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¿La fiesta en paz?

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▲ El arte taurino tampoco es prioridad para la empresa de la Plaza México; las fotografías convencionales, sí.Foto óleo de Antonio Rodríguez

I

nteresante el estalinismo taurino provocado por el poder económico del monopolio, y si bien algunos entrevistados no tenían inconveniente en dar su nombre, la mayoría solicitó el anonimato para hablar con más libertad.

Una diseñadora gráfica: Los carteles, en su mayoría, están hechos al aventón, sin tomar en cuenta al aficionado ni la grave crisis que enfrenta la fiesta, a la que le urgen otros niveles de propuestas, más los nuevos precios son para que el grueso de la gente no acuda; siguen sin tener conciencia del significado de la tradición taurina en México. Es un serial poco serio, por decir lo menos.

Un importador: Es increíble que una plaza del tamaño de la México cobre lo mismo que un coso de 2 mil localidades. ¿De qué se trata? ¿De que la gente no vaya o de que sólo asistan los pudientes? ¿Un escenario elitista de 42 mil localidades? En lugar de abaratar las entradas con carteles atractivos y publicidad llamativa para comprobar las ganas del público por volver a ver toros, suben los precios sin ningún control de las autoridades.

Un ganadero experimentado: “No me parece un serial a favor de la fiesta sino contra la economía del público, y unos carteles que para nada justifican esos aumentos de las entradas. De cierto populismo pasaron al elitismo, gracias a la alcaldía Benito Juárez, y así no puede ser y además es imposible, como dijo El Guerra, o como dice una canción: es posible pero no tiene caso. Insisten en no abrir el abanico a ganaderías más encastadas, con bravura exigente y emocionante, y a nuevos toreros con algo que decir. El caballito me resulta ventajoso y tedioso y los carteles rematados, escasos, como el bolsillo”.

Una sicoterapeuta: ¿Qué podíamos esperar de esta empresa? Su incultura y su falta de empatía con quienes posibilitan su negocio las traen en el ADN. Traicionan a la fiesta y a la inteligencia y a una mínima visión empresarial. No tengo ninguna expectativa del serial y con esos aumentos de precios, menos, salvo la tarde de José Mauricio, Emilio de Justo y Diego San Román con reses de Pozohondo. Ojalá Valadez y Fonseca nos sorprendan. Ah, y sigue el maltrato a las mujeres toreras.

Un voceador: Tenía la esperanza de regresar a mi querida Plaza México, a la que he asistido por casi 50 años, más por recuerdos añejos que por triunfos recientes, pero con estas combinaciones de toros y toreros y el alza injustificada de precios, me abstendré de hacer corajes taurinos y económicos. Cómo me hubiera gustado que a la corrida de aniversario fueran Valadez, San Román y Fonseca con La Joya.

Un maestro universitario: Es ingenuo que unos cuantos exijan a la empresa ganado y alternantes que emocionen. Hace años se olvidó ese concepto de tauromaquia. En su ignorancia y simpleza, el público acepta o rechaza carteles sin mayor conocimiento, acostumbrado por años a lo que la empresa decida y ofrezca, y como ésta no resiente las bajas entradas seguirá haciendo lo que le venga en gana. Esta falta de comunicación y capacitación taurina de la gente es lo que acabará con la fiesta, junto con empresas abusivas y cortas de visión. ¿Las autoridades de la alcaldía?, pues con su cartel taurino, ¿no?.

Una publicista: “Era una oportunidad de oro para hacer repuntar la imagen de la fiesta y de la Plaza México, pero no hubo estrategia mediática alguna sino ratonería en el anuncio del serial y nada de arte taurino, sólo otra foto más. ¿Dónde tienen la cabeza estos señores? Y esos precios, ¡qué desvergüenza! Es que no hay quién proteja al público de toros.

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