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Inteligencia Artificial, aliada o enemiga del arte

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Por Mario Muñoz Lozano

Jefe de la Redacción de Cultura

Las advertencias y los debates existenciales en torno a los dilemas relacionados con el uso de los robots por los seres humanos, entre otros temas, plagaron la filmografía internacional consolidando la categoría de la ciencia ficción más allá de la literatura.

En el camino surgieron cintas memorables: 2001: Odisea del Espacio (1968), Blade Runner (1982), Juegos de Guerra (1983), The Terminator (1984), The Matrix (1999), El Hombre Bicentenario (1999), Minority Report (2002), Her (2013) y Ex Machina (2014), por citar algunos ejemplos.

Sin embargo, hoy los programas de IA se enfrentan al paredón de fusilamiento de un mundo de escritores y cineastas que miran asustados cómo sus bolsillos enflaquecen ante las competencias de las máquinas, cuando no son ellas sus enemigos, sino el mercado capitalista, que los convierte en mercancías.

Desde mayo y hasta el 8 de noviembre último, actores y guionistas de Hollywood protagonizaron una huelga de meses que paralizó la industria del entretenimiento, atrasó cientos de programas y películas, y costó miles de millones de dólares a la economía estadounidense.

Las razones de más peso fueron sus críticas al pago de lo que llaman “residuales”, en referencia a las regalías que tanto unos como otros reciben de los canales de televisión por la transmisión de las películas y series que existen gracias a ellos.

El otro motivo de peso: la exigencia de una mayor regulación con respecto a los usos de la inteligencia artificial, el personal artístico y los escritores están viendo como cada vez más su presencia es utilizada para sustituirlos.

Muchos empresarios y científicos coinciden en que el potencial de la IA para transformar la sociedad exige que se produzca un consenso internacional que marque el paso.

El parto del ChatGPT, a finales de 2022, marcó el disparo de arrancada de una carrera por su uso en la que gigantes como Microsoft y Google incorporaron estas tecnologías a las principales herramientas, pese a las alertas de especialistas ante fallos evidentes y considerarlas en una etapa inmadura de evolución.

Para el experto en inteligencia artificial Eliezer Yudkowsky, dicha tecnología acabará matándonos a todos, juicio tremendista según el criterio de otras empresas que ya las pusieron a su servicio y las ven como un avance del cual el ser humano es responsable.

Para los más pragmáticos, en torno a la IA -encargada de realizar acciones que replican los caminos de la inteligencia humana- se han tomado muy buenas y malas decisiones, que con el paso del tiempo causan estragos o suponen grandes logros.

¿LE ROBA ESPACIO A LOS ARTISTAS?

“Todo lo que existe en la red se puede crear a través de una inteligencia artificial, con su interpretación puede generar combinaciones explorando espacios a los que nadie ha llegado antes”, declaró el experto español Carles Sierra a la publicación Culturplaza.

Para el director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y presidente de la Asociación Europea de Inteligencia Artificial, estos sistemas los puede comprender la IA como parte del terreno a explorar.

“Al final se trata de saber utilizar bien la herramienta, que funciona por códigos. Si le pedimos a la aplicación que genere un nuevo cuadro de Rembrandt lo hará, y puede incluso añadir el espacio que lo rodearía, pero para eso hay que saber bien qué comandos introducir”, explicó.

De ahí que si en las redes sociales e internet habitan también los artistas, las IA pueden apropiarse de sus estilos propios.

Ya existen páginas en las que creadores venden sus derechos a los propietarios de estas tecnologías para que repliquen sus estilos, también hay perfiles que cobran por emplear las palabras exactas que introducen en una inteligencia artificial para generar un relato.

La palabra miedo aparece cada vez más en boca de los artistas, preocupados por el futuro de su obra y de su bienestar, que depende del mercado, ante el avance rápido de los usos de la nueva herramienta.

Una cosa es emplearla a modo de inspiración como «un nuevo punto de vista» o como un instrumento de trabajo, consideran algunos, otra es cambiar al artista por estos programas informáticos.

Sin embargo, Sierra subraya que la máquina no es nada sin el intermediario:

«Algo que no podrá sustituir nunca la IA es el contacto humano, la explicación social. Obviamente de aquí a unos años la IA habrá cambiado mucho, y nuestro mundo también, solo habrá que ver qué papel tienen las personas en este momento y cuál es su esencia según qué trabajo».

Para los que vemos la copa media llena, su uso puede ser y es positivo si logramos que la máquina recree algo que ahora mismo sería imposible generar.

Uno de los proyectos de Studio Playmodes, de Barcelona, propone en uno de sus espectáculos generar una partitura musical que nace inspirada en el trabajo de los compositores de principios del siglo XX.

El equipo integrado por ingenieros, músicos y diseñadores que trabajan con tecnologías propias para dar vida a nuevos instrumentos visuales y sonoros, realizó un estudio previo de partituras tradicionales que luego le fueron enseñadas a la máquina.

“Mediante algoritmos modelamos todas estas ideas en nuestra interpretación, generando cada vez unas partituras totalmente nuevas”, explicó Santi Vilanova, coordinador de Playmodes, quien aclaró que cuando generan esta partitura se trabaja un concierto en el que el artista es quien toma la última decisión de la interpretación.

¿REEMPLAZARÁ AL CINE TRADICIONAL?

En un foro sobre el impacto de la Inteligencia Artificial en el Festival de Cine Independiente de Raindance, que se celebra cada otoño en el Leicester Square, Londres, se coincidió que las personas continuarán siendo relevantes en esta industria.

Teniendo en cuenta las consideraciones de evento, entre nuestras prioridades siempre estará ofrecer la perspectiva única y la profundidad emocional que solo puede brindar la vivencia humana.

Otro de los consejos apunta a centrarnos en tareas en que la IA aún enfrenta dificultades para realizar, como las que requieren empatía, habilidades sociales y destreza física.

Además, ante su presencia inevitable -en el presente y más en el futuro-, debemos adaptarnos aprovechando el poder de las nuevas tecnologías para mejorar nuestro propio trabajo.

Al cineasta estadounidense Mitchell Block, ganador de un Oscar por productor ejecutivo del cortometraje Big Mama (2000), premio al Mejor Documental en la 73 edición de los Óscar, no le preocupa que los humanos sean sustituidos por la IA, al menos por ahora.

«Por sí sola, la IA no puede crear una idea brillante y comercializable», afirmó, según la publicación Massive. «Incluso en un mundo en el que la IA puede introducir la idea en una caja y sale una película, sigue haciendo falta un ser humano que la haga y la mire y diga: esto no sirve o esto es estupendo”.

arb/mml

Con información de PRENSA LATINA https://www.prensa-latina.cu/2023/12/25/inteligencia-artificial-aliada-o-enemiga-del-arte