorprendieron con sus ejecuciones de clásicos ya conocidos por sus seguidores y sus intervenciones como el bolero Contigo en la distancia, que con guitarra en mano, interpretó Julián a todo pulmón.

Los Baglietto y los Vitales emocionaron mostrando en todo lo alto la felicidad de hacer música en familia.

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