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Racismo y discriminación dificultan la presencia de mujeres indígenas en la ciencia

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Racismo y discriminación dificultan la presencia de mujeres indígenas en la ciencia

Eirinet Gómez

 

Periódico La Jornada
Martes 5 de marzo de 2024, p. 5

Racismo, pobreza, desaparición de lenguas y desplazamiento son cuatro factores que dificultan la presencia de indígenas en la ciencia en México. El panorama se complica todavía más para las mujeres, que además de la discriminación racial deben enfrentar la de género, consideran investigadoras indígenas.

Nuestra presencia en la ciencia en México es mínima, lo que obedece a una cadena de factores. Por ejemplo, en nuestras comunidades no hay centros para estudiar, quien desea hacerlo tiene que salir de sus lugares de origen; otro reto es la pobreza, si no es con becas, los indígenas no pueden estudiar, explicó Lilian Dolores Chel Guerrero, doctora en ciencias de los alimentos y biotecnología por el Instituto Tecnológico de Mérida y presidenta de la Red de Mujeres Indígenas en la Ciencia AC (Redmic).

Con ella coincidió María del Rosario Reyes Santiago, mixteca y posdoctorante del Instituto Politécnico Nacional, Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Regional Integral unidad Oaxaca, quien indicó que el panorama es más difícil para las indígenas, que deberán enfrentar un gran desafío si quieren ser científicas.

“Las indígenas que deseen estudiar deben tener una convicción muy firme, porque tendrán que remar contra corriente, contra su familia y la comunidad. Frases hechas, como ‘este es trabajo para hombres, ustedes tienen que estar en la casa’, serán algo que escucharán con frecuencia”, agregó.

Las discriminaciones múltiples por ser mujer, tener un hijo, ser indígena, ser pobre, pertenecer a una comunidad rural, están presentes. Tenemos una estudiante que está haciendo una investigación al respecto, y lo que quiere proponer es que la universidad tenga protocolos para que ellas puedan seguir estudiando y no tengan que darse de baja, agregó Shantal Meseguer Galván, académica de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI).

Aunque no hay un censo oficial que registre la presencia de indígenas en la ciencia, los detalles de su distribución por área de conocimiento, o el puesto que ocupan en la investigación y la academia, hay algunas estadísticas oficiales que secundan las palabras de Chel Guerrero, Reyes Santiago y Meseguer Galván.

Por ejemplo, el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) advierte que las comunidades indígenas enfrentan una pobreza multidimensional, es decir, un rezago significativo en los servicios de salud, vivienda, alimentación y educación.

Desigualdad en las escuelas

Otro dato proviene de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis), la cual indica que entre los los principales ámbitos en los que los indígenas enfrentan desigualdad se encuentran las escuelas. Y un indicador más advierte que las universidades y centros de investigación están en las grandes ciudades, lejos de comunidades indígenas.

▲ Chel Guerrero y Shantal Meseguer destacaron que una de las situaciones graves es que cuando se logra vencer los obstáculos, no cuentan con espacios para ejercer.Foto cortesía de las investigadoras

Las investigadoras destacaron que a pesar de que en los años recientes se han creado universidades interculturales, así como el desarrollo de programas y becas específicas para este sector de la población, las tres investigadoras coinciden en que las dificultades para que indígenas se involucren en la ciencia prevalecen.

Chel Guerrero, maya de la península de Yucatán, señaló que lo más grave es que cuando los indígenas vencen todos los obstáculos y se insertan en la ciencia, luego no cuentan con espacios para ejercer sus conocimientos.

Expuso que en 2018 fue parte del Programa Estancias Posdoctorales para Mujeres Mexicanas Indígenas en Ciencia, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas, operado por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y financiado por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo, de Canadá, y por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías.

De las 12 que integramos ese proyecto, sólo dos tienen trabajo, son maestras con un salario muy bajo para el nivel de estudios que tienen; el resto estamos en una estancia posdoctoral, sin empleo, afirmó Chel Guerrero, quien consideró que hacen falta centros de investigación en los que puedan aplicar sus conocimientos.

Meseguer Galván señaló: el conocimiento tradicional no se tiene que llamar ciencia ni creo que lo persiga, más bien la ciencia tiene que reconocer que hay otras formas de conocimiento. Ahora hablamos de la diversidad epistémica, en la que se plantea que aprendemos y generamos conocimiento de distintas maneras, y los conocimientos tienen ámbitos y funciones distintas.

Añadió que en muchas ocasiones, al conocimiento tradicional no se le quiere decir científico porque no tiene la sistematicidad, pero al final se trata de un conocimiento que los pueblos indígenas ya poseían… Y así hay muchas cosas en la medicina, la agricultura y la cocina.

Sostuvo que la ciencia busca ser universal y proviene de un método muy cuidado, mientras el conocimiento tradicional de un contexto específico que busca resolver problemas inmediatos locales.

En las comunidades indígenas hay mucho conocimiento; por ejemplo, las plantas medicinales. Se trata de un saber de las comunidades indígenas, que la ciencia toma, traduce, los publica en inglés, hace las patentes y luego nos los vende.

Meseguer agregó que el problema de la ciencia es que a todo lo que no es generado bajo su método, no le da valor y no lo reconoce. Muchas comunidades indígenas hacen ciencia y claro que generan conocimiento, pero no se les reconoce.

Destacó que en la actualidad ya se ha comenzado a cuestionar el extractivismo y la biopiratería que predomina en la publicación de conocimientos científicos, que tienen como base el saber tradicional de pueblos indígenas.

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