Desde el portal
Marcela Prado Revuelta
Diario El Mundo
Verán ustedes. Hace como mil años, en el pequeño y entonces hermoso pueblo de mi señor Padre, la niñita que fui era feliz la noche del 15 de septiembre, porque podía quedarme despierta para ir, con toda la familia, a escuchar «El Grito», que daba a grito pelado el Alcalde del pueblo. También estaba el señor cura, el maestro de escuela, el joven doctor que hacía su servicio social, el ganadero más importante, el dueño de los «ultramarinos, vinos y licores» y otros personajes del pueblo.
Y todo el pueblo…
Las jóvenes vestían trajes regionales, los jóvenes se vestían de charros. Se hacían concursos de «Listones», (a caballo, los jóvenes del pueblo debía enganchar, con una larga vara de madera, un listón de color. Cada color pertenecía a una jovencita y eso le daba derecho a sacarla a bailar o dar la vuelta al parque)…
Yo tenía las trenzas largas con moñitos de colores…
Eran «Las Fiestas Patrias»…
Ya habíamos llorado, todos los niñitos, en el recuerdo de los Niños Héroes, en la Escuela y nos habíamos aprendido la historia de Hidalgo y todo lo demás… porque eran Las Fiestas Patrias…
Ya en Córdoba, en Xalapa y, en algunas ocasiones, en Palacio Nacional, (pero ya sin trencitas), me tocó asistir a «cubrir la nota del Grito», órdenes del jefe. Otros tiempos. Otras fiestas. Otras cuestiones.
(La primera conmemoración del Grito de Dolores fue hecha por Andrés Quintana Roo y por Ignacio López Rayón en Huichapan, el actual estado de Hidalgo, el 16 de septiembre de 1812, aunque fue hasta 1825 en que Guadalupe Victoria, el Primer Presidente de México, designó el 16 de Septiembre como el día oficial para celebra la Independencia, fecha que fue «redeclarada» oficial por Porfirio Díaz, en 1896).
Nosotros, los mexicanos, es claro que comenzamos a festejar desde la medianoche del día 15 y santas fiestas, Batman…
Pero, ¿Qué podemos festejar este año?… ¿Unas fiestas patrias teñidas de homicidios, feminicidios, enfermedades, desabastos, talas, trenes absurdos, el rompimiento de las tradiciones, (con un «bastón de mando» pasado a la otra mano por quien no tiene derecho de hacerlo), los aeropuertos fantasmas, los absurdos libros escolares, el despilfarro cotidiano, la corrupción y la falta de decoro?…
Llevé a mis hijos a escuchar el Grito. Luego a mis nietos, hace tiempo…
Ya no lo haré…
No estamos para festejar unas Fiestas Patrias en una Patria que nos están haciendo pedazos.
Como cada año, una pequeña Bandera Nacional está en la cochera de «la casa de usted». pero desde que llegó la pandemia y la «epidemia» presidencial que sufrimos los mexicanos de bien, le he puesto un moño negro.
Porque La Patria está de luto absoluto…
Y festejaré la Historia de las Fiestas Patrias repasando mis viejos libros de Historia y les contaré a mis nietos la verdad.
Aquellas verdades de nuestra Independencia, realizada el 24 de Agosto de 1821, en Córdoba, Veracruz, donde se firmaron los Tratados de Córdoba…
Y nada más…
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