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Fuerza Bruta promete en Aven una experiencia visual, sensorial y colectiva

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Merry Macmasters

 

Periódico La Jornada
Lunes 22 de abril de 2024, p. 7

Fuerza Bruta, creadora de un teatro primitivo con tecnología del siglo XXI, regresa a México con Aven, el espectáculo más feliz del mundo, para presentarse a partir del 4 de junio en el Frontón México. A lo largo de 70 minutos, los 30 integrantes de la compañía, entre actores, bailarines, músicos y equipo técnico, prometen armar una experiencia emocional, visual, sensorial y colectiva, más vinculada a un carnaval o una fiesta popular, que a una actividad intelectual.

Cuando fundamos la compañía, en 2005, empezamos a trabajar sobre lo que llamábamos máquinas generadoras de acción. Es decir, una escenografía que produce la acción para el actor y el espectador. porque ésta no parta del intérprete quien está inmerso en una realidad generada por alguna máquina. El actor era atravesado, pues, por una serie de realidades a las que se tenía que adaptar en la medida en que la máquina funcionaba. Al mismo tiempo, estas escenografías gigantescas modificaban el espacio por completo, expresa Diqui James, director creativo de Aven.

En lo emocional, “nos gustaba provocar mucha tensión a la manera de una oscuridad dramática, para dar pie a una liberación en la que el espectador podía gritar, bailar, tocar las cosas, hacer lo que quisiera. Sin embargo, la potencia de las escenas era tan grande, o es tan grande, que era modificado. Con esa intención hicimos el espectáculo llamado Fuerza bruta, después transformado en Wayra, show que llevamos a México en años recientes”.

Juego emotivo, eufórico y feliz

Con Aven, la compañía propuso salir de ese juego de tensión y oscuridad con el fin de crear un espectáculo emotivo, eufórico, feliz, que no tenga ningún costado oscuro, sino que sea un viaje placentero para todo tipo de público, familias y personas de todas las edades. De acuerdo con James, Aven está inspirado en el teatro callejero, en las festividades, en la naturaleza y sus efectos. “Nos jugamos a hacer un espectáculo lo más feliz posible, sin perder esa sensación de que esto es indestructible, ocupar todo el espacio y que el público esté libre para recorrerlo y hacer lo que quiera, porque eso forma parte del show”, señaló.

Detrás de Aven está el sentir de que a pesar de que nosotros, sobre todo en América Latina, vivimos constantemente crisis, momentos oscuros y conflictos, nunca perdimos la fiesta ni las ganas de juntarnos con la familia a comer un asado, o lo que se acostumbre en cada lugar, verse con los amigos para festejar. Queremos que este espectáculo de alguna manera reivindique esto. No es escaparse de la realidad, porque la felicidad también forma parte de ella. Quiero que el espectador sienta que esa felicidad es posible y forma parte de su cuerpo. Los problemas vendrán después, añade.

▲ La propuesta de este grupo está más vinculada a un carnaval o una fiesta popular que a una actividad intelectual.Foto tomadas del Facebook de la agrupación

La compañía utiliza el espacio como una caja negra en la que cualquier cosa puede suceder. Hay un escenario; sin embargo, de repente usamos el techo, el aire, las paredes y nos movemos entre el público. Es un espectáculo inmersivo en el que la acción sucede en todas partes, detalla James.

En contra de las reglas

–¿Su propuesta es única?

–Desde un principio fundamos nuestra compañía para hacer lo que queríamos, sin complacer a nadie. No tuvimos un referente, en muchos casos fuimos en contra de las reglas. Seguimos nuestro camino, buscamos nuestro lenguaje, hicimos las cosas a nuestra manera y eso de alguna forma terminó haciéndonos único. Muchos intentaron copiarnos, no obstante, cuando ves un espectáculo nuestro te das cuenta de que no has visto nada parecido. Te puede gustar o no, pero lo que vas a ver es algo único”.

Para James, resulta difícil describir Aven, porque no tiene un concepto intelectual. No explicamos las cosas. En el espectáculo vamos más rápido que tu cabeza, vamos directo a tu cuerpo, a las emociones y formas parte de lo que pasa aunque no quieras. Es como cuando te paras frente a una tormenta en el océano, hay algo gigantesco que te lleva a un estado y te genera una energía difícil de explicar porque no es algo intelectual.

De acuerdo con el director creativo, hay pocas cosas en el mundo del espectáculo en las que el público no sea pasivo. Sobre todo ahora que todo el tiempo vemos el contenido en los celulares o las computadoras. Vas al teatro, te sientas en una butaca, es como si dejaras el cuerpo en algún lado, no puedes hablar ni moverte, sólo escuchar y ver lo que se dice arriba del escenario. No nos sentimos cómodos en este lugar, sino con el teatro callejero, por ejemplo, cuyo lenguaje, esa cosa salvaje y de libertad llevamos a un espacio cerrado. Equivale a toda una experiencia social y emocional.

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