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El adis de Nadal y las lgrimas de Lehecka

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El detalle que quiz muestre mejor la verdadera magnitud de lo que se vivi la noche del pasado martes en la Caja Mgica, en el primero de los adioses de Rafael Nadal, no estuvo bajo las cmaras ni los focos. No fue el parlamento de Rafa. No fue el pblico puesto en pie, no fueron las lonas ni el trofeo. Fue una persona. Una persona que estaba cerca, que lo estaba sintiendo todo muy dentro, pero que estaba al margen. No es una frase hecha lo de ‘sentirlo’ porque se le notaba, y mucho. Quien estuvo en la pista seguramente no pudo verlo porque nadie miraba hacia l. Quien lo vio por televisin quiz se diera cuenta en un barrido de cmara que casualmente le enfoc unos segundos, porque estas tampoco le distinguieron con su atencion.

Pero Jiri Lehecka estaba all. Olvidado de todos. En su silln de jugador. Y lloraba. No a lgrima viva pero se le notaban los ojos brillantes y el gesto de contener las lgrimas. Para todos quienes vivan el momento aquello era un pequeo duelo: una persona que nos ha acompaado durante tres dcadas, toda una vida, con quien hemos disfrutado y hemos sufrido, una presencia permanente entre nosotros, nos empieza a decir que su tiempo de acompaarnos como siempre ha hecho se termina.

Para Jiri Lehecka ese tiempo ha abarcado toda su vida. Jiri Lehecka acababa de vencer a Rafael Nadal en su ltimo partido en una de sus pistas preferidas. Haba jugado muy bien. Excelentemente. Haba mostrado magisterio, pese a su juventud, en el juego directo y veloz y unos sensacionales reflejos. Al mejor Nadal, al de 2008, 2012 o 2020 le hubiera puesto en dificultades y quiz le hubiera vencido. Al de 2024, el de la recta final, le ha ganado.

Y Para Lehecka, Nadal haba sido siempre un referente vital, porque ambos compartan el mundo que las gentes de las gradas vean desde fuera. No es que fuera o no su jugador preferido: es que toda la generacin de tenistas que han desarrollado su etapa de formacin durante la Era de los Tres Grandes, han tenido a estos como objetivo, meta y modelo. Jiri Lehecka tena cuatro aos cuando Nadal gan su primer Roland Garros. Naci poco despus de que Rafa jugara su primer partido profesional. Cuando Rafa, en 2017, super la primera crisis de edad, l entraba en la categora cadete y empezaba a vivir como un profesional. Igual su estilo y su gusto se decanta ms por Djokovic o por Federer, pero est claro que Rafa era, tena que ser, referencia para l: lo eran en todas las escuelas de tenis.

Y l lo reconoci. El da antes del partido haba declarado “al 600 del mundo -el ranking actual de Rafa- creo que le podr ganar” para luego puntualizar que era consciente de que “Nadal en tierra es uno de los mayores desafos del tenis incluso si no est teniendo su mejor temporada. Ser para m un honor compartir pista con l”. Con la cortesa profesional que se les supone a los guerreros, jugaron ambos a su mejor nivel, y Jiri gan. Al acabar el partido, del mismo modo que Rafa y Roger lloraron cuando este dijo adis en la Laver Cup porque ambos estaban viendo el pasado compartido, Lehecka supo que estaba viendo su futuro, quiz al futuro que podra soar. Y que su nombre quedar unido al de Rafael Nadal.

Rafa habl al acabar el partido. Dijo que esperaba haber sido un ejemplo positivo para las nuevas generaciones, del mismo modo que haba dicho varias veces en los ltimos meses que quera retirarse en la pista siendo competitivo. Y lo ha conseguido una vez ms. Rafael Nadal ha vuelto a ser competitivo, lo ha demostrado en la pista y aunque no pudiera volver a jugar un partido ms ya puede decir que ha logrado el objetivo que se haba marcado para su retirada.

Hay partidos de todos los deportes de los que se dice que deben perder los dos o que deben ganar los dos. El partido entre Nadal y Lehecka fue de los segundos y ambos lograron el imposible de conseguirlo. Lehecka gan el partido. Rafa gan la carrera. Gracias a ambos.

Y gracias al tenis. Un deporte en el que an existe el respeto, la deportividad, se reconoce el mrito ajeno… esas cosas demods, vamos.



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