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Jazz

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a desde los múltiples rostros del jazz, ya desde de las venas clásica y contemporánea que sostiene la academia, o bien desde los diferentes y discretos ecos del folclor mexicano, la propuesta musical de Patricia Brennan es un enorme enlace de voces que fluyen con vida propia desde la marimba o desde el vibráfono con efectos electrónicos que percute con sorprendente expresividad, con un decir único y original que ha impactado a propios e impropios en la ciudad de Nueva York, donde radica desde hace 20 años.

Patricia Franceschy nació en el puerto de Veracruz en 1984, en medio de la atmósfera afroantillana que cubría (y cubre) esta ciudad; ahí empezó a dar conciertos de piano desde los cuatro años y a los 17 llegaron las primeras presentaciones con marimba y vibráfono con la Orquesta Sinfónica de Xalapa, hasta que en 2004 le dieron una beca en el Curtis Institute of Music, en Filadelfia.

Es ahí donde comenzó una carrera musical que no ha parado un instante; primero tocando como sideperson (o sideman) en Nueva York con destacados jazzistas, hasta que en 2021 presentó sus propias composiciones en marimba y vibráfono en un primer álbum como solista, Maquishti, y con él iluminó buena parte del medio jazzístico neoyorquino.

En Veracruz mucha gente la recuerda todavía como Patricia Franceschy, pero después de casarse, en 2015, cambió a Patricia Brennan y es así como se sitúa en los más altos niveles del jazz. En The New York Times, por ejemplo, Maquishti aparece como uno de los 10 mejores discos de jazz de 2021; de hecho, lo sitúa en el cuarto lugar. Ya en 2022, cuando apareció su segundo álbum, More Touch, en National Public Radio (NPR) lo mencionan como uno de los mejores discos de ese año.

Todo mundo se quitaba el sombrero (dirían los sabios de la antigüedad) ante la música de Brennan, y aquí en México a nadie se le ha ocurrido invitarla para que la maestra obsequie con algo de sus quehaceres en vivo.

Le preguntamos cómo había descubierto que hay algo llamado jazz:

Respondió: “Es complicado, porque en Veracruz hay una tradición muy fuerte de música afrocubana, al lado también de música tradicional de marimba, y los dos estilos tienen improvisación, sobre todo el afrocubano. Empecé a conocer a Tito Puente y a Néstor Torres, y de ahí sigues todo el hilito y ‘ah, ésos tocan jazz latino’. Todavía no sabía qué era el jazz, pero sí que estaban improvisando, usando un cierto lenguaje, etcétera”.

–¿Y en qué vena del jazz navega ahora?

–Bueno, le llamo jazz creativo, porque incluye más de un estilo del género; hay influencias de todo, de bebop, de hard bop, de experimental, de jazz contemporáneo, de avant-garde; hay aspectos de jazz latino también. Es difícil ponerlo nada más en un concepto.

–¿Quién le ha dejado un recuerdo especial en su amplio trabajo como sideperson?

–Mi primer mentor fue el baterista John Hollenbeck, una influencia muy grande para mí, y el pianista Vijay Iyer ha sido muy influyente también; él ha cambiado mucho la escena del jazz contemporáneo, y trabajar con él fue muy inspirador para desarrollar una voz única dentro de esta música.

–Su música ha alcanzado una voz propia. ¿Qué elementos la hacen tan particular? ¿Cómo se logra un sonido original?

–creo que mi música es una reflexión de mi trayectoria, ya que refleja influencias de todas mis experiencias musicales. Gradualmente he tratado de encontrar denominadores comunes dentro de todas esas prácticas musicales y crear un lenguaje universal de improvisación. Siento que este proceso es infinito, que en cuanto los años pasan, el lenguaje se desarrolla y continúa su transformación. Sin embargo, los denominadores comunes son los mismos.

Empezando apenas 2024, Brennan está en busca de un septeto idóneo para montar sus nuevas composiciones y grabar un tercer álbum como líder de proyecto. Ojalá que algún hacedor de ciclos y festivales en México tenga la amabilidad de invitarla para poder disfrutar de su música en vivo.

Salud.

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