Revelan el origen de la basura espacial que se estrelló en una casa

Después de que Alejandro Otero, un residente de Naples, Florida, revelara que un misterioso objeto se había estrellado contra su casa, atravesando dos plantas y casi golpeando a su hijo, la NASA se comprometió a estudiarlo para determinar qué era y de dónde provenía. La hipótesis principal era que se trataba de un trozo de basura espacial que no se había desintegrado al reingresar a la atmósfera. No obstante, faltaba la definición oficial.

La agencia espacial estadounidense ahora ha publicado sus hallazgos y ha confirmado esa presunción. El escombro en cuestión es un montante del equipo que usó la NASA para cargar baterías viejas de la Estación Espacial Internacional en un palé que se liberó en marzo de 2021. El mismo que reingresó a la Tierra el 8 de marzo de este año.

Así se ratifica la teoría original de que este trozo de basura espacial se relacionaba con las baterías descartadas por la EEI. Tengamos en cuenta que el astrónomo Jonathan McDowell había informado que los escombros habían caído en el Golfo de México, entre Cancún y Cuba, un poco más al noreste de donde estaba previsto.

En esa publicación de X (Twitter) fue que Otero reveló que una pieza de basura espacial había caído sobre su casa. El susodicho dijo que había intentado comunicarse de forma directa con la NASA, pero que no había obtenido respuesta. Su respuesta en la red social se volvió lo suficientemente viral como para que la agencia norteamericana se terminara contactando con él.

Más detalles del trozo de basura espacial que se estrelló contra una casa en Florida

El análisis de la NASA sobre la basura espacial arrojó que el montante en cuestión es de una aleación de metal que se llama Inconel. Mide 10,16 centímetros de alto y su diámetro es de poco más de 4 centímetros. ¿Su peso? Unos nada menores 7,25 kilogramos.

La agencia espacial de EE. UU. indicó que el siguiente paso será investigar en profundidad sobre el proceso de desprendimiento y reentrada de objetos descartados por la Estación Espacial Internacional. De esta forma, se buscará determinar si es necesario actualizar los modelos usados por los ingenieros para analizar la desintegración de los elementos que reingresan a la atmósfera.

“Estos modelos requieren parámetros de entrada detallados y se actualizan periódicamente cuando se descubre que los desechos han sobrevivido al reingreso atmosférico al suelo”, indicaron desde la NASA. La intención es, claramente, evitar que se produzcan nuevos casos con trozos de basura espacial sin desintegrar cayendo sobre áreas habitadas.

Lo que aún no se ha informado es si la NASA indemnizará a Otero —o si ya lo ha hecho— por este suceso. Ni bien se conoció esta situación, no quedaba claro a quién le correspondía la responsabilidad. Vale mencionar que JAXA, la agencia espacial de Japón, también había estado involucrada en la maniobra. Pero como los norteamericanos confirmaron que el montante era una pieza de su equipo para cargar las baterías en el palé, todo hace pensar que por ahora los asiáticos han quedado libres de culpa y cargo.

El problema de la basura espacial sigue generando gran preocupación de cara al futuro. Como ya les hemos contado anteriormente, la probabilidad de que les caiga encima alguna chatarra no desintegrada es más alta de lo que imaginas. Según un estudio, en la próxima década habrá un 10 % de probabilidad de que a un ser humano lo alcance una pieza de basura espacial. Parece poco, pero, considerando la cantidad de chatarra en órbita, no lo es.